Días atrás en la sala de espera del aeropuerto me encontraba sentado al lado de una mujer de unos treinta y tantos años y su hijo de unos tres añitos, el niño le preguntaba a la madre ¿Qué es un beso? La mujer se acercó a él y le beso en las mejillas diciéndole que eso era un beso en una tierna escena de amor materno sin embargo en mi mente se quedó la pregunta de aquel niño ¿Qué es un beso? A mi mente vino en aquel momento una clase de auditoria en los primeros semestres en una de esas tantas noches de universidad, no recuerdo en realidad por qué motivo en una clase de auditoria aquel profesor estaba leyendo a toda la clase el fragmento de un libro en el que se indicaba que no hay gesto más íntimo o más humano que la yuxtaposición de dos músculos carnosos en constante movimiento y presión el uno contra el otro, me encontraba junto a mi mejor amiga en aquella clase y juntos nos reíamos pícaramente al igual que toda la clase al pensar que aquel docente estaba hablando de sexo, para sorpresa nuestra el profesor indico que no había razón para reírse ya que lo que su libro estaba describiendo, era un beso, al parecer nos estaba tomando el pelo aprovechándose de la falta de conocimiento propia de la juventud, tantas palabras rebuscadas para definir un simple beso fue mi pensamiento en aquel entonces.
Al momento actual me pongo a pensar cuantos besos habré dado en mi vida y la verdad es que no podría cifrar un número cercano, sin duda fueron tantos y tantos a lo largo de estos años lo que sí puedo hacer es citar los más significativos cronológicamente y su pequeña historia, la verdad nunca me había detenido a pensar en aquello pero espero luego de este pequeño ejercicio poder tener una descripción de lo que es un beso sin recurrir a tanta yuxtaposición de músculos carnosos.
El primer beso de la lista no puede ser ni otro si no el que primero recuerdo:
Habría tenido en aquellos tiempos unos ocho años si es que no me fallan los cálculos, asistía a los primeros años de la escuela primaria, uno de mis compañeritos que vivía a unas cuantas casas de la mía cumplía años y había invitado a todo el curso, la verdad yo no iba a asistir y hasta recuerdo que dije que no iría porque había peleado unos días antes con aquel niño el motivo si no lo recuerdo pero finalmente el día de la fiesta el condenado muchachito se dignó a ir a mi casa con su mamá a verme para que fuera, de mala gana y por orden de mi madre me toco ir a la fiesta, estaban todos mis compañeritos incluida la niñita más guapa de la clase que me gustaba, llegado el momento de los juegos y concursos hubo uno que consistía en que un niño le pasaba con los labios un caramelo a otra niña (ahora que lo pienso, que concurso para más pervertido, luego los padres se quejan de las alocadas adolescencias de sus hijos) a la niña más guapa de la clase evidentemente le toco con el cumpleañero, otro motivo más para yo no querer estar ahí, cuando me pidieron que yo también pasara al centro del salón evidentemente me negué, minutos más tarde volvieron a insistirme ya que al parecer una de las niñitas de la clase no quería participar si no era conmigo, la niña en cuestión se llamaba o apellidaba Reyna no lo recuerdo bien, era muy tímida y callada había llegado a la escuela por medio año procedente de otra ciudad, era simpática sin embargo, no era la que me gustaba ante la insistencia de las señoras de la fiesta acabe aceptando, el caramelo que me toco fue una menta, ganaba quien pasara el caramelo más rápido tres veces, una vez todos los niños con los caramelos en la boca estábamos listos para pasar el caramelo y esperarlo de vuelta para volver a pasarlo, los nervios a flor de piel a pesar de que era un juego la tensión de estar tan cerca de una niña era palpable en mí, una vez que dieron la señal me acerque lentamente con la menta en mis labios hacia los de ella dispuesto a pasarle la menta y que me la devolviera rápido con el mas mínimo contacto, resulta que perdimos y en el juego siendo los peores ya que la niñita nunca me devolvió la menta se quedó ahí con los labios pegados a los míos acompañados de ligeros movimientos, creo que estuvimos así casi un minuto ante el jocoso vitoreo y risas de las madres de los niños y fue así entre jugado y robado que había o más bien que me habían dado mi primer beso. Quien diría que como ese, otro caramelo mentolado tendría cierta injerencia en otro beso muchos años después en otro lugar, en otra situación, otra chica, otra vida.
