-No sé en que momento me convertí en ésto que ves ahora, pero quiero dejar de repetirlo, no quiero agobiarte y que huyas de mí. -dijo otra vez-
Llevaba repitiendo constante la misma frase desde el primer día en el que le conocí, pero sorprendentemente no me agobiaba que la repetiera tanto.
-No me agobias -dije-
Yo solo le escuchaba, llevaba escuchandole desde hacia meses. Aquel hombre desprendía además de peste a alcohol un aura de tristeza y rendición absoluta.
No voy a negar que al principio le temía pero poco a poco el temor fue desapareciendo y la compasión e incluso la ternura ocuparon su lugar.
No sabía como aconsejarle, como decirle a aquel pobre hombre la fórmula mágica para acabar con sus problemas, porque de verdad quería que sus problemas acabaran. No para deshacerme de él, simplemente quería que acabaran.
Recuerdo que la tercera vez que mantuvimos una conversación o al menos un intento de ésta, ya que el hecho de que estuviera siempre borracho y además solo hablara inglés complicaba mucho más las cosa, me contó que sentía tristeza siempre que la gente huía de él. Soy un borracho no un monstruo repetía. Sentía que no lo repetía para que yo no le viera como tal, lo repetía para no sentirse así cada vez que alguien le miraba con desprecio y asco.
Siempre sentí algo parecido a ternura cada vez que me preguntaba ¿Qué tal tu día? ¿Cómo llevas el trabajo?, ¿No estás muy cansada?. Una persona que apenas me conocía y que debería preocuparse más por superar su alcoholismo, se preocupaba por mí de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio más que una charla a media noche que le permitiera poder dormir en paz,en cualquier rincón del centro de la ciudad.
Al poco tiempo de mantener largas conversaciones entendí que él no pedía, como yo pensaba, una formula mágica para dejar de ser alcocholico. La mayoría de ellos piensan y piden dejar de serlo para recuperar a su familía y amigos, él solo pedía la fuerza para poder sobrellevar el estar días sin beber y no caer en la tentanción, no pedía recuperar a su familía, pedia recuperarse a si mismo.
-¿De que me sirve recuperar a mi família si en el fondo yo seguiré hecho mierda? Ésas fueron sus palabras y tenía absoluta razón. No es que no quisiera a su família es solo que sabía que era algo efímero, algo que volvería a perder si él por dentro no estaba recuperado.
LLevo vagando por las calles desde hace dos años, solo necesitaba alguien que me escuchara, alguien a quién explicarle que no eliges ser alcoholico que no es facil salir de esta adicción, que un día estás en un bar tomando una cerveza para olvidarte un poco del caos que hay en tu vida y de repente ves tu reflejo en el cristal de una tienda y no te reconoces . No entiendes como ni cuando pasaste de beberte una cerveza para escapar a reflejarte en la calle y no reconocerte. Darte cuenta de que te has quedado atrapado en lo que una vez fue tu escape.
Solo necesitaba un poco de paz y esa paz la encontre con nuestras charlas. Cada noche después de ellas me voy más tranquilo, con más ganas de intentarlo, porque aunque me siga sintiendo como una mierda, haces que no me sienta solo.
La última vez que le vi, me dio uno de esos abrazos que hacen que se te estremesca todo el cuerpo, por el simple hecho de sentir que esa persona llevaba esparando ser correspondido con uno igual desde hace muchísimo tiempo, uno de esos abrazos que nunca se olvidan.
LLeva dos meses sin pasar por mi lugar de trabajo, he buscado por la zonas en las que solía melodiar, he preguntado a gente con la que solía andar, pero nadie sabe nada de él ni si quiera sé su nombre para poder buscarle.
Querido hombre alcholico, si algún día por casualidad lees éste texto que sepas que me insperé en tí, eres el tipo de persona al que le temía, al que todos temen, pero que con cada noche de charla me ha enseñado que las mejores personas se esconden en los lugares más oscuro.
Espero volver a verte algún día y que me cuentes como pudiste escapar de aquello que uan vez fue tú escape.
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