Que hermosa es su hija señora Desiré, decía la sirvienta llamada Hinda bastante joven de solo 19 años su complexión delgada, ojos café claros, cabellera larga de color negro, piel clara, no muy alta y brazos un poco largos; le caracterizaban un pequeño tic que hacia al estar nerviosa se tocaba la oreja haciendo movimientos circulares cada vez que estaba nerviosa, recogida a temprana edad de un orfanato por la familia Torroja esta familia controlaba la mitad de las empresas en el país, teniendo como finalidad ser la sirvienta personal de la joven Desiré Torroja Arana, única heredera de esta familia de solo 20 años de edad una mujer muy hermosa respetada, su cuerpo era delgado, su piel muy clara, sus manos y pies se veían muy delicados como si fueran de porcelana y con una buena educación obligada a llevarla severamente por sus padres, teniendo como destino conformar un matrimonio con el joven Abraham Castinger Sermentero, también único heredero de esta familia ellos controlaban la otra mitad de las empresas de también 20 años, este era una persona fría, manos y pecho grande, gran fuerza, acostumbrado a vestir siempre de manera elegante, mostraba pocos sentimientos y muy ambicioso al casarse con la joven Desiré obtuvo el control de la otra mita de las empresas volviéndose así una de las familias más poderosas del país.Ambos jóvenes se odiaban el solo hecho de estar casados a la fuerza era una sensación de esclavizarse ambos, pero en realidad lo que más odiaban era haber tenido una hija ambos. Hinda miro los ojos de la pequeña eran azules, un azul tan profundo que le hizo recordar aquellos tiempos en los que era pequeña y solía ir a caminar en las playas cercanas al orfanato de donde fue sacada, — señorita – era la forma en la que nombraba la sirvienta a Desiré – tome cargue a su hija – Hinda coloco a la pequeña cuidadosamente a un lado de la señorita Desiré pero….. – no la quiero aléjala de mí no, no, no aceptare a esta niña esa niña no es mi HIJA, llévate la tu hazte cargo de ella de a hora en a delante tú serás su sirvienta personal, no quiero verla a….aa…. aléjala de mi – menciono mientras giraba la cabeza para no observar a la pequeña, para la joven ama su hija, su primer hija era un fruto y un recuerdo tormentoso y doloroso de la violación por parte del padre de esta – s…se…señorita Desiré – contesto Hinda con una voz tartamudeando no podía creer lo que su ama estaba diciendo, rechazando a su propia hija negándola, sin embargo la sirvienta no sabía el porqué de esta situación, al ver los ojos de su ama Hinda sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo nunca pensó ver y vivir tal situación sintió una tristeza profunda pero sin embargo no pudo llorar muda por lo visto y con un fuerte dolor en el pecho, agacho la cabeza y suspiro tomando todas las fuerzas que le quedaban en ese momento y contesto – será como usted ordene señorita – tomo a la bebe en brazos y se la llevo de la recamara de su ama al salir solo camino tres pasos de la habitación y callo sentada con la bebe en brazos y comenzó a llorar aferrándose a aquel pequeño cuerpo que dormía profundamente desconociendo que era rechazada por su madre, — perdona la por favor ella no sabe lo que dice, tu tan inocente sin culpa alguna yo cuidare de ti – en ese momento el mayordomo André Cadillanos Estribera de 25 años, una persona con mucha educación su cuerpo era delgado, daba la sensación de que era una persona mayor al hablar a pesar de su edad, entrenado solo para servir a la familia Castinger, ya que la familia Cadillanos servían a los Castinger desde que esta tenía fama y poder – que ocurre Hinda te sientes mal le paso algo a la bebe de los señores – el mayordomo André miro a la sirvienta y pudo notar un rostro lleno de nostalgia y tristeza tal rostro lo asombro tanto que sin decir palabras abrazo a la sirvienta junto con la bebe en brazos – ella… ella… la señorita – pronuncio la sirvienta lentamente – rechazo a su hija – el mayordomo se sorprendió por lo dicho de Hinda – era lógico que la rechazara esa niña solo traerá problemas – Hinda y el mayordomo André se sorprendieron era el señor Abraham parado observándolos con un rostro de furia y sus ojos mostraban tal hostilidad mientras miraba a la bebe — no la quiero ni ver llévense la de aquí cuiden de aquí en a delante no quiero ver ni a esa bebe ni a si madre – ambos sirvientes se miraron y bajaron las miradas no podían creer lo que