Recopilación de un amor

Recopilación de un amor

Jessica Díaz

24/03/2020

Así empezó todo (según yo lo recuerdo):

Lo que queda…

“¿Y qué hizo? ¿Te agarró, te hizo suya con tu consentimiento un par de veces y luego te diste cuenta que no eras la única?

¡Bienvenida al mundo!”

…Te miro sentado en el borde de la cama después de hacerlo, desnudo, sonriendo. Sonriendo. Y quisiera decir te amo. Quisiera embriagarme con tu olor. Quisiera sentir tu tacto, estremecer y perder al mundo. Pero solo te sonrío también. Las sábanas húmedas, un condón desechado y dos amantes que no se aman.

Te miro. En tus ojos profundos veo deseo y en tu sonrisa perversa veo amor. Pero no sé qué refleja mi rostro, porque mientras me penetras solo quiero gritar te amo, pero a los once minutos, el amor ya no sé qué significa…

…Hace mucho tiempo que no puedo dormir sola, así que no lo hago, muchas noches no duermo, otras veces busco compañía, sin importar quién o lo que tenga que costar.

Dos meses después.

«Quiero sentirme segura. Por una vez en mi vida. Una vez para atreverme, para reírme, para no pensar. No tener miedo, no desconfiar, y cada vez que me pregunto ¡cuándo me volví esto! Esta niña temerosa recargada en la pared sin poder dormir, me doy cuenta de todo lo que he vivido. Miro a mis padres peleando y lanzándose objetos, me miro corriendo a abrazar a mi hermana para que no llore. Me recuerdo sin poder hablar por qué no quería ser una carga más, tratando de hacer feliz a todos, aunque yo no lo fuera. Recuerdo a la primera persona que me dijo -Me gusta cómo eres- y las lágrimas que brotaron, y también lo recuerdo diciéndome -No vales nada-. Me miro llorando sin poder respirar pensando que no tenía nada, sintiéndome basura. Y luego te miro a ti, sentado diciéndome -Atrévete-, así que no pensé, solo me atreví.»

Cuando más te amaba y el mundo no me importaba

Ayer por la noche: Mientras llovía mis pezones se tensaban y mis pies se reposaban sobre tus hombros, tu rostro entre mis piernas, sin importarnos el agua que caía, ni el frío que hacía. Porque estábamos juntos, saboreándonos, amándonos, calientes. Por que mientras hacíamos el amor tú te sumergías más entre las sábanas y yo te besaba por completo. Y me abrazabas, me abrazabas como si fuera la cosa (o la persona) más especial de la tierra. Y entre penumbras te buscaba, te encontraba, te sentía. Y al besarte y al reír antes de hacerlo, juntos, porque dos cucharadas de cal y una de azúcar (¿o de arena?) distrajeron nuestras mentes, porque hacernos cosquillas se volvía nuestra perdición, por que al decir algo gracioso no podíamos detenernos, y somos nosotros, viviéndonos, disfrutándonos, saboreándonos también. Y mi __________(inserte nombre de su preferencia), porque son míos (mientras duren) tus besos, tus caricias, algunas sonrisas y esa forma de mirar, que me derrite, que aunque tus palabras no lo digan a cada minuto, tus ojos si lo hacen y dicen cuanto me amas, y dicen lo importante que soy y dicen, dicen cosas que las palabras no podrían. Y querré disfrutarte así, con tus sueños, con tus metas, y te apoyaré y te pensaré, te soñaré cuando mi cuerpo te extrañe, te confiaré mis miedos y mis alegrías. Y esperaré, te esperaré, iré a tu paso, iré a mi paso. Cada uno, compartiendo, siendo nosotros y así, estando juntos. Te amo.

Después de eso, dos semanas me escribiste -Eres la mejor historia que podría contar-, dos días después me mandaste chocolates y una carta que al finalizar decía -Quisiera que mis brazos fueran tan largos para que llegaran a abrazarte- y dos días después, en una central de camiones me llegó el mensaje mas desgarrador que había leído, y después la llamada mas devastadora que había escuchado, y al final las siete horas en autobús mas largas que había experimentado, y así comenzaba lo que sería el año donde mi corazón se fue deshaciendo…

Aquí inicia la recopilación de los textos en donde los cielos solo hablaban de ti.

