Conciencia podologica

Un día un joven adulto quien no trabaja le dijo a un Podólogo, Mis pies están doloridos cansados y con durezas, tu podrías atenderme como amigo?, el Podólogo sin dudar le respondió con una pregunta: ¿has visto alguna vez los pies de tu anciana madre?, sorprendido con aquella pregunta el joven se fue a casa muy triste pensando de qué sirve la amistad si los amigos no son capaces de prestar ayuda cuando uno la necesita. Días después volvió al podólogo y le dijo: mis pies están sanos comparados con los de mi vieja, ella tiene dedos deformados, juanetes y callosidades. Entonces el Podólogo pregunto: ¿aun quieres que te arregle los pies? Con el rostro sonriente, sí dijo el joven ya que el dolor es insoportable, Amigo me pides que te atienda por nuestra amistad ¿y que has hecho tú por los pies de tu madre quien te dio la vida y por años recorre kilómetros caminando día a día para llegar a su trabajo, alimentarte, vestirte y educarte? el joven enmudeció ante tal respuesta retirándose en silencio. Al día siguiente vuelve con su madre para que su amigo la atienda diciendo: muchas veces pedimos ayuda para nosotros mismos sin pensar que quienes están a nuestro lado y lo han dado todo pueden sufrir las mismas dolencias con más intensidad callando su dolor.

Rato después ambos se fueron con una atención podológica,
La labor de un podólogo no es tan solo aliviar dolencias, también es educar haciendo conciencia. Muchas veces el dolor ajeno es tan nuestro sobre todo cuando lo sienten nuestros seres queridos.