No todas las historias tienen final feliz

No todas las historias tienen final feliz

Paz Agüero

06/05/2017

Esta es la historia de Paula y Andrés. Una historia de deseo (y obsesión) que no tiene final feliz. No todas las historias tienen final feliz.

Paula tenía 19 años. Era una joven rebelde, decidida y linda, muy linda. Ella sabía que con su belleza y el poder de su maravillosa mirada podía conseguir «casi» todo lo que quería. Estaba terminando la secundaria a la noche porque había repetido dos veces, iba a clases de danza contemporánea y tenía dos o tres chicos a los cuales veía cada tanto.

Andrés tenía 32 años. Era independiente, vivía solo, tenía un auto espectacular y todos los brazos tatuados. También tenía un buen trabajo en una fábrica en donde le pidieron que termine el secundario así podrían renovarle el contrato. De otra manera, sería echado de su puesto. Fue así como se anotó en la escuela nocturna y conoció a Paula.

Paula y Andrés no iban al mismo curso pero él la había visto a ella desde el primer día de clases. Y ella se había dado cuenta pero no le daba importancia. Al salir de clase, él pasaba con su auto por donde ella tomaba el colectivo que la dejaba en su casa sólo para verla. Pero ella no lo notaba. Hasta que un día, Andrés vio que el colectivo que Paula tomaba decidió no pararle, entonces juntó coraje y la encaró: -¿te llevo? Es tarde para que andes sola en la calle-. -No, gracias. Ya debe estar por venir el otro colectivo- le respondió ella. -Dale, no te voy a hacer nada, nos vemos todos los días- insistió el, abriéndo desde adentro la puerta del acompañante. Paula lo dudó unos segundos pero no pudo negarse a subir al brillante auto negro que la estaba esperando. «¿Qué dirían sus amigas cuando les cuente?» pensaba ella por dentro. Paula le indicó a Andrés dónde era su casa.

Después de andar unas diez cuadras, Andrés bajó la ventanilla y encendió un cigarrillo. A la segunda pitada, Paula le saca el cigarrillo de la boca a Andrés rozándole sus labios y llevándoselo a los suyos, a lo que él respondió acariciándole su rodilla descubierta. Esa noche, Paula no volvió a su casa.

La siguiente noche tampoco. Ni la otra. Ni la otra.

Paula fue violada y golpeada hasta dejarla sin vida. La encontraron en un terreno abandonado cerca de la casa de Andrés. De él nunca más se supo nada.

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