Un mes después de terminar.

Y esto duele, un dolor silencioso, que te (me) come por dentro. Dicen que lo peor de morirte de amor es que no te mueres. Así que aquí estoy, viva, con tus recuerdos. Con lo que queda de ti en mí, con tus besos, con todos tus defectos que aprendí a amar. Con tus abrazos eternos y todas las líneas que escribí por ti. Con las horas que dormimos juntos, abrazados, buscándonos durante la noche, alejándonos y juntándonos. Con cada comida que preparé por ti y cada vez que cocinaste para mí, y con esta parte de mi que no te deja ir, que abraza los recuerdos, lo bien que se sentía estar juntos. Porque quería que fuese eterno. Por cada vez que llegabas en tu bicicleta roja a darme un beso, y yo te esperaba, y yo te amaba. Y cada vez que te dormías en mis brazos, en el sillón café, cada película que vimos juntos y todas aquellas que no. Por todo el esfuerzo que puse para estar contigo, luchando conmigo misma. Por las veces que pedaleabas conmigo en tu espalda y los juegos de mesa, y mis llantos y mis risas. Por cada vez que nos bañamos juntos y después hacíamos el amor, por todo eso que fue y que no será más. Por eso escribo hoy. Por qué sé que no me extrañas, por que quizá ni me piensas, por que tu lo dijiste mientras rasgabas mi corazón “nada volverá a ser como antes” y esas palabras me destrozan día con día. Hoy le escribo a tu recuerdo por haber sido mas de lo que esperaba, por la primera vez que dormimos juntos, por los chocolates que me diste, las gomitas y el amor. Por las palabras que decías y que me enfurecían. Por cada vez que no estábamos de acuerdo, por aprender a amarme a pesar de todo, por qué así son las cosas. No se lo que es el amor, pero se lo que es verte sonreír con un lindo día, o mejor, cuando te escuchaba decir que lo mas bueno del día era estar conmigo, se lo que es querer hacer un pastel perfecto para que me abraces, se lo que es que pusieras música cursi para bailar conmigo, se lo que fue soñar a tu lado y en verdad creer que nunca se acabaría, se lo que es olerte y desearte. Sé lo que fue haber querido más. Y también sé que nadie me entiende, ni siquiera tú. Y aunque en mi mente quedan vacíos y faltaron explicaciones para un repentino final, no me queda mas que aceptarlo, aceptar que no me quieres mas, aceptar que para ti el final siempre estuvo ahí, entre nosotros, cuando yo cerraba los ojos y te imaginaba años y años a mi lado. Aceptar que no dábamos lo mismo, aunque dimos mucho. Aceptar que no me quieres, aceptar que no me amas. Y siempre siento demasiado, y pienso demasiado y se que una parte de ti amó eso, al menos al principio, es lo que veías en mí, pero otra parte solo lo quería cambiar. Porque creías que eso era lo que me hacia sufrir. Y el sufrimiento es tan relativo. A veces solo vives sin pensar nada, sin mirar a quien lastimas, sin darte cuenta en quien te conviertes, hiriendo a los que están cerca aunque ni siquiera los conozcas, guiándote por lo que oyes, sin entenderlo realmente, lo se, por que así fui, y yo no quiero eso, y no lo quiero más. Y me encuentro en la incertidumbre de lo que pasará mañana, y escucho a todos y no oigo a nadie. Y el recuerdo de todo me consume, me enferma o me alivia, cuando no sabes lo que es estar sano eso da lo mismo y te quiero. Y te amo, en algún momento, en algún instante en el que existí, en el que existimos, nos amamos, espero que hayamos sido al mismo tiempo, aunque sea por menos de un segundo, un aleteo de colibrí o lo que tarda una hoja en caer. Por toda la pizza que comimos juntos te digo esto. Por todo el pan sumergido en café. Por lo que nunca llegó a ser por una decisión segura. Y por la última vez que te despediste de mi, por que aunque no lo dije, y quizá no entiendas a que me refiero, yo desde ese momento supe que lo que sentías por mí se estaba desvaneciendo. Pero prefiero no recordarlo, guardaré de ti nuestra ultima noche juntos. Porque pusiste música para que nadie escuchara nuestro ruido, porque nuestras risas opacaban el deseo, por que quería quedarme ahí a tu lado miles de días más, pero las horas pasan al igual que los segundos, y al igual que ellos nos fuimos esfumando.