Segundo beso de la lista, un beso con un corazón enamorado:
A los diecisiete años luego de las tantas aventuras propias de la adolescencia los besos ya han ido y venido como los días del año, sin embargo en este periodo un beso diferente a los otros tuvo lugar y fue en esos momentos de mi vida que di el primer beso estando realmente enamorado, con las maripositas en el estómago y todo eso.
Estaba por terminar el colegio durante las pasantías había conocido a una chica muy guapa de otro colegio que hacia también sus pasantías en el mismo lugar que yo, desde que nos conocimos hubo una rara química y buena amistad entre ella y yo, aquella chica de ojos chinitos se llamaba Mariuxi, la verdad a pesar de que realmente me gustaba y me había enamorado en silencio de ella jamás llegue a pensar que podría llegar a tener algo con ella, sin embargo para mi sorpresa y la de casi todos los que nos conocían en la empresa donde hacíamos las pasantías nos hicimos novios, hasta la fecha en que nos dijimos que nos gustábamos y todo eso, fue especial, ya que era año nuevo, por lo tanto nuestro primer beso debería ser también especial, quedamos en salir un viernes por la tarde y así fue, nos encontramos en el centro de la ciudad y de ahí nos fuimos hasta un conocido jardín botánico más bien fue una cita triple ya que fuimos con dos amigas más que teníamos en común, ellas con sus respectivos novios, tanta era mi dicha que ni me podría creer que estaba yo ahí junto a la chica de la que tan enamorado estaba y que tan inalcanzable veía, tanta era la emoción del momento o quizás hasta el cosmos nos echaba una mano que a pesar del calor propio de esos menes, la temperatura era hasta perfecta, nos alejamos de las otras parejas y tomados de la mano nos fuimos hasta un laberinto de plantas que tenía ese lugar y ahí en el centro de ese curioso lugar a los pies de un pequeño arbolito a las 5 y tantas de la tarde, con el sol ya por ponerse, nos dábamos nuestro primer beso, el primer beso que yo sentía que daba con el corazón, el primer beso que le daba a una chica de la que podía decir que estaba enamorado de verdad, un beso bonito, tierno, cargado de sentimiento, un beso de amor.
Tercer beso de la lista, el primer beso con un corazón roto:
Corría el mes de julio, Sabrina se llamaba aquella chica, habíamos sido novios cerca de 8 meses, habíamos terminado unos meses y luego habíamos decidido intentarlo de nuevo, regresábamos de un viaje cuyo objetivo era arreglar las cosas entre ambos ya que se acercaba una nueva ruptura, no voy a negar que en aquel viaje lo pasamos muy bien, ese fin de semana habíamos estado en la playa y lo habíamos aprovechado realmente bien como se debía, unos cuarenta minutos antes de llegar a nuestro destino y ante el frio silencio de una hora atrás decidimos hablar y tomar la decisión final, por el lado de ella no veía ningún problema en seguir intentándolo no había dudas de que ella me quería sin embargo el problema estaba de mi lado y es que había una tercera mujer en mis pensamientos.
Tomando la decisión más madura que podríamos haber hecho, decidimos dejar todo ahí para no causar daño a más personas pero principalmente a nosotros mismos y así fue en un autobús minutos antes de llegar a la terminal que entre lágrimas ella y yo nos dimos nuestro último beso, para mí el primero con un corazón roto aunque en mi mente estaba otra persona, no dudaba ni un minuto que a ella también le quería de una manera especial fueron tantas y tantas cosas vividas a su lado que jamás olvidare pero sin embargo la decisión estaba tomada y ese último beso de una relación y primerde un roto corazón estaba dado.
Cuarto beso, un beso prohibido, un beso perfecto:
Que es lo que hace que un beso pueda denominarse como ´´perfecto´´ pues son muchas las variables y distintas para cada ser humano, quizás los sentimientos, la situación, los recuerdos, la persona, la simetría de los labios y más, pero sin duda aquellos besos perfectos vaya que existen son mágicos e inolvidables.
Corría la tercer semana del mes de febrero era jueves en la noche y la hora marcaba las ocho en punto, me encontraba cerca de las escaleras del hall de mi facultad ante una decisión que podría marcar el resto de aquel año en mi vida tanto personal como sentimentalmente.
Hacía tres meses que venía saliendo con una chica que casi desde que había entrado a la universidad había deseado, llevábamos casi dos semanas de enamorados oficiales, se lo había pedido el 14 de febrero, y es que para mí luego de tantas cosas vividas a su lado, ella era la chica ideal, la definitiva.
