Pasaron por la calle

tomados de la mano,

un silencio cansado

se alzaba entre los dos.


Mirándose en los ojos

con un temor profano

de ver en sus pupilas

la pena del adiós.


Sus labios silenciosos

rogaban mutuamente

por esa luz latente

que alumbra su esplendor.


Y en el andar cansino

de los pequeños pasos

notábase el ocaso

sin gloria de su amor.

Claude 21/09/59

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