Casi un año después de «terminar»

Crónica de un día (o dos).

  • Al despertarme siempre me encuentro entre dos opciones, cuando es indispensable el levantarme a cierta hora o cuando puedo quedarme enredada entre las sábanas más y más, hasta sentirme lista o lo suficientemente hambrienta para moverme. Pero justo hoy me levantó Samantha bruscamente al encender la luz del cuarto mientras soñaba que bailaba en un cabaret, eran las 6:32 de la mañana y debía hacer todo el protocolo de bañarme, desayunar, y tener todo listo antes de partir a la escuela. Aunque si hubiera estado en otro lugar y en otra fecha, digamos hace exactamente una semana en Monterrey, me habría levantado al medio día y con mucha hambre por dos razones; la primera, no tenía absolutamente nada que hacer, la segunda, ese día cruzó un huracán y era recomendable no salir de casa (la excusa perfecta para no sentirte culpable de hacer el amor y ver películas todo el día) pero ni siquiera estaba en mi casa, si no en tu casa, muy hambrientos, bajo la lluvia y con los pies mojados nos dirigimos hacia el restaurante que se encuentra cruzando la calle (ese restaurante nos conoce bien) comimos y un pastel para llevar, para llevar a tu casa, llevarlo, comerlo y disfrutarlo mientras veíamos una serie que ambos conocíamos de memoria. El camino de la casa de Sam a la escuela aún no me lo aprendo realmente bien, así que seguramente lo hice más largo de lo que es, subí al salón a ver rostros que aún no reconozco por nombre, a hacer variaciones que aún me confunden con un cuerpo que todavía duele. También me recuerdo aquel día en Monterrey, nos veo cocinando cuando de nuevo tenemos hambre, y nos veo como un equipo, tu haciéndolo todo y yo tratando de seguirte el paso, y cuando para de llover por veinte minutos, caminamos a mi departamento, riendo y recordando, al llegar vaciamos mi closet y llenamos las maletas (no todas aún), enlistando, lo que me llevaré a Mazatlán, lo que mandaré a mi madre, lo que te dejare a ti. Mientras una semana después, en Mazatlán, le escribo a la gente que conozco, entre ellos tú, este chico Oaxaqueño y te cuento que todo aún me parece extraño, que estas calles, estos cielos, estas personas no me resultan familiares y después voy a un salón a escuchar hablar sobre poemas épicos y místicos, luego compro una hamburguesa y regreso a casa de Sam, mientras hablo con mi hermana por teléfono y me siento un poco en casa. En Monterrey seguíamos vaciando lo que por un momento fue mi cuarto y todo lo que significó, mis recuerdos, mis amigos, mis amores (o quizá solo uno, tú) y ahora todo queda en maletas con distintos destinos, solo queda lo que resta de la noche para hacer nada en un departamento que ya no será mío. A las 4:30 de ya tarde ya en casa de Sam como mi hamburguesa mientras escucho comedia, últimamente solo quiero reír, y decido comenzar a escribir sobre un día que aún no termina, pero aquel día si terminó, y lo hizo con un abrazo eterno, con un olor que aunque no quiera reconoceré donde sea, con una sonrisa que siempre disfrutaré ver y con el saber que todo cambiaría

La verdad es que nuestra relación no terminó con aquel mensaje, la verdad es que no sé si ya terminó o si terminará, la verdad es que siempre que nos veíamos terminábamos amándonos y la verdad es que ese amor, tan lleno y tan vacío era el que mas dolía. ¿Quién jugó con quién? Eso no lo sé, sólo sé que ambos perdimos.

