Creo en el viento que empuja un suspiro, porque sabe que en algún momento necesitaré ese aire cuando me falte.
Creo en la verdad cuando le das cobijo a mi pesar, sin importar los miedos que me gobiernen.
Creo en la noche después de la tormenta, ahora ya no estallan por aquí invisibles copas de cristal.
Después del infierno llega la calma en tu piel, es probable que en eso crea, y no en el desvelo.
Creo mirar hacia adelante, pero cuando percibo la realidad entiendo que no es verdad lo que veo.
Creo en los susurros del tiempo y la razón, pero nada paraliza la desconfianza que lleva mi sombra.
Creo en los rigores que nos aquejan, pero también creo que siempre hay una puerta de salida.
Creo tener la respuesta a tu pregunta, pero despierto al entender que deliro más de lo que me dedico a vivir.
Creo soportar lo suficiente en esta vida, sin embargo mire a través de los sueños y no soy tan fuerte.
Creo imaginar un ocaso donde solo exista tu voz, y así entrar en el mundo que pasea tu aroma.
Creo fallecer y volver a nacer actuando de la manera en que lo hago, no hay rastros del miedo en el pasado.
Tirare de esta cuerda hasta más no poder, no buscaré en la magia de tus ideas lo que quieras que crea.
Creo en la fantasía y en la realidad, vuelo de aquí hasta tu corazón, y solo me alcanza con escribirlo.
Creo en volver a besar tus lágrimas otra vez, y de cada pensamiento apresar algo que me encante de vos.
Creo que guardo mentiras bajo mi apariencia, pero no dudo en que todos titubeamos al menos una vez en la vida.
Creo en tus voraces palabras que hacen mal, ejercen mucho poder a veces sobre mí ser.
Creo que no creo lo que muchas veces digo, igualmente encuentro un poco de verdad en cada rosa que canto.
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