He’s gone

Así es: él ya no está, no está más. Hoy ya no hay reclamos, ni justificaciones a su conducta. Lamento haber señalado su muerte mediante estas malditas líneas. Pero, así es: es un hecho ya. Solo queda aceptarlo, extrañarlo, mirar sus cosas de vez en cuando, recordar sus frases y reír de lo que en vida detestábamos.


La boda

Jamás pensé casarme tan joven, debo decir que no estaba para nada en mis planes, pero así fue, a veces en la vida se toman decisiones locas por amor o por lo que parece serlo en su momento. En fin, yo decidí casarme a los 21, cuando aún tenía mucho por vivir, decidí dejarlo todo por una boda de ensueño.

Me casé en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en un momento de mi vida en el que estaba llevada por la religión y los arrebatos de locura amorosa. Mi esposo era para mí el mejor hombre y el día de mi boda también fue uno de los mejores días de mi vida.

Ahora que reflexiono en porqué fracasó mi matrimonio pienso que ambos éramos demasiado jóvenes e inmaduros para un compromiso tan grande, pero bueno eso ya lo hablaré más adelante. Por lo menos en este capítulo quiero quedarme con un recuerdo alegre de mi boda, un recuerdo que no sea vulnerado por los problemas ni discusiones que vinieron más adelante.

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