Cuándo me mudé a una ciudad a la orilla del mar, fue cuando los cielos de nuevo gritaban tu nombre

Color arena

Retengo con mi último aliento tu nombre,

Sin ganas

Me miro, te miro. Aquella polvareda de polvo Y después nada

Ni siquiera fragmentado como te tuve ahora te tengo Como si no existieras

Mi piel ya no reclama tu nombre

Y estás debajo de la arena.

Mutilado.

Si a tus lunares, caminando, algún día vuelvo a encontrar

Preferiré odiarlos, que recordar siquiera

Cuanto los llegué a amar

Gritaba a diario y a veces hasta te escribía

Quiero que pienses en mí cuando algo lindo te pase, quiero que pienses en mí cuando busques consuelo o cuando quieras danzar con alguien. Quiero que puedas ser tú. Quiero poder ser yo.

Quiero tus chocolates y tus versos. Quiero tus noches de insomnio. Quiero que quieras ver series conmigo. Quiero tus huevos (en todos los sentidos, cada que me cocinas los quiero más) Quiero mucho. Quiero. Te quiero a ti.

Y aún te quiero, cada día, cada que no hablamos, cada que te extraño y cada que tú no, cada que veo el mar. Y tu amistad, tus pensamientos, tus confusiones, todo lo que tengas que quieras compartir (conmigo) siempre lo atesoraré, aunque sigas, aunque siga, por qué si hay un punto que recuerdo todo con cariño, por que si hay un punto donde me alegra cómo sucedieron las cosas, por qué si hay un punto donde todo valió la pena. Dónde siempre te extrañare, dónde al pensarte siempre sacaré una sonrisa. Donde deseo que compartas con muchas personas ese maravilloso ser que compartiste conmigo, sarcástico, divertido, sensible, y en verdad extraordinario.
Te mando un abrazo desde el mar, guárdalo por si algún día no puedes dormir.

…Y después te molestaste cuando salí con alguien más, lo abandoné (no a él, si no a la idea de estar con alguien más), pero aún así no me volvías a hablar

A veces quisiera llamarte y tener una conversación de esas que teníamos…. de esas en donde me contabas que fuiste al cine a ver una comedia de policías, odio las comedias de policías pero amo verte a ti viendo una comedia de policías, pero basta de escribir sobre comedias de policías. Quiero una llamada de esas en donde imagino tu sonrisa y peleamos por una bobada, donde me cuentas que odias la escuela, o la clase de ballet, o a alguien, siempre tienes algo que odiar, y donde yo solo me enredo que la misma cosa con la que me he enredado el ultimo año y medio, que tú conoces de memoria, y tu risa y mi risa, y tu enojo y mi enojo. ¿Está mal seguir sintiendo que te amo? ¿Está mal sentir que es un sentimiento tan inmenso del que no me puedo desprender? ¿Está mal que solo deseo saber que sientes tú? ¿Qué piensas? ¿Piensas en esto siquiera? ¿Piensas en mí? Me prometí no escribirte más, supongo que la única diferencia será que ahora no te llegarán estas líneas. Pero te seguiré escribiendo hasta que este sentimiento se esfume, tal como Cordelia le escribe a su Johannes, maldiciéndolo por haberla enamorado, yo no te maldigo, pero este olvido es tan largo, tan doloroso, como nunca había sentido. Te amo. Quiero verte, quiero hablarte, quiero caminar contigo desde el súper mercado hasta tu casa, y hablar y hablar y reír y reír, quiero esos silencios que siempre odie, quiero esos ojos, quiero esa risa, te quiero a ti como parte de mi vida, quiero esas bromas, quiero todo lo que representas, nuestros errores, nuestros miedos que hacen que nos alejemos cada día más, nuestras indecisiones que nos molestan mutuamente, después de todo te das cuenta que lo único que se hace más grande es el amor, aunque quizá eso siento yo, y tu en cambio solo sientas que se va esfumando…

Cuando te escribí toda esa tontería sobre los erizos volviste a mí.

