Capítulo I INNATA

Se supone que cada persona es única e inigualable tal vez en las huellas digitales o fonéticamente hablando, aunque existen diferentes tipos de personas en el mundo con rasgos y personalidades muy distintas siempre habrá algún rasgo que sea característico entre ellos por lo cual esta proposición simplemente no aplica. Entonces ¿Qué es lo que verdaderamente nos distinguen unos a otros?

Ahora vamos con la segunda proposición dicen que: “Cada quien nace con un don”, pero la verdad es que no todos nacemos con habilidades únicas e irrepetibles, hay otras personas que comparten dones en común, pero ¿Qué hay de aquellas personas que no tiene ningún don en especial? ¿Cómo encajaría en la sociedad? Me pregunto. ¿Qué hay de aquellas personas que no son bellas y ni talentosas? Que no tienen nada que los distinga de los demás, ni nada que pueda compartir con los demás. Bueno, creo que eso es ser único, lamentablemente eso no pensó el Dr. Harrison cuando nos sometió a mi hermana y a mí a un experimento peligroso.

En mi mundo todos poseen dones, talentos u cualidades que nos unifican. Eso no significa que estuviésemos divididos por sectores o mucho menos, por ejemplo: todos asistíamos al mismo colegio, pero una vez que terminabas la educación media entrabas al programa SACFI, que es un sistema computarizado con inteligencia artificial que determinaba todo acerca de ti. Entraba en tus pensamientos, conocía tus emociones, como una cinta métrica media cada ángulo de tu cuerpo.

Es así  como los decisores, sabían con ímpetu donde pertenecías, a que escuela te formarías para llegar a ser un ente digno de la sociedad, ese es su lema, pero solo los de grandes talentos, únicos e inigualables, fascinantes e irrepetibles asistían a la escuela de superdotados que estaba muy bien financiado por el gobierno actual, así que es muy importante poseer un talento único e inigualable.

Mi padre, el Señor Eduardo Vallés era uno de los legionarios superdotados más conmemorables poseía un intelecto único y sus conocimientos en el campo tecnológico y científico convirtieron a Ursa en uno de los planetas más avanzados. Ante su retiro se casó con una joven de nombre Johanna Valenzuela. Ella no poseía muchos dones, pero si el don más maravilloso, el del amor. Mi madre tuvo que sacrificarse para concebirnos a mi hermana melliza y a mí.

En la ciudad nos conocían como las hermanas Valenzuela. Mi hermana y yo somos mellizas y nacimos con rasgos muy distintos. Alicia nació con el cabello dorado con ojos color café y facciones perfectas, no hay ningún tipo de imperfección en ella, así que mi hermana nació con el don de la belleza única, inteligencia 500 puntos encima del promedio normal y con muchas otras habilidades en conjunto. En cuanto a mí, Venus, nací con el cabello color negro azabache y ojos de color grises, una piel blanca y suave, pero también muy delicada.

Al contrario de mi hermana, mi sistema inmunológico es muy frágil, así que me enfermaba muy a menudo. El amigo de mi padre, el Dr. Harrison creó una capsula especial que me protegía de cualquier virus. El Señor. Harrison pasaba días y noches evaluándome, conforme fui creciendo comenzó a darse cuenta que no poseía ningún don que me hiciera sobresalir de los demás, es decir, no era ni fea ni bella, no poseía ningún talento natural y lo más extraño es que no tenía alguna cualidad que pudiese definirme o identificarme con alguna persona.

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