Que bonito es querer mucho y bien.
Echar de menos cada día un poquito más y recordar cada uno de los días a su lado.
Darte cuenta de que el mejor café del mundo no es el que probaste en aquella cafetería vintage de Madrid, sino el que él te prepara. Cerrar los ojos, pensar en él y casi sentir sus manos recorriendo delicadamente cada esquina de tu cuerpo.
Que bonito es querer mucho y bien.
Darte cuenta de que en esta cuarentena lo único que te falta tiene nombre y apellidos. Hacer un millón de planes a corto plazo pero sin indicar un día exacto, porque qué sé yo cuánto va a durar esto. Ver como cada día que pasa le quieres más aunque le veas menos.
Que bonito es querer mucho y bien.
Despertar cada mañana sin tenerle pero feliz porque cuando pase todo esto estará. Concertar citas por videollamada que terminan a las tantas y darte cuenta de que lo estáis haciendo bien. Muy bien.
Que bonito es querer mucho y bien. Que bonito es echar de menos también.
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