IGNOMINIA

Por

ERNESTO MONROY GONZÁLEZ

Dedicatoria

A, MI MADRE

A, MI FAMILIA

AGRADECIMIENTO

AL DOCTOR

JOSÉ HÉRMAN MUÑOZ ÑUNGO

Por creer en Mi.

IGNOMINIA

Bordeaba la tercera década del siglo XIX y todavía se sentían las secuelas del fin de una guerra con todas las predicciones y augurios que con tal evento llegaban,bajo el entendido de una época en la cual lo pecaminoso caminaba en la cotidianidad de la gente, al igual que el oscurantismo presente en los religiosos, restricción de prensa, la censura social hacia la mujer deshonrada, la virginidad como valor a toda prueba, la sociedad fragmentada entre explotadores y explotados, el agite del poder de los políticos grandilocuentes costumbristas responsables de la ofensiva bicolor que había terminado, dejando un país empobrecido, heridas en el alma, cicatrices en el cuerpo de un pueblo que no entendía por qué tenía que matar o hacerse matar por un color, ricos más ricos amparados al mejor estilo de una pasada época medieval de feudalismo, la desintegración de la división política que terminó con la pérdida de territorio entregado a una nación que alimentó el odio interno y que profanaría el futuro muerto de la nación con su participación.

Ya se había terminado la hegemonía conservadora en el gobierno, iniciando la liberal, había sucedido la masacre de las bananeras, la gran depresión económica o la crisis en los Estados Unidos de América, el inicio delreconocimiento de los derechos civiles de la mujer y la posibilidad de estudiar entre otros, un enfrentamiento con el Perú por el dominio del trapecio amazónico, la aparición de la “chusma” como se le llamaba a los grupos de civiles de ataque y defensa por las diferencias políticas entre rojos y azules, el final de una primera guerra mundial y cerca el inicio de la segunda y toda una serie de acontecimientos que afectarían a Colombia de una u otra forma, que no la dejarían indiferente al cambio que se aproximaba.

Las regiones aferradas a sus tradiciones, a su cultura y al vaivén de la conmoción del momento y en la lucha por seguir una vida normal después de tanto avatar sociopolítico. Una de ellas montañosa, de hombres trabajadores, campesinos y labriegos alquilados a grandes extensiones de tierra y a familias de abolengo en las que al mejor estilo de la esclavitud se alimentaba el abismo de clases.

Una de esas familias era la del señor Federico González Trebelkot, un destacado hacendado bonachón, de prestigio en toda la región, propietario de las haciendas Peralta, Agua Limpia y otros predios ubicados en el municipio del Líbano en el departamento del Tolima, en la que se generaba empleo a más de 90 habitantes de la localidad. Él, con su figura autoritaria degustando el café mañanero, encrespaba sus bigotes emitiendo con voz de mando las instrucciones para el inicio de las actividades cotidianas de los peones, como llamaban a los jornaleros, organizaba el ordeño muy temprano como la primera actividad, la alimentación del ganado, el cuidado de los cerdos, aves y demás especies menores, siempre con su mirada controladora en cada evento, para luego salir a dar vueltas a los cultivos de café y frutales.

Preguntaba, cuestionaba, muy poco participaba en las actividades operativas de sus colaboradores, pero si en todas dirigía y exigía resultados. En dichas faenas lo acompañaba uno de sus diez hijos, Gregorio González Rincón, quien apenas bordeaba los 8 años de edad.Gregorio era tímido, aferrado a su padre y madre, poco expresivo pero muy cariñoso y receptivo al amor de sus progenitores, quienes no le negaban al igual que a sus otros hijos lo que querían.

Este núcleo familiar se apoyaba en los quehaceres de cuatro sirvientas llamadas también así en la época, un mayordomo y su esposa, más los hijos del mismo que por derecho propio ingresarían a formar parte de la fuerza laboral de la hacienda, al nacer en ella.Doña Hilda Rincón Lawson la esposa de don Federico, una mujer de entrega total a él y a sus hijos, de figura esbelta pero mediana estatura, ojos claros, abundante cabellera y piel blanca.De pocas palabras pero cuestionadora mirada, organizaba las actividades de la casa, de sus hijos y esposo, acudía en todo los momentos a los llamados de don Federico, para que le apoyara en algunas actividades, obviamente propias y fáciles de hacer puesto que el marcado machismo de su esposo, no le permitía desbordarse en encargos riesgosos o que no fueran propios de la mujer.

