Camino despacio y atenta, escucho el canto de las aves a mi alrededor, entre las nubes se filtran tímidos los rayos de un sol apenas tibio, las hojas secas caen y vuelan, bailan una danza maravillosa que me admira y me concentra, todo un esplendor dorado, marrón y amarillento envuelve y transforma las cosas, mis pasos me llevan por caminos desconocidos y familiares al mismo tiempo, el paisaje está cambiando, el aire se vuelve tibio… y frío, cada vez más frío. Sensación placentera, mis ojos se deslumbran ante tanta belleza. El oro del sol inundó la ciudad, cada rincón quedó embrujado y bello, asombrosamente bello, el otoño comienza a reinar y se adueña de todo afortunadamente.

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