A la Limpiadora la gustaba entretener las noches en aquel bar, exhibía con gracia su madurez acomodada, una sonrisa despreocupada y los ojos llenos de soledad. El Cantero observaba, seguro de conseguir su objetivo, era perfecta para calmar las miserias que embargan su vida, no fue difícil cruzar sus miradas y empezar a caminar juntos.
El Cantero se convirtió en el Príncipe de sus cuentos, pero su esfuerzo era recompensado demasiado lento, le parecio perfecta aquella tarde calida de sabado para q su objetivo se viera cumplido, pero su impaciencia le llevó a demostrar su mayor miseria y solo consiguió llenar de miedo los ojos de la limpiadora.
Aquel 23 de abril no esperaba en su vida nada novedoso, pero no por casualidad vio la foto de la limpiadora en la plaza mayor, llevaba 3 rosas y 3 libros, solo para sus seres queridos una de ellas para si misma.- sabia q nadie la regalaría un libro y una rosa aunque la hubiera gustado.- sus ojos escondidos bajo las gafas, la sonrisa tranquila de quien tiene la conciencia en paz, entonces el Cantero busco en el cajón de sus recuerdos, allí estaba, una rosa, un libro y la esperanza sellada con carmín, comprendió entonces que había equivocado sus miserias y las riquezas de la limpiadora, se dio cuenta de que no había tesoro en el mundo para llenar el vacío que la limpiadora dejo en su corazón.
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