Y la verdad, os hará libres.

Y la verdad, os hará libres.

Willians Valdez

02/03/2020

–¡Que pase el acusado!

Un ser divino, majestuoso he intimidante en poder, aparece en el estrado iluminando con su presencia todo el lugar.

–¿Cómo se llama el acusado?

Con voz de trueno y trompeta contesta.

–¡Yahvé de los ejércitos!

–Le recuerdo al acusado que aquí yo soy la autoridad, no se ponga con espectáculos solo para amedrentar o no será necesario el juicio; lo acusare por dos cadenas perpetuas hasta el siguiente juicio.

–si, señor juez.

En el fondo del recinto se escucha una algarabía de voces siniestras, de legiones de seres los cuales decían al juez…

–¡condénalo por millones de cadenas perpetuas a ese maldito..! Tiene toda una eternidad.

–¡Silencio ángeles caídos! Si sigues desordenando mi juicio serán expulsados. Ahora, como se declara el acusado.

–inocente.

–es bien sabido que todos los presentes te acusan de miles de cosas que has hecho en ellos, según de forma injusta; como por ejemplo: estos ángeles que ahora por su rebeldía fueron despojados de su luz y esperanza.

–sí… nos convirtió en demonios solo porque decidimos ser nosotros, y no sus esclavos eternos cantando sus estúpidas alabanzas.

El juez, golpea fuerte con su martillo interrumpiendo y exigiendo el silencio en el lugar.

–Otra interrupción más y serán ustedes los condenados.

De inmediato dirigió su mirada aquél ser resplandeciente.

–Yahvé, tienes tú propia justicia y haces lo que quieres, no es verdad?

–Si señor, así es.

–¿crees que has abusado del poder ante tú propia creación creación que no tiene una conciencia superior a la tuya?

Yahvé queda en silencio.

–tú silencio es buena respuesta, no tiene caso la redundancia en afirmar tú autoritaria voluntad. También estás acusado de injusto con un ser en particular, a tal manera que maldijiste su vida como pecador por los siglos de los siglos, hablo del hombre. A padecido tu mano fuerte y vengativa, quien tú mismo colocaste para gobernar el mundo sin conocimiento de la maldad. Sin embargo, le diste de tarea de no comer el fruto de un árbol que da el conocimiento del bien y mal, conocimiento que solo tú deberías tener. ¿por qué actuaste de esa forma? Necesitas del error del otro para justificarte? Necesitas la imperfección del otro para autodenominarte perfecto? ¿Acaso no puedes ver tú propia carencia?

Yahvé le mira a los ojos al juez, esta vez sin prepotencia pronuncia las siguientes palabras.

–en ese caso si soy responsable, por involucrar al hombre en mis propósitos personales, pero es por esa misma razón que fue creado, para que me dieran la gloria y la honra por la eternidad. Yo les di propósito, vida, y vida en abundancia si las cosas no se hubieran desviado, ellos tendrían gozo, paz, abundancia, plenitud inagotable. Les hubiera dado el don de ser como ángeles si hubieran pasado la prueba de obediencia.

–¿Te refieres al árbol del conocimiento?

–si señor Juez, es lo justo, obediencia por una vida eterna.

Una voz firme y aún mayor que las de la multitud, interrumpe el interrogatorio.

–¿Justo? ¿Obediencia por vida eterna? En el mundo de los humanos eso le llaman negocio, los corruptos financieros tendrán tú bendición por tan talentoso don.

–Y tú el que sobresale quién eres?

–Luzbel es mi nombre señor juez.

Yahvé se anticipa al Juez, declarando.

–este señor Juez, es culpable por desviar el camino del hombre colocándolo en una situación de pena y tragedia durante todos sus días en el planeta.

–¿es verdad Luzbel?

–no precisamente señor, yo, solo les di a conocer lo que realmente son; les desperté del monopolio en que vivía y les di la oportunidad de ser eternos, sí; sin necesidad de vivir como esclavos ante las peticiones de un monarca egoísta, como el que está en el estrado señor Juez.

–¿les diste la oportunidad de ser eternos?

–si señor juez, porque, no es este supuesto dios presente el que da eternidad; es, la totalidad del conocimiento.

–¿Cómo?

–obtener el conocimiento total, sabrás todas las infinidades de vidas y muertes, pasadas, presentes y futuras, el ciclo transformador de las cosas desde la nada a la materia… lo conocería ¡TODO! ¿vida eterna? ¡Ja! No es nada comparado con esto, Serían verdaderos dioses al obtener todo el conocimiento.

