Imposible, te quiero.

Quiero besarte en medio de la calle, quiero salir por un café, sentarnos en una plaza y hablar por horas y horas de lo que quieras, quiero ayudarte a escoger tus corbatas por la mañana, quiero estar ahí para ti.

Quiero que almorcemos juntos en una cafetería, y que todo mundo se de cuenta de la buena pareja que haríamos, quiero leer tus libros favoritos, quiero que tu leas los míos, quiero que cantemos canciones en el carro, que bailes aunque no puedas, que me riñas y te rías de mis chistes, te quiero querer bien y bonito.

Te lo juro, y sabes que es verdad, que hubiera dado todo lo que tengo y hasta lo que no, sólo, solamente por haberte conocido un poco antes, porque nuestro tiempo hubiera sido correcto, me hubiera encantado despertar a tu lado y tener peleas hasta por el cereal, ayudarte en tu trabajo, y darte esos abrazos, esos, que siento que me llenan el alma, y yo sé que en el fondo a ti también.

Cuando me sonríes, y se te hace ese hueco en la mejía, ahí, en ese lugar podría vivir para siempre, pero, la triste realidad es otra, y no sé que hacer porque nunca podré estar contigo, y lo tengo que aceptar.

Hay cosas que desean con todo el corazón, con una intensidad que envidiarían los vientos, pero tristemente, no estas destinadas hacer, y por mucho que rechace al destino y sus caminos, hoy me encontré en la encrucijada que sí, que nosotros, no somos ni seremos, y me duele, y me dueles, porque tú, y tus cafés, tus corbatas, tus estilográficas, tus papeles, tu sonrisa, tus abrazos y tus concejos jamás serán para mi, porque es imposible, nosotros somos imposibles.

En otra vida, si nos volvemos a encontrar, que sé que nos encontraremos y nos reconoceremos, ojalá esa vez, nuestro tiempo si sea el correcto y me vuelvas a invitar a un helado, que sabes que sin pensarlo aceptare.