Casi un mes antes a finales de enero en la universidad por esas curiosidades y caprichos de la vida una amiga me había presentado a una chica, amiga y compañera de ella, de nombre Paulette, una chica delicadamente bella, rubia, de nariz perfilada y abdomen perfecto incluso se le daba bien en el modelaje, una chica sumamente encantadora que con una mirada hechizaba a cualquiera, no había duda que me gusto en ese momento sería un tonto si no, desde que me la presentaron nos habíamos hecho muy amigos y chateábamos casi todos los días y a toda hora, decía la chica que nos presentó yo le gustaba, según mi mejor amigaa la que le comente el tema y luego se la presenté que pensaba lo mismo, pero yo tenía novia y recién llevaba días en los que habíamos formalizado.
Ese día jueves de febrero saldríamos temprano de clases, Paulette, otra amiga que compartíamos en común y yo habíamos quedado en ir por unas copas a un bar aprovechando el final de los exámenes, a pesar de que sabía que yo le gustaba y que ella me atraía de cierta manera acepte ir sin embargo antes de salir de la universidad en el hall nuestra querida amiga en común decía tener dolor de barriga y de cabeza y de que no iba a ir al bar pero que fuéramos nosotros solos (al día de hoy pienso que aquello fue planeado entre ambas) la verdad en mi eran tantos lo pensamientos en esos momentos, analizando rápidamente los pro y los contra de aquella situación y los acontecimientos que pudieran desatarse sin embargo acabe aceptando ir a solas con Paulette por aquella copa que no le hacía daño a nadie.
Salimos de la Universidad y abordamos un taxi hasta el lugar de los bares, decidimos primero subir los cuatrocientos y tantos escalones hasta el faro de la ciudad uno de sus principales atractivos, luego del faro unos cuantas escalinatas más abajo entramos a un restaurante por comida, una noche muy amena entre conversaciones, aspiraciones, relatos y demás, una vez terminada la comida decidimos por fin entrar a un karaoke ella pidió un coctel y yo una cerveza.
Hacia las tres menos quince de la madrugada uno de los camareros acerco hasta nuestra mesa una bandejilla con la cuenta indicando así que ya estaban por cerrar como manda el reglamento, en ese momento ya iría yo por mi novena o decima cerveza, la verdad es que me la estaba pasando tan bien conversando con aquella chica que no me apetecía irme ni dejar las cervezas que esa madrugada también sabían, una vez que el camarero regreso con la factura, el cambio y dos caramelos mentolados, salimos del lugar y nos dirigimos hacia un lugar cercano para sentarnos abrí mi caramelo y me lo metí a la boca mientras le daba el suyo, nos sentamos y seguimos hablando unos minutos más tarde ella abrió su caramelo y se lo puso entre los labios, casualmente recordé la historia de mi primer beso y la menta, se lo conté, luego de mi relato ella sonreía y me ofrecía su caramelo sensualmente colocado una vez más entre sus labios para que lo tomara con los míos, quizás gracias a las diez cervezas sin pensarlo nada en ese momento comencé a acercarme, aquel momento parecía que iba transcurriendo en cámara lenta una vez más creo que la cerveza era la culpable, unos segundos después ya en mi cabeza no podía dejar de pensar que eso estaba mal, que tenía novia, que ella estaría durmiendo angelicalmente en su cama mientras yo estaba ahí, aunque sea difícil de creer hasta ese momento jamás le había sido infiel a una enamorada, los pensamientos no cesaban, la brisa era tan cálida y fría a la vez incluso hasta la luna se veía, eso sí que parecía una escena de película pero no lo era, era la realidad que transcurría lenta muy lentamente, finalmente estando a centímetros de distancia de sus labios y los míos tome el bendito caramelo y en unos dos segundos mi mente se quedó en blanco y no pude resistir las ganas de besarla al tiempo que ella me correspondía, aquel beso fue una mezcla de todo con todo, sentimiento, pasión, lujuria, deseo, culpa, magia y es que la simetría de nuestros labios era tan perfecta que no era ni normal, nuestras bocas encajaban tan perfectamente que sigo sin poder explicarlo con toda la lucidez necesaria, todo en un simple beso, a ciencia cierta no sé cuánto duro pero hasta el tiempo que duro fue perfecto y ese fue mi beso perfecto, perfectamente prohibido, perfectamente único.
Quinto beso, un simple roce de labios.
A veces lo que menos esperas te acaba sorprendiendo en el lugar que menos imaginabas o con la persona que jamás llegaste a pensar. El destino, el cosmos o la simple casualidad tiene unas formas tan caprichosas de atar sus hilos que resulta hasta gracioso cuando te pones a pensar en ello una vez recuerdas vivencias pasadas.
