La flor en medio del campo

La flor en medio del campo

Wuilson Martinez

12/03/2020

«Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.

La flor piensa: «Es como una flor».

-Julio Cortázar

En medio de un campo de trigo emergió una flor con pétalos azules. Se podía distinguír porque cada vez que soplaba el viento se asomaba y brillaba sobre aquel paisaje dorado como una estrella fugaz en el cielo.

Un niño que jugaba corriendo por aquel campo de pronto se sintió atraído por la peculiaridad de aquella flor, por lo que terminó acercándose. Sin embargo, al estar cerca de aquella flor se llevó una sorpresa porque halló al lado de esta a una niña de aspecto muy hermoso dormida.

El niño se sentó a su lado y tras observar cómo dormía y al sentir la ligereza de un sol apacible y el calor cálido de su respiración, pronto se quedó dormido también.

Despertó sobresaltado y vio que el sol de la tarde ya estaba convertido en arrebol, la niña que había encontrado durmiendo estaba sentada despierta mirando el horizonte y estaba de espaldas.

El niño se le acercó, le tocó el hombro y ella se giró. Pero el niño soprendido, retrocedió por impulso, y se cayó al suelo.

Sus ojos eran como luz cristalina en la profundidad del océano y su cabello dorado como el sol. El niño preguntó:

-¿Quién eres?

– Soy Eva

– Yo soy Adán

– ¿Qué haces aquí?

– Jugaba en el campo cuando vi a una flor que llamó mi atención y salí corriendo para verla.

– No puedes estar aquí, tienes que irte.

– ¿Y la flor que estaba aquí?

– Tienes que irte, pronto anochecerá.

– ¿Dónde vives?

– ¿Me estás escuchando?

El niño se fue y pronto anocheció. Aquella niña que se veía rebosante de salud en la tarde, cuando las estrellas salieron empezó a toser sangre y su mirada perdió brillo. Pronto apareció la flor en el campo dorado y el color de los pétalos habían cambiado de un color azul a un granate intenso.

Sintió de pronto un abrazo que le hizo recobrar su vitalidad. Su cabello había cambiado de un color dorado a un rojizo lava y sus ojos de un azul marino a un verde esmeralda.

-No puedo dejarte, acá morirías de frío, traje una manta conmigo.

-Vete, no puedes estar aquí.

-No te dejaré acá.

La niña estaba muy débil, y ya pronto cayó como desmayada, el niño se quedó con ella y le puso su manta encima. Pronto él también sintió frío y se acurrucó a su lado.

Se quedó dormido nuevamente, pero esta vez lo despertaron los rayos solares del amanecer, y tras abrir los ojos ya la niña no estaba, y los pétalos de la flor habían cambiado de color nuevamente. De un rojo granate a un verde de hojas jóvenes.

12/3/2020

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