Mini cuentos y breves relatos.

Autor: Javier Benjamín Begazo Villanueva

“MAR 1 O LA ILUSIÓN DEL DELFÍN”

Estaban reídos y burlescos, en un loco clímax de incontrolables carcajadas, en plena cima del éxtasis de su embrutecido bullying, un arpón clavado en lo que sería mi hombro les hacía enfermizamente “felices” y más aún al verme zigzagueante y lleno de dolor. Yo, así, parecía un aparato de alerta, movedizo, flotante, de aviso sobre el mar. Ya celebraban su triunfo, me subieron y quedé tirado sobre el gelatinoso piso, mi horrible final se acercaba y no me quedó ninguna duda cuando vi alzar con brutal ímpetu, listo para terminar de acabar conmigo, ese feroz y afilado machete, sin embargo, un inesperado, rápido y eficaz empujoncito frustró sus planes, la necia manada con su burdo aquelarre se detuvo, sorprendidos, no podían creer que una inefable, de ensueño, había acudido en mi ayuda desafiando el corifeo maligno de sus estúpidas decisiones. Esas risas, macabras, se esfumaron ¡Oh dioses de todos los mares! ¡Díganme, díganme por favor que aquella ninfa era una sirena!

Firma: El delfín


“MAR 2 O MARAVILLA DE HORIZONTE MARINO”

Yo, casi como siempre ¡feliz de la vida! Es que, como saben, mi existencia gira alrededor del mar. Me toca lidiar, que si con pequeños o inmensos cardúmenes de huidizos e inquietos peces, que si con yates, barcos y barquitos o con esos botecitos a punto de voltearse, que fluyen en una danza de movimientos imbuidos de, no sé, tal vez de quietud y apacible suavidad, pero también de violentas sacudidas, rítmicas, a causa del extremo oleaje y, sumado a ello, alzo la mirada y ahí están, el manto de aves en ondulatorios viajes, suspendidos, sobre todo, por la tan obvia, pero invisible fuerza. Mi escaso saber me limita expresar todo esto, lo que yo mismo veo y siento cada día. ¿Y si esta indescriptible realidad se plasmara en una gran pintura? …Abstracta, iridiscente, metafórica; a un lado, diversos entes que habitan bajo el mar, en el centro, múltiples navíos y en el otro extremo, aves, aves, dispersas, en conjunta migración, grupales, emparejadas o solitarias y captar algunas en pleno y rasante vuelo, todo ello, junto en un mismo cuadro, como una sola, imponente y viva figura.

Firma: El delfín


“¿INGRATITUD?”

El señor Esopo me insiste que debo ser agradecido, pero ¿hasta cuándo? Es cierto, muy cierto, y lo han dicho infinidad de veces, la libertad es uno de los aspectos más preciados en toda nuestra mortal existencia y, la verdad es que, a este pequeño y vivaz personaje siempre le estaré agradecido por haberme liberado de ese sorpresivo y angustiante cautiverio, que, de no ser por su muy, pero muy oportuna ayuda, aquello se hubiese convertido en el preludio de mi suplicio final. Trataré de resumir, y ojalá, aun así, yo pueda hacerme comprender o ustedes, tal vez puedan justificar o al menos perdonar mi discutible y bestial acción. Pasábamos una prolongada sequía, la desesperación, la muerte y el hambre asolaban todo el lugar, yo, cada vez más enflaquecido me resistía a cometer este flagelo. Me decía no, no y no, una y otra vez, hasta que no pude más y, de un solo bocado, devoré a mi buen salvador, al inocente ratón.

Firma: El león


“EL SALTO CUALITATIVO A LA VIDA”

El mundo no es ni blanco ni negro, ni gris tampoco, es, digamos, todo, todo lo multicolor existente y aún por existir. Me siento tonto e ingenuo decirlo, pero lo repetiré, pese a las agoreras y guturales voces de esos “felices” e insaciables heraldos, el mundo, este mundo, no llegó a su fin ni está acabado, aunque resulte muy cierto que unos cuántos, muy pocos, estén masivamente expoliando a toda la humanidad y sin piedad, se encuentren devastando nuestro bien desamparado globo terráqueo. Nosotros, principales seres de este planeta (unos cuantos dirán “salvajes” o “engendros de una especie en extinción” o “imposibilidad de la infinita casualidad hecha realidad”, etc.) creados, no olvidar nunca esto e insisto, surgidos en esta y de esta Tierra, entre pretéritas e iniciales emanaciones junto a complejísimas y cuánticas combinaciones en millones y millones de años de eterno cambio y movimiento, que siguió, que continuó, de error en error y en acierto y otra vez error hasta lograr eso, amorfo, inicial, ultra microscópico, el salto cualitativo increíblemente nuevo, maravilloso, de ese algo que, en esos tiempos impertérritos, ya se le podía nombrar …vida. Y aquí estamos.


“¿INTOLERANCIA?”