sus señores estaban haciéndole a su propia hija, el señor Abraham continuo su camino dejando de lado a sus sirvientes que seguían en el piso con la bebe en brazos, el señor Abraham se detuvo al dejarlos no se voltio para verlos solo giro lentamente la cabeza y les dijo – levántense tienen deberes que cumplir no necesito gente que no me sirva — ambos sirvientes se levantaron – señor que nombre le pondrá a la pequeña – pregunto el mayordomo dudando de a ver preguntado, mientras la sirvienta observaba al mayordomo con ojos de asombro el señor Abraham comenzó a reír con tal frialdad que aquellos empleados se quedaron atónicos – nombre no había pensado en eso supongo que se le tiene que dar un nombre después de todo no – los sirvientes seguían sin decir nada solo parados esperando una respuesta de su amo – nombren la ustedes me da igual cual sea su nombre no me importa si es largo o corto hagan lo que quieran – el señor Abraham se retiró sin mencionar nada más.En aquel pasillo en el que se encontraban ambos sirvientes miraron a la pequeña el aire que corría era pesado y nostálgico, sin darse cuenta la noche había caído ambos sirvientes se dirigieron a una de las recamaras más alejadas de los cuartos que tenían por separado el señor Abrahán y la señorita Desiré puesto que la señorita Desiré le ordeno también a Hinda que su cuarto de la bebe fuera el más alejado ya que no quería escuchar los llantos de esta – ¿qué hacemos a hora André? – pregunto Hinda mientras acomodaba a la pequeña en su cuna – supongo que a hora nosotros nos tendremos que hacer cargo de ella no la podemos dejar sola es solo una bebe – menciono el mayordomo mientras miraba a la sirvienta – tenemos que nombrarla – dijo la sirvienta al observar esa pequeña bebe que descansaba tranquilamente ignorando lo sucedido a su alrededor – nombra la tu Hinda – dijo el mayordomo mientras la Hinda se ponía roja y tocaba su oreja por los nervios causados por el mayordomo André que la miraba fijamente – que sucede Hinda – pregunto el mayordomo a Hinda al ver que esta realizaba su tic, °°está nerviosa°° pensó el André mientras sonreía ya que este conocía el tic de Hinda – nada – contesto está sonriendo °°nadie nunca me ha llamado por mi nombre se siente extraño°° pensó Hinda – mmmm…. – pensaba Hinda esta pequeña va a necesitar ser fuerte para poder afrontar lo que le viene cuidare de ella hasta el final tiene que ser un nombre que la caracterice – y siguió pensando – yo también cuidare de ella Hinda no las dejare solas – menciono el mayordomo al ver a la sirvienta tan decidida a protegerla – lo tengo la llamaremos Andrea – el mayordomo se asombró y miro a la sirvienta y le dijo – de donde sacaste ese nombre, no será raro que se llame Andrea es decir yo me llamo André suenan casi iguales – a lo que la sirvienta contesto — lo sé pero no creo que tengamos problemas con eso….. después de todo a sus padres no les importa o si – contesto la sirvienta mientras apretaba fuertemente la sabana de la pequeña y la miraba con ojos de tristeza y agonía como si estuviera tratando de impedir lo que la pequeña tenía por venir, el mayordomo veía a la sirvienta y sin decir nada pudo entender lo que ella estaba sintiendo porque el sentía en cierta forma lo mismo ambos se abrazaron y lloraron a un lado de la cuna de la pequeña bebe, de repente la pequeña bebe a hora la pequeña Andrea nombrada por quizás las unas personas que le mostraron amor los primeros días de su vida, comenzó a abrir los ojos lentamente al verlos la pequeña Andrea sonrió como si estuviera agradeciéndoles el hecho de nombrarla en ese momento esa habitación la cual se había llenado de tristeza se llenó de tranquilidad y alegrías por el simple momento de ver la sonrisa tan inocente y pura de la pequeña Andrea. La madre de Andrea la señorita Desiré se dejó caer en un hoyo de perdición volviéndose alcohólica, encerrada siempre en su habitación sin querer recibir a nadie discutía con su esposo cada vez que llegaba a casa se insultaban y se maldecían unos a los otros el llamaba borracha o alcohólica cuando lo sacaba de quicio el llevaba a su habitación arrastrándola jalándola del brazo o de los pelos y la golpeaba el mayordomo André siempre intentaba calmarlo pero era inútil su amo no escuchaba de palabras el señor Abraham siempre estaba ocupado no le importaba llegar a la casa donde estaba su esposa y su hija siempre viajando, empezaron a correr rumores de una