En ese instante, todos allí presentes quedaron impactados ante tal afirmación de aquel Ángel de color gris opacó, aunque conservaba su perfil dominante y fuerte de un Querubín. Los demás demonios susurraban sorprendidos ante su revelación.

–Pero ¿Cómo es posible? Nunca nos habíamos imaginado tal cosa. Con razón algunos humanos los escuche decir: “el conocimiento es poder”.

–¿y como supieron antes qué nosotros?

–¡SILENCIO..!

Nuevamente Jehová se dirige ante el juez en su defensa.

–Estos quiénes están frente a usted señor Juez, también son creación mía y los hice a mis fines, y a diferencia del hombre, ellos se les dio poderes menores a mí, pero superiores al hombre quién lo único que recibieron fue el libre albedrío. Por ello, debieron estos infieles obedecer a su creador pero han sido traidores, intentando destruir lo que por tanto esfuerzo realicé.

–eso lo entiendo, sin embargo hasta los Reyes son juzgados por un parlamento y su propio pueblo por sus malas acciones.

–pero soy el que soy, el Alfa y Omega, ¡Dios! No hay nada por encima de mi. ¿Cómo pueden juzgar a quien tiene el poder de dar vida y quitarla?

–Exacto, tú tienes toda la omnipotencia, la omnipresencia y la omnisciencia… y sin embargo, tu soberbia fue más fuerte que todos tus dones, siendo injusto hasta con el más débil de tu creación.

–no es así, pagué el precio por ellos dando a mi unigénito hijo que entregó su vida por sus pecados, siendo redimidos en un nuevo pacto; Fui justo con ellos.

–¡Es verdad!, yo pagué el precio con mi muerte y di mi sangre para limpiar sus pecados ante mi padre.

–¡Que, dramático¡

Expreso irónico Luzbel, mientras Jesucristo entraba levitando en medio de aquellos ángeles sin luz, con su manto tan blanco como la nieve, enseñando las heridas de las manos y pies; formando un sendero los demonios ante su paso. Algunos se ocultaba detrás de Luzbel asustados por tal figura.

–Jum… ustedes si que quedaron traumados.

–Pero si es el hijo de Dios…

–No me digas… ¿se creyeron la versión religiosa del Mesías? eso solo fue una distracción para ustedes y para convencer al hombre de la misericordia de Dios. En realidad, fue algo más que no me permitió tomar el trono del Yahvé; por estos dos milenios he estado meditado la verdadera causa de mi derrota. No fue por el sacrificio de su hijo dando salvación a su creación humana como muchos piensa. ¡Ja! que tontos los humanos, siempre quieren ser el centro de atención, como si el universo solo girara a su alrededor.

–Pero entonces ¿qué pudo ser lo que nos aventajó?

–Yahvé cometió errores en su proceder con el hombre; sabía que tenía que enmendar todas sus faltas desde sus inicios en el Edén; es Dios de misericordia y justicia. No puede darse el lujo que descubran su imperfecto plan divino, Pero en alguna parte estará su talón de Aquiles.

–Aún seguimos sin entender.

Luzbel, mira por unos segundos aquellos ángeles desprovistos de luz y hermosura, con rostros lánguidos sin ninguna expresión más que la de pobres desterrados mendigos; para luego enfocarse en Jesús, vestido de gloria, heredero de todo el reino de su Padre.

–Al hombre le dio libre albedrío y al desobedecer, probó el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal… es una mala combinación si deseas obediencia voluntaria en un súbito; y como resultado al mal plan de Dios… el hombre obtuvo el poder de elegir; para bien o para mal. Y es aquí donde entra Jesús a solucionar lo que Yahvé no pudo directamente resolver… pero sé, que no fue suficiente. Debo estar atento al Juicio, esta vez no quiero que me sorprenda como lo hizo la última vez cuando éste nazareno fue colgado en el madero.

El juez interroga el recién llegado. –¿Y quién eres?

–Soy Jesucristo, el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Nací como hombre haciéndome menor a los ángeles, y me di en propiciación por los pecados del mundo.

–Muy gentil de tú parte morir por otros, pero acaso tú elegiste ser el cordero expiatorio?

–Nací para serlo señor, no había otra forma.

El Juez reflexivamente da su opinión personal.

–Creo que es muy cruel dar a mi hijo en sacrificio, para darle solución, algo que yo no pude arreglar o controlar desde el principio.