Años después de los primeros besos de niñez, de los pasionales besos de adolescencia, de los maduros besos de juventud y de un beso perfecto en una madrugada que le dio un giro a mi vida de cómo estaba yendo en ese momento.
Me encontraba a mediados de año sin novia ni relación cercana a la vista y es que a inicios de ese mismo año acababa de terminar una relación que a mi juicio se estaba comenzando a tornar como asfixiante por tanto necesitaba un buen tiempo de la tan añorada soltería y de todos los beneficios que con ella vienen. Cerca de dos años atrás había conocido a una chica durante unas misiones de semana santa, incluso después de aquellas misiones nos habían enviado juntos a un congreso en otra ciudad donde le pude conocer un poco más, una chica muy curiosa desde mi punto de vista, era unos años menor a mí, estudiaba una carrera que por lo general está más enfocada hacia el género masculino, una chica flaquita, con unas ligeras ojeras, una chica que fácilmente no destacaría en un concurso de belleza, pero con un carácter que vaya que si destacaba y por mucho, sumamente inteligente y es que para seguir aquella carrera necesita más que cojones se necesita cerebro, en cerca de dos años que llevaba de conocerle no podía decir que fuéramos grandes amigos o más, apenas le veía unas veces, cuando recién le conocí en esos tiempos yo salía con una chica y mi tiempo para amistades era muy limitado luego estuve soltero un tiempo y le dedique tiempo a mis amigos, en esos momentos llegó a conocer mi lado de soltero pícaro y bohemio ya que teníamos varios amigos en común, para ese momento ya nos conocíamos mucho más y éramos mejores amigos que meses atrás, paso el tiempo y me encontré con una nueva relación, sin embargo una vez que termine con ella a inicios de año decidí enfocarme nuevamente en mis amigos que bastante abandonados les tenía.
En abril ocurrió un evento que sacudió a toda la nación y por esos caprichos de la vida en esos precisos momentos estaba junto a aquella chica y otros amigos, su nombre era Romina, semanas después de aquel acontecimiento me fui acercando a aquella chica un poco más, conocí a sus padres, a gran parte de su familia, a sus mejores amigas, nuestra amistad se fue afianzando incluso tal era nuestra camaradería que hasta yo sabia cuáles eran sus pretendientesy ella una que otra de las mías, conocía incluso a mis últimas exs y yo a uno suyo, no podía negar que me sentía muy bien estando al lado de ella, a pesar de las sendas diferencias, Romina era hincha del equipo eterno rival del mío, su carácter chocaba en algunas ocasiones con el mío, pero aun así yo sentía un profundo respeto y admiración por aquella chica, no era que me gustara o al menos eso creía y es que mis novias, enredos y aventuras siempre habían sido con chicas con caderas más pronunciadas, más abultados escotes, cabelleras más largas y sonrisas más cautivadoras, claro ejemplo podemos citar a la chica del beso perfecto y es que a pesar de que yo no soy precisamente un galante y guapo príncipe azul y más tiraría a mozo de escuadra nunca se me ha dado mal en conquistar chicas que para muchos serian inalcanzables. Romina contrastaba precisamente con todo ese modelo de mujer por decirlo así al que yo estaba acostumbrado, sin embargo mientras más conocía a aquella chica más me intrigaba, su forma de ver la vida, su amor por la lectura que era algo que compartíamos, su madurez, su inteligencia, tenía tantas y tantas cualidades que la hacían una mujer especial. Me gustaba estar a su lado, invitarla a comer, al cine, por un café o simplemente pasar a su lado, vaya que me gustaba estar a su lado, una vez jugamos a ser novios de mentiras para yo quitarme de encima a una chica y ella uno, yo propuse aquella simpática travesura en forma de broma nunca creí que ibaaceptar pero a la final acabó aceptando para mi sorpresa y los resultados fueron los esperados, la falsa historia duro casi una semana nos tomábamos de la mano en público y todo, parecía tan real que solo el que nos pidieran un beso podría haber descubierto la farsa, incluso desde ese momento comenzamos a llamarnos ´´vida´´ y seguimos haciéndolo incluso después de haber terminado nuestra falsa y corta relación. Días después de haberle contado a todo el mundo la inocente mentirilla me pidió que le acompañara a un bautizo del hijo de una de sus antiguas amigas de colegio, yo gustoso accedí, por motivos que jamás me llegue a enterar me presento como su novio en aquella fiesta yo me lo tome como una última actuación de la travesura anterior sin sentirme ligeramente algo confundido pero a la vez contento, luego del bautizo nos fuimos hasta la casa de una de sus mejores amigas a las que ya conocía, ahí juntos nos reímos de las caras de la gente cuando nos presentó. Fue en ese momento mientras relataba la anécdota a sus mejores amigas que comencé a cuestionarme si aquella muchacha que no me atraía físicamente en lo absoluto podría estarlo haciendo sin que yo me enterara con sus otras miles de extraordinarias casualidades, la duda ya estaba plantada en mi pero procuraba no darle importancia a pesar de las preguntas de mis más cercanas amistades de que porque pasaba tanto tiempo con aquella singular señorita. Las dudas se disiparían más adelante.
