¿Por qué será que al partir
nos da por recordar
todo aquello que nunca antes
quisimos volver a mirar?
¿Será una forma de tratar
de mantenernos donde estamos?
O, ¿Será una forma, quizás,
de ayudarnos a marchar?
Aprovecha la memoria
de vaciar en tu presente
ese contenido que ha permanecido ausente,
fuera de tu consciente.
Y llegan de nuevo la alegría,
la rabia y el dolor,
la decepción y la euforia,
la depresión y el amor.
Revives lo vivido,
lamentas cualquier error,
y corres a cerrar esa puerta,
para evitar revivir lo peor.
Si eres lo suficientemente fuerte,
tomarás las maletas sin mirar atrás.
Si tu memoria gana el asalto,
las desharás y no te marcharás.
Mi memoria, por su parte
no ha dejado de intentar
sin embargo, mis maletas
cerradas y listas están
para marcharme, llegado el momento,
dejando de lado todo lo demás.
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