Me dueles un tanto, pero ya no tanto, tristemente te has vuelto un adiós que entre penas es un alivio.

Ante este minuto muerto y de los que desfilan fúnebres ante el rigor de la madrugada, se desmorona un alma abrumada.

Será este viejo hábito de esperar a que sea diferente, cuando ya el mañana a aceptado los presagios del presente.

Te vi en dos lugares distintos, en un sueño vívido de varias vidas. Uno en un valle lleno de besos e incertidumbre y el otro en el mar más vil de los engaños.

Tendría que ser el encierro la musa para las letras de un ingenuo un tanto perdido, delirante hablando de amores y de olvido.

De lo que es bueno y no correcto, y de lo correcto no tan bueno, de quitar de los instintos el freno y dejar derramar los pensamientos de alegría y miedo.

Me dueles un tanto, y me destrozo el resto.

La mente acaricia tiernamente al dudoso y el silencio le mira receloso.

Me dueles un tanto, pero ya no tanto.

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