Con sus frágiles alas vuelan los sueños y corren presurosos, en vano trato de alcanzarlos, ellos se esconden.Las ideas flotan en el aire, pero estallan como pompas de jabón, mucho antes de que pueda atraparlas. Mis esperanzas se agotan, sediento está mi espíritu, sediento de no lograr nada. Corro sin moverme del lugar, mis piernas están paralizadas. Mis manos ya se adormecen frente a tanta adversidad. Estos son mis días grises, esos que no me conducen a ninguna parte, pero … de repente, aparece un nuevo amanecer, nuevos horizontes, luces blancas que me guían, me iluminan y calman mi agonía. En esos días, todo se vuelve placentero, el aire que es más puro y más fresco, oxigena y purifica hasta mi última célula, y entonces, el milagro se produce, aquello que se adormecía dentro mío, finalmente se despierta y una fuerza me agiganta. Mi energía resucita y recobra sus fuerzas , recorre mi cuerpo y mi mente alimentándolos de palabras, frases, ideas e ilusiones. Todo se vuelve colorido, dentro mío nuevamente brilla el sol, las nubes grises ya no están, mi cielo es puro y azul , y si hay nubes, son blancas y hermosas, si llueve, la lluvia es caricia, si sopla el viento es un remanso y si el frío vuelve, es mi amigo. Es así, simple y claro, cuando hay inspiración, el espíritu baila de regocijo, nuestro interior es una fiesta y el alma está feliz.

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