Unos días más tarde un sábado por la noche por iniciativa de sus mejores amigas fuimos hasta la casa de mejor amiga a la que ya había estado en otras ocasiones entre amigos y amigas habíamos un grupo de cerca de diez y ya entrada la noche propusieron jugar al típico juego adolescente de verdad o desafío, luego de algunas rondas a ella le toco un desafío y sus amigas le pusieron de desafío que me diera un pico de 5 segundos, entre risas se negó y la negociación duro un par de minutos hasta que por fin aceptara a hacerlo, yo en ese tiempo no dije ni una palabra y es que dentro de mi todo un huracán de sentimientos se había desatado, por fuera no sé si estaría blanco, rojo o morado de la presión de mi interior, sentía que el corazón me iba a estallar pero porque, porque me sentía así, cuantos cientos de veces antes no había jugado aquel juegesillo, cuantos besos había ganado gracias a él, cuántas mujeres había besado en mi vida, además era un simple pico ni tan si quiera era un beso de verdad, mis nervios estaban a flor de piel y hasta las manos me temblaban, nunca en la vida había pasado por algo así, finalmente la escuche a mi lado pidiendo que la mirara y al verla como se iba acercando hasta mi cara me sentí como en una sala de hospital escuchando el aparato aquel monitorea tu corazón sonado el pi…pi…pi… cada vez más rápido y cuando por fin sus labios apenas rozaron con los míos solo quedo un solo piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii durante cuatro o cinco segundos, una vez separados ese simple roce de labios de 5 segundos me había dado la respuesta a las dudas de más de cinco semanas, estaba perdida, completa e irremediablemente enamorado de aquella flaquita hincha azul y fan a morir de Fonseca.
Y bien luego de haber recordado aquellas cinco historias de esos cinco besos y por primera vez haber pensado en todas al mismo tiempo puedo atreverme a decir que un beso es la muestra más sincera de nuestra humanidad, un beso de cuento de hadas, un beso apasionado, un beso enamorado, un beso de amistad, o incluso un simple roce de labios es la muestra más fehaciente de nuestra naturaleza humana, con un gesto tan simple podemos expresar tantas cosas en tan diversas situaciones, un beso más allá del contacto físico entre los labios de dos personas es un contacto más íntimo, más personal, más profundo y puede llegar a ser desde un pequeño agujerito o una inmensa puerta para mirar o incluso cruzar al alma de la otra persona, un beso es sentimiento, alegría, aceptación, regocijo, devoción, un beso es un billete de avión a lo conocido o a lo desconocido, un beso puede ser la mayor muestra de amor de un ser a otro o incluso la de mayor traición si miramos a Don Judas un par de milenios atrás y es precisamente eso a lo que me refería, no hay nada más humano que un beso y es que estos muestran nuestra naturaleza, de cómo podemos ser tan auténticos como un beso de amor o tan maliciosos como un beso de traición, los seres humanos somos la única especie en este planeta con la capacidad de no mostramos como realmente somos, somos capaces de mentir, de obviar, de hacer de una gota de agua una tormenta del pacifico, pero también podemos hacer cosas maravillosas, podemos curar, podemos ayudar, podemos crear maravillas, podemos hacer arte, podemos soñar, imaginar, podemos amar y es que un beso representa nuestro interior con lo bueno y lo malo que acarrea ser tan humanos y reales como la tierra misma.
Así que la próxima vez que escuche en un aeropuerto a un niño preguntarle a su madre ¿Qué es un beso? Puedo responderme a mí mismo que un beso es una puerta, una puerta al alma, una puerta a una aventura o una puerta al infierno mismo, un beso es una puerta, pero, una puerta mágica, que puede conducir a muchos lugares, pero el destino final lo decide la otra persona y por consiguiente el lugar donde tu decidas llevarle a la otra persona.
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