MALTRATO

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13/03/2020

MALTRATO

Si te amo tanto ¿por qué me hieres de esta forma?

En mi último año de carrera fui enviada a Huancayo, ahí conocí a Mario, un médico que asistía en el mismo hospital donde haría mis prácticas por un año, inevitablemente me enamoré de su intelecto, de su corazón frío que solo demostraba ternura a este ser desdichado, al pasar los días ese hombre embellecido por mi baja autoestima se hacía más distante, estaba lleno de frustraciones, toda su vida había hecho lo que su padre quería y nunca se centró en sus propios objetivos, esa frustración lo llevaba a perder el control, a hacerme deliberadamente el amor con tanta furia, a destrozar todo cada vez que algo no le iba bien, a querer ser el mejor en todo, a estudiar sin dormir y obligarme a acompañarlo.

Fue un año agotador, pues se quejaba de mi ignorancia por lo que me ordenaba leer un libro complejo después del trabajo y darle un reporte escrito al terminar, algo que en mis circunstancias era difícil, no porque no me gustara leer, sino por el cansancio luego del trabajo, los informes, exámenes y exposiciones que debía presentar a mi supervisor todos los días, a parte de mi tesis y estudiar, pues debía saber todo lo relacionado a las historias médicas que nos daban diariamente pues como practicante debía formar mi imagen profesional frente a mis futuros colegas.

Si no concluía ese reporte, Mario me golpeaba y me hacía el amor de forma dolorosa, que hoy yo lo consideraría una violación, para evitar ello me adapté a su forma de ser y acomodé mis tiempos lo más que pude y logré cumplir con todo sacrificando mi salud, solo que ello no era suficiente, el quería más.

Era confuso pues habían días que yo sentía que me amaba, nos besábamos por largas horas en la cama y él me miraba dulcemente hasta dormir, pues sabía el gran miedo que le tenía a la oscuridad.

La primera separación que tuvimos fue luego de que en la sala de operaciones se le muriera un paciente, un menor de 8 años, al salir del trabajo ese día Mario no me espero, se fue directamente a nuestra casa, de camino decidí comprarle su postre favorito, torta de tres leches, y tratar de tranquilizarlo, pero al llegar las cosas se pusieron difíciles, él era otra persona, me golpeó hasta el punto de perder la conciencia, solo recuerdo haber despertado en el hospital. Mario se veía asustado y me besaba a cada rato, me rogaba no dejarlo, y lamentablemente caía ante sus migajas de amor. Además de que me chantajeó con botarme del trabajo, pues su tío era director de ese hospital.

No todo era malo, gracias a Mario aprendí lectura rápida, inglés, portugués y todo lo relacionado a medicina, pues mi carrera era farmacia, me ayudo a mejorar mi análisis, y me brindó compañía y ratos de amor.

La segunda vez fue porque él estaba raro, se había ido todo un mes a Lima, debía ir a una conferencia, al llegar era otra persona, más frío, como si tuviera culpa. Al confrontarlo me maltrato, ya saben «física y psicológicamente», venía de una familia adinerada, de ascendencia europea, por lo que solía discriminarme por mi color de piel y mis pocos recursos. Ese día no amanecí en el hospital, sino en su cama, desnuda y con dolor entre mis piernas, esperé a que se fuera al trabajo y me escapé, ya no era necesario que me chantajeé, ya había culminado mi año de trabajo y recibido mis papeles que acreditaran mis prácticas, por lo que enseguida huí a Lima, junto a mis padres.

Mario llamó muchas veces, me envío mensajes y todo, pero no contesté, por cosas del destino su padre era el dueño de la industria farmacéutica donde trabajaba, por lo que nos volvimos a encontrar y me obligó a regresar, de nuevo me amenazaba con su influencia en impedir que me contrataran tanto en esa compañía como en otras, además tenía una deuda en el banco pues yo había invertido en la construcción de una casa para mis padres, una deuda de 5 años que necesitaba ser pagada.

Las cosas volvieron a ser como antes, solo que en Lima, él compró un departamento para que vivamos juntos, pero a la vez también tenía otro, en una zona más «pituca», que la usaba algunas veces pues decía que estaba más cerca a su casa. Después de 3 meses su esposa fue a buscarme al trabajo, diciéndome que llevaban un año casados y que yo era su amante, si cuadramos las fechas, ellos se casaron en su supuesta conferencia, por lo que sí, yo era la amante. ¿Qué hice?, me arrodillé ante ella y le pedí perdón, le dije que nuestra relación se terminaría y me de mí ya nunca más el sabría. Pero Mario que estaba cerca me jaló del brazo y le dijo que se largará, al llegar a casa me dijo que era un matrimonio concertado entre sus familias, y que de ello dependía el futuro de sus empresas, que no la amaba, que me amaba a mí, pero que no era de su altura, no quería que nuestras sangre se juntaran, no quería conocer a mis padres, no quería una familia, solo quería mi compañía, que se separarían luego de 2 años, ese era el trato, que lo esperara.

Y entonces fue ahí cuando le dije: Si te amo tanto ¿por qué me hieres de esta forma?, lloré y me negué a besarlo, a que me tocara, me sentía vacía y él por primera vez besó mis lágrimas y me abrazó, nos quedamos así hasta el día siguiente. Al despertar le dije: tengo que partir, tu tienes que encontrarte, no me hagas daño y si me amas, si me quisiste al menos el 1% de lo que te quise yo, me dejarás partir.

Acepté una oferta de trabajo en una sede de la empresa en Colombia, y me alejé de él. Ese día fue nuestro última vez, aún la conservo en mi corazón, y valoro mi libertad.

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