amante del señor Abraham pero solo quedo hasta hay como un leve comentario hecho por gente que lo quería ver acabado, ambos continuaron su vida como siempre peleando, aguantándose unos a los otros ya que si se divorciaban el lazo entre ambas familias que se entablo como condición para poder manejar todas las empresas de parte de la familia de la señorita Desiré. se dividiría pero a hora existía otro obstáculo para el señor Abraham quien se había dirigido con un muy poderoso abogado que había intentado romper esta condición para así poder logra que este se quedara con todo, si se llegaban a divorciar todo pasaría a manos de su hija de ambos dejándolos a ellos sin nada ya que los padres de estos habían arreglado todo para que quien fuera el heredero en este caso la heredera se quedará con todo este trámite no se podía romper simplemente comprando o falsificando le menciono el abogado al escuchar eso salió a toda prisa de la oficina del abogado retumbando en su cabeza las últimas palabras que el abogado le menciono (no se podía romper simplemente comprando o falsificando) en casa la pequeña Andrea quien jugaba con su sirvienta y su mayordomo que sin querer les decía mama y papa era feliz ya tenía cinco años, se había vuelto una niña muy inteligente sus estudios estaban avanzados para una niña de su edad era carismática intentaba siempre acercársele a su madre pero esta solo la miraba y le decía que se largase o la abofeteaba, dejándola tirada, a la pequeña Andrea mientras continuaba caminando, siempre quiso que su madre le diera un abrazo, pero a su corta edad avía comprendido que eso era efímero para ella su padre nunca la volteaba a ver le negaba la mirada y no le dirigía la palabra para el simplemente no existía con el tiempo la pequeña solo se acostumbró a cumplir con sus deberes y convivir con sus sirvientes a quienes poco a poco considero su familia – señorita Andrea, señorita Andrea, despierte le traigo buenas noticias – decía Hinda a quien consideraba ya su pequeña hija – baya, baya, cuanto tiempo piensas dormir, si duermes mucho te saldrán raíces en la espalda y no podrás levantarte – le decía el mayordomo quien consideraba Andrea como una hija, la misma oración que le decía todas las mañanas para espantarla y levantarla, ambos se habían vuelto unos padres sobre protectores ese cariño y amor que le tomaron Andrea los volvió más cercanos haciendo que ambos se enamoraran casándose al cumplir Andrea los tres años, el mayordomo abrió lentamente las cortinas de la ventana dejando caer una un rayo de luz en la cara de la pequeña Andrea, esta comenzó a abrir los ojos despacio – pu..pu..pur…– dijo entre soñada Andrea quien se cubrió con sus sabanas la cabeza dejando al descubierto sus pies – que dices querida—contesto la sirvienta mientras se acercaba sigilosamente junto con el mayordomo a los pies de Andrea – quiero puré de papa – menciono Andrea mientras se retorcía de la risa, ambos sirvientes tenían los pies de la pequeña haciéndole cosquillas la pequeña no pudo resistir y dijo – basta padres ya no… no puedo aguantar la risa – dijo Andrea, Hinda soltó el pie de la pequeña y el mayordomo observo la reacción de su esposa, ella simplemente se quedó tiesa observando la puerta de la recamara de Andrea la cual olvido cerrar el mayordomo voltio a ver en la dirección que miraba su esposa y soltó el pie de la pequeña ambos se bajaron de la cama lentamente mientras Andrea se sentaba en la cama sin percatarse de lo que estaba sucediendo – cielos padres desearía que me despertaran así todas las mañanas – menciona la pequeña mientras reía al poner atención a los sirvientes voltio lentamente a la puerta de su habitación era la madre de Andrea, Desiré observo aquella situación desde el inicio ambas caras chocaron entre si la de la a hora señora Desiré y la pequeña Andrea – mama – dijo Andrea lentamente sin titubear mientras estiraba la mano como intentando alcanzar a aquella persona que la miraba sin mostrar ningún sentimiento en su rostro la madre solo se quedó hay un segundo y continuo su camino sin decir nada, mientras la niña agallo la cabeza colocando su mano en el pecho ambos sirvientes miraban a la pequeña justo cuando estaban a punto de hablar – no importa estoy feliz estoy con ustedes, de a hora en adelante no dejare que cosas como estas me pongan triste si – contesto la pequeña sin titubear, ambos sirvientes se quedaron perplejos sin decir nada mientras pensaban °°como es posible que una niña de cinco años sea capaz de expresar tales sentimientos es tan pequeña°° ambos sonrieron a la pequeña Andrea tal como ella les sonrío – y dime madre Hinda cuáles son esas buenas noticias – pregunto la pequeña, haciendo que Hinda recordara, — a sí señorita su padre me pidió que la llevara a su oficina cuanto antes por teléfono – la niña mostro tal rostro de alegría no podía creer que su padre la avía solicitado para verla era como un sueño para ella, sin embargo ambos sirvientes estaban preocupados no sabían el motivo del porque el señor la avía solicitado a estas alturas realmente tenían un mal presentimiento sobre lo que estaba por venir pero para Andrea eso era algo realmente nuevo se levantó tan de prisa que ambos sirvientes no supieron como salió de la cama, la pequeña no sabía que ponerse estaba tan nerviosa – señorita Andrea parece un adulto – dijo el mayordomo mientras veían con asombro a la niña – salgan de aquí – una voz llena de furia entro al cuarto, era el padre de Andrea, había acabado de llegar de ver a el abogado – no lo voy a repetir lárguense de aquí tengo que hablar con esta mocosa— volvió a decir el señor Abraham ambos sirvientes salieron de la aviación el mayordomo le dijo a Andrea – señorita si necesita algo puede llamarme vendré de inmediato— con voz preocupada la niña contesto – no será necesario André estaré con mi papa – el mayordomo sintió una apuñalada en el pecho no savia si era del hecho de que le había olvidado que el también era su padre o que estaba olvidando lo serio de la cara de aquel hombre. La niña voltio a ver a su padre – papa para que me querías estoy muy feliz de que…………..—no pudo terminar su oración el señor Abraham la tomo del cuello fuertemente – tu eres la razón de todos mis problemas, ni siquiera a hora me dejas en paz tu estúpida madre alcohólica ni siquiera……¡ME PUEDO DESHACER DE ELLA! – le decía el padre a aquella pequeña niña su frágil y delicado cuerpo atrapado por las manos llenas de rabia de hombre ambicioso y que había olvidado lo que era una familia, la dejo caer mientras la niña se centava en sus rodillas tomando aire el padre pateo fuertemente a la pequeña Andrea mandándola hasta la esquina de la cama siguió pateando y siguió y siguió para continuar con los puños y uno tras otro sin parar el mayordomo quien intentaba abrir la puerta junto con la sirvienta pateaban fuertemente mientras gritaban –¡NO SEÑOR POR FAVOR DEJELA IR!— el mayordomo continuo golpeando la sirvienta pudo notar una mirada triste al final del pasillo estaba la madre de Andrea observando abrazándose a si misma golpeada con moretones por todos lados y llena de sangre pero continuaba de pie había sido golpeada por su esposo, la sirvienta se quedó mirando por primera vez con furia a su señorita a su señora a su joven ama Desiré de repente la puerta se abrió y el mayordomo entro corriendo a detener a su amo la sirvienta corrió tras de el, pero ya era tarde el señor Abraham ya había desquitado toda su furia en la pequeña Andrea ambos sirvientes cayeron sentados en la entrada de la recamara los demás sirvientes que escucharon todo el escandalo se quedaron perplejos al ver tal escena el amo de la casa avía golpeado fuertemente a su hija mientras salía de la habitación – limpien el desastre cuando terminen encárguense de sus deberes – el señor Abraham mando a los demás trabajadores a trabajar dejando solo a los sirvientes de Andrea la niña estaba tirada con los ojos fijos no parpadeaba ni pronunciaba palabras pero estaba viva es lo único que agradecían ambos sirvientes en un charco de sangre proveniente de la boca de la niña por los golpes que su padre produjo se aferraron a ella, en el pasillo de la madre de Andrea trataba de acercarse lentamente a la recamara de la pequeña mientras su esposo pasaba lentamente a su lado sin decir ni una palabra ella lo único que hizo fue girar la cabeza a un lado – porque lo hiciste dijiste que si yo la rechazaba no la golpearías como a mí ni la culparías de nada ella no tiene la culpa de nada – contesto la madre Andrea – si serás estúpida eso fue algo que te hice hacer a propósito yo disfrutaba ver como la abofeteabas y luego corrías a tu cuarto a llorar y tomar – contesto el esposo de esta mientras seguía caminando, la madre de Andrea empezó a llorar no dijo nada y se acercó lentamente para no ser escuchada, en la habitación de la pequeña al ver la escena de su