–No es así con mi padre señor Juez, él es justo y misericordioso. Él padre y yo somos uno.

–¿Entonces podríamos decir que Dios también padeció en el sacrificio?

–A si es señor juez, a tal extremo le llevó su amor por su creación.

–¡No es lo mismo! (Acentuó Luzbel) tú, Jesús, colocaste tu cuerpo mortal y padeciste el sufrimiento agonizante de un humano hasta la muerte; eso Jehová nunca podría experimentarlo, a menos que él mismo renunciará a su divinidad para ser mortal por un tiempo.

–¿Y qué más sacrificio que entregar a tu hijo quien es parte de ti?

Luzbel sonríe en ironía ante la afirmación de Yahvé.

–tú nunca te rebajarías para ser lo más inferior de tú creación. Sabes que yo tomaría el control y siendo el más poderoso después de ti, te destruiría en ese estado de debilidad.

Yahvé se dispone a contestar con ímpetu pero…

–¡Eres mentiroso desde el principio! La verdad no es tu opción Tú, Satanás… ¡Vuelve a las tinieblas de donde perteneces!

–¡Orden en la corte!

Los demonios retroceden temeroso ante las palabra de Jesús. salvo Luzbel; quien cruzados de brazos y mentón elevado con mirada desafiante sonríe burlándose de sus palabras.

–Tranquilízate Jesús, aquí no tienes más autoridad que el señor Juez presente. A demás no te tengo temor, no influyes en mí como le sucede a mis hermanos… ellos no conocen la verdad como tampoco tú. Todos ustedes junto con los humanos consumieron una mentira construida como verdad de tú leal padre.

–Bien Luzbel, este Juicio fue hecho para revelar esa verdad que tú tanto supones, lo cual pondría a Yahvé en una situación incomoda comprometiendo su legitimidad como Dios justo y misericordioso. Frente a toda su creación podría ser destituido como dios.

–¿Eso es posible señor Juez? (Luzbel pregunta atónito ante la afirmación del Juez)

–¿Acaso duda de mi autoridad Querubín?

–No, por supuesto que no.

Luzbel duda un poco de la palabra del Juez; Jehová siempre a sido Dios por más de tres mil años, al punto de creer que es el único Dios, que a existido jamás sobre la faz de la tierra.

–Concéntrate Luzbel no te anticipes.

Pensaba en sus adentros mientras ordenaba sus ideas para pronunciar palabra.

–Entonces te escuchamos…

Un silencio se apoderó del resintió, Todos muy pendientes de aquel Querubín que tomó la decisión de revelar tan anhelada verdad.

–El cielo y la tierra saben de la versión oficial que Jesucristo. El cordero de Dios que no solo quito el pecado y dio salvación a la humanidad, también daría la restauración del reino de Dios; restauración que era necesaria puesto que el gran Yahvé, no puede involucrase con su propia creación, o su gloria los destruiría a causa de su corrupción; corrupción que Dios mismo les provocó. Entonces sería una doble injusticia del Santo, misericordioso y justo Dios.

–¡Blasfemia son todas tus palabras!

Jesús enojado, abogaba por su padre, y Luzbel sarcásticamente responde a su apelación.

–Si querido Jesús, la verdad del plan divino es más amarga que la dulce y emotiva mentira de una salvación por amor a los hombres.

–Di de una vez tú falsa interpretación.

–Lo que pretendía salvar tu querido padre no era a la humanidad, si no su reino; reino que estaba declinando por sus malas decisiones desde Adán y Eva, jueces, reyes y algunos profetas, que terminaba haciendo todo mal respecto a sus planes. Y él agresivamente solucionaba sus problemas eliminando quien interviniera sea elegido o no. Entonces se le ocurrió la gran idea de enviar un Mesías en el momento más oportuno. fue cuando llegaste.

–Es cierto, el principal plan es la restauración del reino de Dios en la tierra, no hay nada nuevo en lo que dices.

–Pero Yahvé, era quien debió pagar el precio, y no otro inocente más; puesto que Jehová ya a sacrificado a muchos por sus ineficaces decisiones.

–Ya lo dije antes, él padre y yo somos uno, mi padre también padeció junto conmigo.

–Entonces, Por qué en agonía tú lo llamabas diciendo… (deforma dramática recita) “padre, padreee..! por qué me has abandonado?”

Jesús mira con amor a su padre.