…El mundo está como está, ¡somos unos bichos, unos animales! ¡Tuve que hacerlo, no me dejó otra alternativa! Yo, con el apuro que llevaba, le pedí, le supliqué que se moviera y éste, indiferente y arrogante, ni se inmutó, así que, su pasmosa actitud encegueció mi ira. Confieso, minutos después no recordaba bien qué había sucedido, sólo lo vi tirado allí. Sí, la verdad lo dejé medio muerto, sus extremidades temblaban apuntando hacia el cielo, junto a esos, sus ojitos, todo desorbitados. ¡Qué he hecho! ¿Habré cometido un asesinato? Llevando conmigo mis agitados pensamientos al fin pude pasar. Mientras avanzaba, las hojas secas parecían abrirme paso. ¿Sería por mi respiración fuerte, firme y en forma acelerada? Ya lejos, (de la, tan aburrida y tan repetida frase) “escena del crimen”, sentí lástima por el infortunado, no dejé de preguntarme y preguntarme… ¿Habrá muerto el terco elefante?

Firma: La hormiga


“¿MENTIRA?”

Me levanté como pude, pero, ¿cómo sucedió esto? Bien, ahora no importa, lo que sí sé es que iré en su búsqueda así sean escabrosos senderos, por suerte en estos tiempos son menos los peligros, salvajes bestias quedan pocas y están casi todas inventariadas, ¡y cómo les encantan los “cel” y las cámaras! Sus posturas de bravuconería, ¿serán una falsa pose o una total mentira? No me arriesgaré en averiguarlo, pero he de tener mucho cuidado ahora que estoy en esta… ¿irracional, ilógica? búsqueda por estas abruptas vías. ¡Que el mundo tiemble a mi paso! Yo, que debería tener toda la calma, ¿estaré dejándome llevar por mi necedad? Avanzo entre arbustos y malezas, seguro que ha de estar cerca. ¡No se me escapará! ¡Ahí está la bendita hormiga! A un cruce del angosto y profundo riachuelo. Pisaré esta… (¿será gris o blanquecina?) sí, pisaré esta malla y listo… ¡Era mentira, una total mentira!, mis adoloridos y triturados huesos lo están comprobando, ¡definitivo!, ningún “elefante se balancea sobre una tela de araña.”

Firma: El elefante


“UN GRAN DILEMA” (¿Será ineludible acudir?)

¿A qué se debió que me hiciera ese crucial llamado? En el transcurso de nuestra decisiva y fugaz existencia, uno acude a muy variados llamados, y esto se da desde que somos concebidos, como el feliz y constante “llamado de vida” con las gratas y deseadas pataditas o el justo, necesario y oportuno “llamado de atención”, también pasamos por el dubitativo “llamado de consciencia” o el sincero llamado de “saber de ti” de, y hacia nuestros seres queridos. Ese instante en que me tocó a mí, que raro, fue un llamado masivo, se acercaban como idos, de aquí, de allá, unos con resistencias y pataleos de última hora, todo un pandemónium. Sólo después comprendí que era como “El grito”, famoso cuadro de Munch, un original y escalofriante “llamado de desesperación”, ya lejos, todo aturdido, paralizado, vi que ni intenté escapar, simplemente no me detuve y seguí y seguí, respetuoso de dicho llamado, pero muy tranquilo, apenas entendí bien que aquello había sido el innombrable “llamado de la…”


“HALLAZGO DE UNA FRASE INVALORADA

Me encuentro como atontado por una fugaz frase, oración gramatical muy corta y sencilla, pero impactante, que se dijo, y ojalá me equivoque, sin que nunca esas personas estuvieran conscientes lo transcendental de su mensaje, al menos sino transcendental, remecedor de espíritu para mí, vital, como cuando niño tienes, entre tantas y comunes piedrecitas, una de muchísimo valor, y uno mismo, en pleno juego, feliz y contento, antes de lanzarlas al río ¡o a los árboles! No se pone a pensar, ni importa saber, si valen o no. Más cuando en esta vida, y nos lo han repetido hasta el cansancio, andamos medio indiferentes, con importancias y valores trastocados, sin detenernos, ni siquiera, en apuros ni en prisas, recorriendo nuestra “no-pensante” existencia como si estuviéramos sobre una ruleta rusa. Y si de verdad tomamos la sincera decisión de mirar con nuestros propios ojos, siempre hallaremos a quienes, dándonos lección, harán prestos por nosotros lo que, por azar, oí en la tele: “Si necesitas una mano, tengo dos”


SÓLO SÉ QUE NADA SÉ SÓCRATES” (o todo es una enseñanza)

No era su momento para este escrito y no ha debido ser plasmado en estas páginas, porque, para ser sincero, sólo sé que no digo nada. ¿Con tanta excesiva (iba decir “burbujeante” pero no) desbordante comunicación digital, estaremos más humanamente comunicados? Habremos meditado, con mucha calma, si decimos algo o nada o… ¿cuánto se podría calificar como una “comunicación” de verdad, no sólo lo necesariamente superficial? Por insistente invitación me vi obligado (cierto, corrijo, no obligado) a asistir. El salón o auditorio estaba repleto, la persona inició con fuertes declamaciones y adustos gestos, suspiros planificados, guturales e ininteligibles murmullos, parecía molesto, alzaba la voz y por momentos soportamos sus gritos, no quedaba otra, era demasiado obvio, trataba de lograr que todos quedáramos bajo su invisible manto de supuesto poder, por supuesto, sin mencionar que eran vanos intentos de estúpida sugestión y burda manipulación. Quizá yo suene arrogante, pero, de lo que dijo… nada. Cierto maestro Sócrates, la milenaria inequidad y el procaz engaño reinan en este mundo por las tinieblas de nuestro vasto y “normal” desconocimiento.