hija en brazos de los sirvientes llena de sangre y un rostro casi irreconocible por los golpes su cuerpo se enderezo, sus manos formaron un puño, y sus ojos pedían que fuera castigado por lo que le hizo a su pequeña, no le importaban los golpes que ella tenía solo los que veía en su hija, aquella pequeña que tuvo que rechazar por temor a que fuera lastimada por ese hombre a la cual obligaron a casarse y amenazo desde el momento en que dejo embarazada, con el dolor de su corazón siempre trataba de alejarla de ella para que no corriera ese riesgo la madre se acercó a los sirvientes – levántense hay que colocarla en la cama y curar sus heridas cuanto antes—ambos sirvientes entendían lo que estaba pasando sabían que la señorita Desiré ocultaba algo, la manera en la que la miraba era diferente no era con odio era diferente, solo la rechazaba porque la estaba protegiendo lo que no sabían era porque rechazarla de esa manera por eso ambos sirvientes le tenían rencor a su ama, la cambiaron de ropas y limpiaron su cuerpo estaba blando desmayada del dolor la niña cayó en un profundo sueño – señorita Desiré usted también está herida tiene que curarse—le dijo la sirvienta a su ama pero esta dijo que no importaba está bien, de repente ya habida curada hasta donde pudieron a la pequeña Andrea – ustedes de verdad quieren a Andrea lo sé por la forma en la que la cuidan y como reaccionaron al ver la acción de mi esposo – pregunto la señora Desiré – si señora la queremos como si fuera nuestra hija—contesto el mayordomo, la madre suspiro profundamente y se arrodillo a los sirvientes y comenzó a hablar – ustedes estarían dispuestos a adoptar a mi hija – los sirvientes se quedaron perplejos al ver la acción de su señora y lo que les pedía – si aceptaríamos – contestaron ambos – Andrea es como una hija para nosotros, no se los motivos del trato que usted le dio a ella pero supongo que cada padre defiende y ama a sus hijos a su forma no – contesto la sirvienta – si tenía miedo de que él le hiciera algo mi esposo me dijo que si yo no cooperaba rechazándola él se desharía de ella de su propia hija por eso no pude hacer nada… cada vez que yo la rechazaba mi corazón se partía la única forma de olvidarme era bebiendo – contesto la madre con ojos llorosos y voz tintineante – pero señora como cree que nosotros podemos adoptar Andrea—pregunto el mayordomo – me iré de la casa mi hermano a estado haciendo unos movimientos para sacarnos de aquí si yo me quedo seguramente el volverá a golpearla solo lo hace para desquitarse con migo por el hecho de que nos casaran comento la madre de Andrea mientras miraba a la pequeña en cama – no…. porque la abandona de nuevo, la deja como si fuera cualquier cosa el señor…….el señor…..el señor Abraham puede volver a lastimarla—contesto la sirvienta con lágrimas y voz quebrada ambos no estaban de acuerdo con lo que la madre de la pequeña decía, pero en cierta forma sabían que era mejor que se fuera la pequeña no sufriría más pero porque irse, °°o simplemente está escapando de lo que pasara realmente°° pensaban ambos sirvientes – está bien señorita si esa es su decisión dejar a la pequeña Andrea………está bien hágalo no sé qué solución nos dará desde afuera pero márchese nosotros nos aremos cargo de ella—contesto el mayordomo sin voltearla a ver, esta les sonrió y les prometió volver a un que no sabía cuándo se acercó a la cama de Andrea y le dio un beso en la frente, el primer beso de su madre y su primer abrazo de parte de ella, lástima que esta no recordaría nada de lo que su madre hizo por ella, ambos sirvientes se consternaron y guardaron silencio los lleno una tristeza al saber que su pequeña Andrea no recordaría lo que con tanto fuerza había soñado, la madre se alejó del cuarto dirigiéndose a su habitación, los sirvientes continuaron con la niña hasta el amanecer curando sus heridas y vigilándola. Al día siguiente la madre de Andrea desapareció, nadie supo si se fue esa misma noche o al amanecer, el padre de Andrea estaba furioso la busco pero no la encontró no se acercó a la niña tampoco pregunto si sus heridas habían mejorado, simplemente la olvido por completo, cada vez sus llegadas a casa eran cortas o simplemente no lo hacía tardaba semanas inclusive meses, de repente lo raro se volvió habitual y lo habitual se volvió el día a día la pequeña sano sus heridas pero nunca olvido esa fecha 30 de abril un día común para los demás pero para Andrea era