–Mi padre siempre estuvo conmigo, yo solo estaba en un momento angustiante y de dolor…

–Dolor que tu padre nunca sintió, por lo tanto no hizo nada por enmendar sus propias injusticias con el hombre. Él les dio su naturaleza impredecible, él debió reparar su propio daño, no un ingenuo como tú.

Jehová toma la palabra, llevando su mirada a Luzbel a quien, con voz autoritaria responde a sus críticas.

–Tú nunca estarás en mi trono ni en este milenio ni en los siguientes; eres astuto pero no suficientemente inteligente para darte cuenta de mi verdadero plan de…

Luzbel se anticipa y responde.

–¿de tú propia salvación?

–Sí, podríamos llamarlo así.

Jesús le mira sorprendido, pensando, cómo puede ser eso. Que Dios necesite salvación.

–Padre, no entiendo.

–Hijo, tú diste la vida por los hombres… –En ese instante lleva la mirada a Luzbel. –pero tiene razón este traidor, que a pesar de tú noble sacrificio no alcanzaría para conciliar mis, por decirlo sí, equivocaciones.

En ese momento Yahvé mira a los ojos a Jesús y afirma.

–yo tuve que pagar el precio; morir de la manera más horrible y dramática que la tuya hijo. Y debía hacerlo de la forma más insignificante, ruin, menos admirable como sucedió contigo; mientras tú sacrificio sería recordado solemnemente por todas las generaciones; mi muerte, solo sería un breve comentario de cómo termino un indigno por sus actos.

–¿Pero como es posible? Estuve vigilado todo ese tiempo tus jugadas con el supuesto Salvador y sus amiguitos los discípulos, no vi nada extraño que te involucrara.

–Eres aún mucho más ingenuo Luzbel, no solo fue mi hijo quien murió en ese grupo de santos.

En ese instante, Luzbel mueve sus ojos hacia los lados exaltado, pensando rapidamente.

–¿¡Judas!?

–Pronuncia aquel nombre sorprendido, exclamando varias veces como un disco rayado en su mente.

–¡judas!, ¡Judas! Ese mal nacido de ¡Judas..! Eras tú? Jajajaja…!

–los demonios miraban desconcertados a su líder, viéndole reír frenéticamente.

–Jajaja… Si, viéndolo de ese modo, Judas personifica toda tú carencia y bajeza; eres un ladrón, traidor y usurpador del trono, haciéndote pasar como el único dios.

Jesús confundido observa a su Padre rodeado de luz, no pudo cuestionarle más que solo hacer una pregunta.

–Padre, entonces mi sacrificio… ¿no era tan necesario?

–A los hombres les encanta los sacrificios de sangre. Eso les da una explosión de éxtasis y adrenalina fortaleciendo su fe o temor en sus convicciones; así qué lo aproveche a mi favor. Primero fue con animales. –Con una mirada profunda y amorosa se inclina frente a Jesús tomando sus hombros en expresión de admiración. –y luego con mi propio hijo. Tu sacrificio Fue de gran bendición y esperanza para las criaturas de la tierra; pero no era suficiente para Salvar el trabajo en mi Reino.

–Entonces, ¿todo ese tiempo estuviste entre nosotros como Judas? ¿Aquel que satanás indujo a la maldad?

–Si hijo. –de inmediato Yahvé, cambia su expresión de manera divertida. –y fue cómico escuchar en mi oído a satanás, como le llamas… Influenciando mi humilde humanidad para entregarte a manos de los guardias; ignorando que era yo.

–¡Maldito!, me jugaste sucio. ¡Te ocultándose donde menos sospecharía!

–Jajaja… En la misma maldad donde estas tan acostumbrado, ignorante Querubín.

–Entonces ¿no estabas conmigo cuando estaba clavado en el madero?

Yahvé, vuelve a los ojos de Jesús, que con expresión compasiva, le afirma.

–Hijo, cuando te llevaron ante Pilatos, sufrí en gran manera al ver todo lo que te esperaba, devolviendo las monedas a los fariseos que pagaron por entregarte; salí corriendo a un árbol lejano y me ahorque. Una muerte impura por ser suicidio. Y cuando dijiste tu frase célebre en el madero, yo había caído del árbol que estaba a orillas de un precipicio, cayendo de cabeza reventándose en dos, esparciendo todas mis entrañas.

Luzbel aprovecha para agregar un comentario satírico, intentando disfrutar la situación, mientras pueda.