En un día muy frío, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente una gran necesidad de calor. Para satisfacer su necesidad, buscan la proximidad corporal de los otros, pero cuanto más se acercan, más dolor causan las púas del cuerpo del erizo vecino. Sin embargo, debido a que el alejarse va acompañado de la sensación de frío, se ven obligados a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la separación óptima (la mas soportable).

Decidimos darnos otra oportunidad, esa oportunidad no duró mas de dos semanas, fueron dos buenas semanas, luego me fui, volví y dormimos en el mismo cuarto sin hacer el amor (hacía tanto tiempo que eso no pasaba) y vi tu sonrisa sin querer besarla, y te observé como alguien ajeno a mi, y después como era ya costumbre me fui, y en medio de otro país te volví a escribir.

Tan sólo necesitaba ver el sol para volver a escribir, escribirle a los árboles, a las nubes… Y estos cielos que ya no te nombran a ti y si que costó que ya no te nombraran y borrarte de mi cuerpo, el amor es algo confuso, sobretodo si crees saber la forma correcta de amar y te frustra que no te amen así. Hoy tu recuerdo me hace sonreír, me hace pensar en nosotros caminando a un lado del panteón sin saber que decir por que cualquier palabra nos hacia discutir, por que siempre nos encontrábamos a la defensiva, quizá ese fue todo nuestro problema, siempre encontrarnos a la defensiva, pocas veces nos dejamos ser vulnerables por que sabíamos lo mucho que el otro nos podría llegar a lastimar, que irónico que aún así lo hicimos, nos lastimamos hasta que ya no quedó más (al menos, hasta que no quedaron mas ganas). Hoy sigo mi vuelo sin querer volver, por que se lo que tu presencia le ha hecho a mi cuerpo, por que se lo que tu presencia le hace a mi mente, por que se lo mucho mejor que estoy sin ti, por que estoy mas en mi, y eso necesito, al menos ahora sé a quien necesito, a mi. Necesito mis suspiros y mis ganas por cantar, necesito tocarme una canción y cantar por el placer de escucharme y dibujarme corazones y hacerme el amor, y correr y gritar y pelearme conmigo misma, necesito desesperarme por que no me entiendo y luego ver una película para seguir riendo, necesito desear salir de este cuerpo pero después darme cuenta de cuánto lo amo, por que me gusta mi risa y me gusta mi cara, y cuando crecen mis cejas recién depiladas, y amo mi sexo y mi cabello enmarañado, adoro verme en el espejo sin bañar y con los ojos tan pequeños, adoro lo distraída que soy y cada vez que pierdo mis lentes, aunque después me reproche por no tener dinero para comprar otros. Me gusta tocar mi cuerpo y mirar mis pies, me gusta escuchar a mis amigos y darme cuenta cuanto amor tengo para ellos, me gusta pelear con mi madre y aún así reconocer cuanto la amo, me gusta pelear con mi hermana por ser dos polos opuestos, me gusta mi risa descontrolada, y perderme en mi mirada, me gusta ver videos de mi danzando, me gusta verme en el espejo llorando, me gusta oírme gemir y hacerme llegar a un orgasmo, me gusta sentir mis piernas y ver mis senos, reconocer cuando soy hermosa y también cuando no lo soy, me gusta maquillar mis labios y sentirme mas sexy, me gusta mirarme sin maquillar, me gusta pintarme los ojos, y tintar mis pestañas, me gusto con mi cabello verde, rojo, corto o largo, despeinado y peinado… Me gusta estar conmigo, ya sea sola o acompañada.

Recopilé estos textos por que fuiste mi segundo amor, el que ha sido mas intenso, el que me ha destrozado y me ha hecho querer vivir, por que hoy puedo decir que mi amor por ti se ha quedado en estas líneas, en los recuerdos y en lo que fuimos, pero que gracias a Dios no somos más. Hoy puedo brindar por aquello, puedo ver mis marcas y con ellas sentirme mas yo…

Gracias.

Por haber sido mi Marcelo…

Por haber sido la letra mas marcada en mi ABC de amor…

Por enseñarme de boleros…

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