un día que significaba el comienzo de su vida, creció con una buena educacion y su forma de ser era única muy hermosa sus ojos azules avían adquirido una mirada feroz pero delicada casi se podría decir que en ellos escondía toda su tristeza para su corta edad actuaba como un adulto pero no olvidaba que era una niña próxima a cumplir los once. Todas las mañanas Andrea acostumbraba, acompañar a su mayordomo a los mandados de regreso a casa era placentero para ella ya que le hacía pensar que aquel camino seria recorrido por ella para no regresar, siempre pensaba lo mismo se figuraba yéndose de aquella gran casa con sus sirvientes que amaba como sus padres, pero al final siempre sabía que tenía que regresar– padre, padre alcánzame date prisa—decía aquella pequeña que se había convertido en la joven Andrea a su mayordomo al que llamaba padre – Andrea te recuerdo que soy un anciano ya no puedo correr tan de prisa espera un poco por favooooorrr………….—decía el mayordomo a André mientras caía, Andrea regreso corriendo a ver a su querido padre asustada por la caída que este había tenido se acercó – te tengo no te soltare niña traviesa—dijo el mayordomo mientras la levantaba en sus brazos, sonreían tranquilamente mientras llegaban a casa – tengo un paquete querida Hinda – decía el mayordomo a su esposa mientras colocaba a la joven Andrea en la mesa – basta no soy una niña ya estoy grande, donde está el enano y el pequeño André madre—respondía Andrea mientras buscaba a quienes consideraba sus hermanos hijos de Hinda la sirvienta y Andre el mayordomo Víctor de cuatro años al que le decían enano y Andre de dos años al que le decían pequeño André, mientras la sirvienta trataba de evadir la mirada de la joven Andrea – cielos hermana que tarde llegas quiero jugar vayamos a el riachuelo – contesto el enano mientras entraba agarrando de la mano a el pequeño Andre – si talvez tenga que llevar un salvavidas para ti – hacia enojar Andrea a su pequeño hermano mientras se alejaban de la casa – tengan cuidado—gritaba de legos la sirvienta junto con el mayordomo – no olviden regresar antes de la cena—se alejaban lentamente, al observar que ya se habían alejado lo suficiente el mayordomo se acercó a su esposa – tengo que hablar contigo—dijo con una voz seria la sirvienta ya sabía lo que su esposo le estaba diciendo – es verdad pregunto su amo el padre de Andrea iba a pasar a casa siendo la una casa cercana se iba a reunir con un empresario muy importante más que la familia de Andrea, ambos sirvientes mandaron a llamar a todos los trabajadores de la casa e iniciaron los preparativos limpiaron y cocinaron para la reunión todos estaban preocupados tenía tiempo de que no tenían una visita tan importante menos que llegara su amo.Los tres chicos seguían jugando en el arroyo la hermana mayor Andrea se puso a nadar mientras los pequeños recogían flores de un árbol de manzano estos se cansaron y se quedaron dormidos bajo el árbol, las puertas de la gran casa se abrieron para recibir a su invitado especial el carro de este era lujoso y llamativo la persona que venía dentro de este era un joven su edad no importaba mucho ya que al dirigir desde temprana edad no conocía la compasión, era una persona manipuladora, teniendo como pasatiempo tomar lo que quiere, acostándose con cuanta mujer se le complaciera ya que estas no se podían resistir al ser un hombre poderoso y atractivo, en definitiva malo, este al escuchar chapoteos giro la cabeza buscando el origen de estos ruidos al encontrarlo pidió a su chofer para, él se bajó y le indico que esperar, camino entre los arboles al llegar encontró un riachuelo se acercó buscando de repente salió del agua una joven muy hermosa su cuerpo era delgado y pequeño pero bien desarrollado su cabellera larga y de color castaño su piel se veía delicada la luz del sol se reflejaba en el agua que escurría por su cuerpo, aquel hombre simplemente sonrió quedo cautivado por aquella pequeña joven, Andrea se percató que la observaban se apuró a vestir mientras el seguía observando lo voltio a ver pero esta vez sus ojos mostraban enojo dentro de ellos con un azul intenso, él pudo sentir un escalofrió que le recorría el cuerpo – esto es increíble nadie me avía hecho sentir tales escalofríos por el cuerpo—contesto el hombre mientras la miraba con una sonrisa – lárgate – le contesto Andrea, a aquella chica inocente que solo vivía con sus sirvientes y los hijos de estos