No te soltaré

Eres como el abrazo que incita a cerrar los ojos. Haces a uno sentirse en casa con sólo mirarlo.

No puedo alejarme de ti. Es superior a mí y menos mal que es así. Si te perdiera no me lo perdonaría jamás.

Así que seguiré contigo, pegada a ti, cuidándote y cuidando este amor hasta que el sol ilumine la noche y la luna alumbre el día.

Nunca te soltaré . Seguiré sujetándote la mano y caminando junto a ti en este viaje de la vida hasta el momento en el que todo nos parezca un déjà vu real, y el tiempo dibuje sus calles más anchas en cada parte de nuestro cuerpo; seguiré contigo hasta que nosotros mismos estemos encorvados buscando la mama tierra para darle el abrazo más eterno.

Porque si te perdiera notaría tu ausencia mordiéndome en mi adentro como la sensación que todos queremos evitar. Esa sensación que nace cuando dos personas de diferentes continentes se separan sabiendo que no saben cuando será la próxima vez que se dirán ese «hola» especial, o como el despertar de la primera mañana sin esa persona con la que dormiste tantos años; como el final del libro favorito o como el principio de una ruptura. Muy doloroso.

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