I
Erguido medallón bruñido en plata,
tornas la oscura noche a iluminada,
bello halo de luz en la madrugada:
¡Musa poética de las serenatas!
II
Descubres en azules nuestras huellas,
pese a estar algo creciente o menguada,
en fase nueva, luces apagada,
sembrando el firmamento de estrellas.
III
Siendo llena, al zenit de tu resplandor,
cuesta diferenciar la noche del día,
y menguas la sombra del trasnochador.
IV
Aun si tu tránsito es de amanecida,
destacas, al ser espejo del Sol,
el horizonte, es tu final: ¡te eclipsa!
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