realmente era una fiera, ella no era mala pero si era necesario se defendía con valentía y con fuerza, aquel hombre se acercó a ella la sujeto de la cadera con un brazo y con el otro brazo le sujeto de las manos arrinconándola a un árbol –muéstrame más niña—dijo el hombre mientras la besaba, Andrea pudo sentir la lengua de este y la mordió para luego empujarlo – no me vuelvas a tocar quien eres– contesto Andrea enfadada – vaya nadie se había resistido a mi eres interesante después mejor no me dime tu nombre – contesto el hombre con voz altanera y mientras limpiaba su boca de la sangre causada por la mordida de Andrea — bueno si tú no te presentas yo me presentare mi nombre es Jezabel Estribera soy uno de los hombres más poderosos de este país he venido para escuchar la propuesta de negocios del señor Abraham— Andrea se quedó atónico a lo escuchado, venía a ver a su padre los ojos de Andrea que mostraban enojo pasaron una furia intensa dentro que parecía que la quemaba – no tengo objeción alguna la casa está por haya, suerte en sus negocios con ese bastardo hasta luego – menciono Andrea mientras recogía a sus hermanos en sus brazos y se alejaba lentamente, el joven Jezabel se sintió intrigado y conmovido quería conocer más sobre esa joven °°¿quién era?, ¿de dónde es?°° pensaba pero entre más se cocía preguntas más deseaba verla. En la sala de la gran casa, esperaba el señor Abraham al joven Jezabel, mientras sonreía con un aire de grandeza sintiendo que ya lo tenía todo bien planeado, tenía a la mayoría de los empresarios que controlaban el país comprados, lo único que le faltaba era cerrar el trato con las empresas del joven, concibiendo un gran puesto único como el director de todas las empresas del país tanto internas como externas. Su sonrisa fue interrumpida por su mayordomo André – señor Abraham disculpe intromisión el joven Jezabel a llegado – el señor Abraham pidió que pasara al joven, mientras pensaba hoy sellare al final mi poder como uno de los más grandes empresarios de todo el país decía mientras pensaba en voz alta – estos increíble los ancianos tienden a soñar en grande pensé que eso solo era para los jóvenes – interrumpió el joven Jezabel con una sonrisa burlona mientras se acercaba al mueble cercano a la ventana – y bien como piensas convencerme para que te de esa parte del control de mis empresas anciano – pregunto el joven Jezabel refiriéndose al señor Abraham como anciano de manera burlona, la forma de mirar al señor Abraham del joven Jezabel era cruel lo veía por debajo de el, aquel señor dueño de la gran casa, considerado un gran empresario en todo el país por primera vez se sentía que no iba a poder concluir lo pensado, puesto que este considera que al ser joven este sería más fácil de convencer – te daré la cantidad que quieras solo pídemela – contesto el señor Abraham mientras lo observaba, aquel joven comenzó a reír no quiero dinero ni lujos no hare el trato con usted, mis empresas no serán manejadas por alguien ajeno a mí, el señor Abraham sorprendido por la respuesta del joven suplico, te daré lo que quieras solo pídemelo yo lo conseguiré para ti, el joven pensó en voz alta mientras se levantaba lentamente que patético anciano de repente una silueta paso por la ventana era la chica que había visto en el arroyo jugaba con sus hermanos en el patio junto a la ventana cerca de la habitación donde estaban reunidos ambos el joven observo detenidamente a la joven – la quieres – dijo el señor Abraham sin titubear recuperando aquel orgullo con el que comenzó al inicio su pequeña reunión, el joven sonrío – si – contesto Jezabel con una sonrisa de alegría.Si tan solo Andrea no hubiera estado jugando cerca de aquella ventana no se hubiera hecho tal trato o simplemente se hubiera quedado en el olvido pero la cruda realidad era que su padre la había vendido a cambio de un poder que deseaba a aquellos hombres habían cerrado un trato el joven se retiró mientras observaba a Andrea desde lejos diciendo entre dientes con una sonrisa – ya eres mía Andrea solo espera—subiendo al carro y marchándose dejándola atrás. El señor Abraham mando a hablar al mayordomo y la sirvienta les pidió que alistaran las cosas de Andrea puesto que esta haría un viaje de una semana para tomar unos estudios les mencionaba mientras estaba sentado en su gran silla dándoles la espalda y les pronunciaba — no quiero escuchar que me cuestionen acerca del viaje – ella