Alguna vez te has preguntado
¿Porque el azul del cielo es tan hipnotizante?
Profundo, limpio.
Ninguna oveja lanuda lo mancha (a ciertas horas del día y ciertos días)
Bellísimo.
¿Porque me aterra tanto?
Si tu rango visual fuera de solo 30º hacia el frente podrías perderte ante él.
Pero mi rango es completo y le temo.
Me aterra.
Le tengo miedo a algo que me regala mucha paz.
Cuando me acompañaba el batallón de soldados verdes que me sostienen por la espalda es imposible temerle.
Incluso parece como si el inmenso e hipnotizante me abrasase y me arrullara al mismo tiempo que el astro rey me canta una cálida y dulce melodía.
¡Es un tramposo, cobarde e imitador!
Egoísta.
¿Cómo puede darse el lujo, tomarse el atrevimiento de juntarse con el océano?
El océano que le es fiel a su reflejo. No a él.
¿Qué mierda hace presumiendo a sus ovejas lanudas coloreadas en tonos pastel?
Haciéndolas bailar en un sin fin de calidez y armonía.
Y aun así. Sigue presumiendo aun cuando el astro rey se cansa de ser el moderador entre estos…
Y aún este patán resalta sus tonos más oscuros adornados con lentejuelas brillantes.
Parece que irá a un baile de gala
y él es más que el anfitrión.
Humilde, sencillo y sin presunción alguna, el señor océano le regala una vez más su reflejo.
Para que se dé cuenta que está solo.
Que no tiene a nadie más.
Una gran lección para el presumido.
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