–Mientras tú solo te quejabas en el madero, las ratas comían el pudin de cerebro de tu padre… es más dramático que derramar un poco de sangre colgado de un madero.

–y cuando te llevaron a la tumba con flores y bálsamos, yo fui comido por roedores, perros y aves de rapiña.

–¿En serio padre?

–para añadirle más dramatismo, Yahvé tomo la forma de Judas con su cuello marcado por un color violeta oscuro producido por la soga que le fracturó el cuello, y una gran hendidura desde su frente hasta atrás de la corona de la cabeza. Jesús y todos allí se sorprendieron al ver a Yahvé hecho Judas y en tal condición abrumadora, que ya con su voz de hombre y quebrantada siguió su discurso.

–Después que tu resucitaste, yo fui esparcido por el desierto en las heces de aquellos animales.

Luzbel aplaudió el acto de Yahvé, agregando. –yo no lo hubiera hecho mejor, hay maneras de arruinarle la vida a un hijo, pero esta es fenomenal.

–Entonces tú Jehová, ¿pagaste el precio de tus errores como Judas el traidor

–A si es señor Juez, muriendo de la manera más grotesca donde nadie estuvo allí para llorar mi muerte, y aún después de muerto la humanidad sigue despreciando aquel traidor y cobarde que, sin saberlo el cielo y la tierra fue, quien me redimió. Propiciando todas mis faltas a la humanidad, devolviendo mi grandeza, gloria y santidad como Dios. Mi hijo engrandeció mi reino en la tierra y mucho mejor que yo, que intente formar un reino con un solo pueblo.

Yahvé siendo Judas, mira a Jesús y le acaricia sus rizos castaños que deslizaban en sus hombros con una leve sonrisa.

Abatido Jesús por tan dramática escena, podía oler el sudor, polvo y sangre de aquel cuerpo maltratado y desecho de aquel quién alguna vez fue su discípulo, y en realidad era el padre.

–Mi cordero inmolado me dio todo los pueblos del mundo en una nueva fe, mejor que la ley que le di a Moisés; engrandeciendo más mi gloria. Y yo absolví todas mis faltas como Judas restaurando mi reino en los cielos. (en ese instantes señala a Luzbel) –así, descartar cualquier oportunidad que ese rebelde Querubín pueda aprovechar en mi contra.

–¡Eres un maldito tramposo!

–Jajaja… ahora ¿quién ríe de último? tú lo has dicho, son negocios…

–Bien, entonces si Jehová pagó por sus errores, doy el fallo en esta corte; queda absuelto de toda culpa. ¡Caso cerrado!

Los demonios consternados se retiran lentamente del recinto, y Jehová aún con su mano en el hombro de su hijo sonríe victorioso por su triunfo observando cómo se retiraban los que le acusaban; y en medio Luzbel que aún seguía inmóvil mirando fijamente.

–Ahí está el derrotado viendo como se derrumbó nuevamente sus planes.

Pero al volver la mirada en Jesús, este se retira con su mirada baja como si hubiera sufrido, una perdida al igual que los demonios.

–¿qué te pasa hijo, acaso no es motivo de alegría mi victoria?

Jesús se detiene.

–Si padre, siempre vivirás de victoria en victoria… tus victorias. Los hombres seguirán sus vidas, ahora bajo la influencia de la nueva fe, con la promesa de mi venida para…

Judas le interrumpe.

–Ho..! sí, esa promesa los mantendrá fieles a mí sin necesidad de estar allí presente vigilándolos; Es mucho mejor que un arca del pacto.

–Jesús voltea a verlo sorprendido por su cinismo; impotente en refutarle cualquier palabra ante aquella imagen deplorable de Judas que, como agujas pinchaba su conciencia. Solo giró levemente su mirada en dirección a Luzbel, el cuál este en un gesto burlón expresa. –hijo, eh ahí tu padre.

Jesús consternado por la naturaleza de los hechos, pensó en su segunda venida; la mera promesa haría el trabajo de mantener a los hombres fieles por siglos; ya con su reino aún más grande, su Padre los mantendra así por centenares de décadas, pasando por muchas vidas hasta el día que sea necesario aparecer en las nubes… o nuevamente culpar a los hombres por no estar en obediencia.

–es tan cruel como nadie. –pensó Jesús sin ninguna opción comparativa. Se prometió a si mismo no cumplir la promesa con la esperanza que el hombre algún día, pueda ser libre de sus propias creencias.

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