regresara cuando termine la semana, ambos sirvientes se miraron con asombro no podían creer que la pequeña Andrea viajaría ya que está siempre tomaba sus clase particulares en casa nunca fuera, ambos se retiraron y salieron en busca de Andrea le comentaron lo sucedido la chica se quedó perpleja al escuchar tal noticia pero acepto sin bacilar se prepararon las cosas de la joven para su partida todos obedecieron al pie de la letra lo que el señor Abraham pidió, los sirvientes junto con sus hijos se despidieron de Andrea, mientras le pedían que se cuidara ella mencionaba que solo era una semana estaría de regreso en cuanto terminara sonriendo se subió al coche al alejarse este no pudo evitar ver por la ventana y sonreírles a sus padres, que cada vez se hacían más pequeños al alejarse de casa, nunca avía estado fuera de la casa mucho tiempo si salía era solo para acompañar a Hinda de compras o mandados del mayordomo André, no sabía dónde iba ni hacia donde estaba dirigido sus destino, solo sabía que ese coche la llevaría al lugar donde tomaría sus estudios comentados por su padre Abraham, al llegar a un callejón sin salida el coche se detuvo, la joven Andrea pudo notar que ese lugar se encontraba un carro bastante lujosos y llamativo, el chofer le indico que se bajase del coche y subiese al carro la chica sin titubear ni preguntar obedeció no sabía lo que pasaba ni porqué esa situación, el chofer pudo notar el rostro asustado de la pequeña le menciono que no se asustara su ruta terminaba hay ya que era un carro pequeño no podía avanzar en caminos con terracería solo por centros, en cierta forma la pequeña Andrea se alivió y su sonrisa volvió a la normalidad subiendo al carro, al entrar ella no pudo notar que avía otra persona dentro la puerta se cerró – nos volvemos a ver querida – dijo el joven Jezabel mientras la observaba, Andrea se espantó preguntando así misma ¿qué era lo que estaba pasando? ¿Por qué él estaba ahí? – no te preocupes yo cuidare de ti estos cinco días, eres mía tu padre te ha vendido a mí, se buena niña y obedece está bien – Andrea se quedó sin palabras no sabía cómo reaccionar a lo que le estaban diciendo mientras el carro avanzaba a su destino.Ambos se miraban uno al otro el joven Jezabel la miraba como desnudándola con la mirada de pies a cabeza, mientras que ella lo miraba con intriga y enojo, en su cabeza de Andrea solo podía pensar en cómo un padre podía hacer tal cosa a una hija después de haberlo meditado dio un profundo respiro y aparto la mirada del joven Jezabel °°supongo que no todos los padres son capaces de cuidar a sus hijos°° pensó Andrea, observando por la ventana pudo notar que ya no estaban en la ciudad la ruta que habían tomado estaba llena de árboles y no se miraba ninguna casa cercana era un bosque a lo lejos pudo notar una cabaña muy hermosa y llamativa era particularmente diferente a las otras caballas que había visto en fotos esta tenía un aire de ser poco visitada pero se mantenía estable no se veía gente alguna, pero tenía las luces encendidas de repente reacciono las luces estaban encendidas porque ya era de noche, estaba tan concentrada con su alrededor viendo el camino que no noto el atardecer puesto que los arboles eran tan altos que cubrían el cielo, al detenerse aquel carro y abrir las ventanas pudo notar un peculiar aroma único que no había olido cuando estaba en casa este era raro venia de esos árboles únicos en la zona de esa caballa mandados a sembrar por el dueño abrió lentamente la puerta de aquel carro llamativo al poner el pie en el suelo pudo sentir las piedras el suelo era diferente a lo que ella había sentido en casa, apunto de llorar se contuvo y pensó °°que patética tanto tiempo sin salir de aquella gran casa que no soy capaz de reconocer otros ambientes a mi alrededor°° se paró girando lentamente la cabeza hacia el camino por donde había venido una brisa jugo con su larga cabellera, sonrío mientras recordaba a su pequeña familia no sabía lo que le esperaba, tampoco sabía para que se le quería, ni que aria.. Solo tenía que seguir órdenes.El padre de Andrea había habado con ella antes del viaje, lo único que menciono es que tenía, que obedecer, ella sabía que no les podía decir nada a sus queridos padres los quería mantener a alejados de cualquier dolor causado por ella o al menos eso es lo que ella pensaba mientras se acercaba a la caballa.

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