“UNA NO TAN CONSABIDA RESPUESTA”

No sé ni qué responder ante esta universal, espontánea y cotidiana pregunta que surge en forma sincera y natural “¿Cómo estás?”. Bien, voy a referirme a otras dos significativas palabras que podrían y pueden hacer mucho daño si le permitimos asumir un contenido real. Yo, la verdad, las veo pasar por ahí, así, de lejitos, como si estuviéramos dentro de un pacto no escrito de respeto mutuo, pero eso sí, en mundos paralelos, dónde reconocemos y aceptamos nuestras respectivas y potenciales existencias, es que intuimos nuestras propias debilidades y fortalezas y no imaginamos siquiera, como sería de darse entre nosotros una extenuante y larga batalla, sea cual sea el no esperado final, sería pírrico el resultado, de nada valdrían las fuertes y hábiles defensas, tanto de uno como de otros, por suerte ambos “contendientes”, guerreros silenciosos, ni nos queremos enfrentar y mucho menos conocer. Así que ante el “¿Cómo estás?”, de ser posible, siempre evitaría dar vida a estas dos palabras: ni “deprimido”, ni “triste”.


«ARDER EN LA TIERRA O INOCENCIA FRUSTRADA»

He quedado, no sé, entre asombrado y molesto, muy molesto por este increíble acto y con más dolor aún, por no poder hacer nada para que este engañoso suceso no vuelva a ocurrir. Me siento como si estuviera amarrado de pies y manos, y para colmo, con la boca, ojos y oídos tapados completamente. Seré sincero, desesperación, angustia, rabia causan estos hechos, este abusar y abusar de la inocente ignorancia de los seres más humildes de este planeta, seres honestos, de quienes se aprovechan debido a la candidez de sus pocos estudios. No sé, no diré nada, ante estas iniciales noticias que acaban de darse a conocer, juzguen ustedes y agárrense bien, dice así, que tres seres humanos de zonas apartadas fueron trasladados de urgencia al hospital, llegaron bien quemados en lenguas y bocas que fue ocasionado con un ardiente, vivo y humeante tizón, ya que el pastor insistía e insistía (tea en mano ¡y en bocas!) en expulsar al “maligno” intruso que se había apoderado de ellos, nada más ni nada menos que… al “pobre” diablo. ¿En este siglo, hoy? (P.d. Fue peor, más heridos y …muertos)


“EL CONFINAMIENTO DE LO IMPREVISIBLE” (o su existir a su mínima expresión)

Desde hace mucho tiempo atrás, es públicamente conocido que utilizando las objetivas herramientas de la ciencia vienen tratando de influirnos en todos los campos del hacer humano, qué comprar, qué ver, qué creer y más, a través de decisivos aspectos de la misma vida, educación, trabajo, religión, entretenimiento, me atrevería a decir, incluso vicios. ¿Estaremos todos dentro de los patrones matemáticos del comportamiento humano? ¿Los más de 7 mil millones de seres de este planeta? (7 mil sin contar el par de milloncitos ahora que termine) Estamos sin saberlo o sin nuestro consentimiento, en esos…, ¿cómo llamarlos, centros de investigación, laboratorios? ¿Será que ninguno escapa de esto? Aun siendo únicos, (sólo porque no existe ninguna copia, que yo sepa, de nosotros mismos) originales, individualmente imprevisibles, ¿ya ha de existir algún “mágico” algoritmo que conozca de antemano, con una precisión matemática, de ínfimo error, lo que cada ser humano ha de decidir y hacer?


«SER Y ESPÍRITU»

Resulta infantil insistir en lo obvio, en lo que nos repitieron una y otra vez en la escuela, que “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Es científicamente aceptado que, en millones y millones de años de eterno cambio y movimiento de este volátil, giratorio e inhóspito mundo, de entre sus tantos activos y múltiples componentes, sumado a las condiciones precisas y apropiadas, surgió “eso”, “eso” que hubo de ser, en su inicio, menos, mucho menos que la punta de una aguja y que dio comienzo a lo que se podría denominar …¡vida! y por ahí nos fuimos, en infinitas diversificaciones, unos milloncitos más, hasta llegar a lo que nos hemos convertido hoy. Aunque este planeta en el inconmensurable espacio, ande muy rápido, lo paradójico es que, en cuestión de tiempo, no anda muy apurado, y para “él”, lo temporal es insustancial, y de ahí, sólo de ahí, del árido y desolador mundo, de lo material emergió su “producto” más extraordinario, más transcendental, más importante de todo lo existente, precisamente en la especie humana: ¡su consciencia, su espíritu!

J.B.B.V. Panamá/enero/2020

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS