«Es difícil describir, cómo empecé a quererte.
Los recuerdos recrean una primera mirada, o tal vez un casual saludo, un lindo recuerdo que se quedó en mi mente, de una noche jovial.
Me trasportaste a otra dimensión, a esa de donde hoy quiero escapar.
Divago en la distancia, en el silencio, en los segundos que circulan por un reloj de arena, dibujado en mi pensamiento.
Te recordaré como aquel cuadro de la mujer desnuda que prendes en tu sala y flaquea de apoco,
Te recordaré dejando la parte alegre del relato, que con el paso de tiempo se convierte en una pesadilla sin querer.
El corazón te dibuja y suspiro con un lápiz de crayón,
Ahora no puedo borrarte, te quedaste ahí.
Me alegro que no te conviertas en cicatriz, solo una fea mancha, con la diferencia es que no quiero quitarme el vestido que manchaste.»
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