Todos los domingos iban a misa con los integrantes de la familia y al pueblo cuando fuera estrictamente necesario, aunque don Federico lo hacía con mayor frecuencia, en razón a la necesidad de comercializar los productos de las haciendas. En dichas visitas compartía con amigos y se hacía acompañar de su hermano Tobías, quien al igual que él, vivía de las actividades de sus fincas, más pequeñas que las de su hermano, pero muy productivas.Otro de sus hermanos era Rafael, un hombre de disciplina aún más rigurosa que la de Federico y Tobías, adquirida mediante la formación que recibieron de sus padres y por las múltiples dificultades que pasaron al ser emigrantes israelitas de tierras muy lejanas. Rafael era Sacerdote, estaba iniciando sus primeros años de servicio, ya dominaba varios idiomas como el italiano y el francés y algunas lenguas como el latín, el griego, el hebreo y el antiguo arameo. Este tío de Gregorio, ejercía en él una marcada influencia, le transmitió la disciplina y el amor por el estudio y el dominio de varios idiomas, además del rigor en el cumplimiento de los compromisos, los cuales consideraba que se tenían que efectuar por encima de todo, pero con respeto por las normas, la palabra de Dios y los preceptos católicos.

Entre las actividades diarias del campo, la primera que se desarrollaba era la de ordeño y para poder cumplir con la misma, se necesitaba seleccionar las vacas, limpiarlas, alistar los implementos, maniatarlas y en general toda una serie de labores dispendiosas, hasta obtener la leche como producto final, la que se destinaba en parte para preparar exquisitos quesos y otros subproductos.

El amanecer con sus quehaceres se acompañaba siempre de un hermoso paisaje, verdes llanuras, montañas a lo lejos de frondosos bosques, la imagen de algunos copos de los nevados de la región, riachuelos de aguas cristalinas, árboles por doquier, en general un color verde predominante sinónimo de pureza, armonía, descontaminación y tranquilidad.

En el paisaje se lograba apreciar el tránsito de muchos vecinos de don Federico, quien con todo el gusto facilitaba a sus amigos el desplazamiento por sus predios a través de los caminos que atravesaban sus haciendas. Todos los que pasaban por sus fincas, lo saludaban con fraternidad cuando había oportunidad y mucho respeto e incluso con los ofrecimientos propios de cada cual para realizar encargos o tareas en el pueblo en caso que las requiriera, situaciones que regularmente siempre con tono amable, sin herir susceptibilidades, declinaba puesto que poco o nada le gustaba causarle molestia a sus amigos.

En la hacienda Peralta, se contaba con una gran casa habitada por toda la familia, doce habitaciones, sala comedor, tres baños, una gran alberca y una gigantesca cocina, que servía para preparar alimentos a todos los integrantes de la misma y en ocasiones a los jornaleros que se contrataban para el desarrollo de algunas tareas como la siembra, preparación de terrenos y la recolección de frutos en cosecha.

Disponía de dos patios con árboles frutales y la instalación de hamacas permanentes, puesto que era el sitio predilecto de toda la familia para reunirse a descansar luego de las actividades de la finca o sencillamente después de haber compartido el alimento.

De la misma manera la hacienda disponía de otra vivienda en la que habitaba el mayordomo y su familia.Esta vivienda también muy grande, confortable, aunque con un poco menos de acabados que la principal.

Junto a la casa del mayordomo se encontraba la caballeriza, con capacidad para albergar amplia y cómodamente a más de cuarenta animales. En dicha instalación existían ocho lugares privilegiados para algunos caballos propios de cada miembro de la casa en el que se destacaba el de Mantequilla, nombre destinado al que transportaba a Don Federico, hermoso corcel negro como el azabache, de frondosa crin, gran alzada y de una docilidad que no aparentaba. También existía otro caballo llamado Tornado que era el que se disponía para que la esposa de Don Federico doña Hilda, lo cabalgara. Los otros se llamaban, Draco, Arion, y yeguas como Babieca, Furia, entre otras.

Junto a la caballeriza se encontraba el establo, en el cual se alojaban aproximadamente más de 600 reses en diferentes periodos puesto que este número se aumentaba o disminuía según el mercadeo del momento.

Cerca de la casa principal existía una bodega en la que se guardaban todos los elementos propios de la hacienda y que servían para realizar las tareas, los cuales se entregaban todos los días al personal contratado cuando se requerían para ser devueltos al finalizar la jornada.

Don Federico era un hombre que le gustaba el comercio, las actividades en sus predios y en general ganar buen dinero mediante la negociación de sus productos.En tal fin, construyó en Peralta, una especie de granero o tienda de víveres y abarrotes para que se vendieran allí mismo. Se comercializaban frutas, verduras, leche, huevos, carnes que se obtenía del sacrificio semanal de algunas reses y cerdos, panela, café en bultos, éste último en oportunidades se vendía o también se compraba, razón por la cual la hacienda era un punto de encuentro y de tertulia obligatoria por el intercambio de amistades y contactos en cada momento con vecinos de las otras fincas de los habitantes de Pueblo Nuevo o Tierradentro, las poblaciones más cercanas. Todas estas actividades vigiladas bajo su figura insomne.

La otra hacienda Agua Limpia no era inferior a Peralta, sin embargo, estaba ocupada por algunos familiares de Don Federico, quienes le entregaban cuentas permanentemente de las actividades realizadas y transportaban a Peralta todo lo que en ella se producía puesto que para llegar a ella era paso obligatorio por allí.

El hermano menor de don Federico Tobías González Trebelkot, también contaba con unos predios muy destacados en la región. Uno de ellos y el principal era Tamarindo, una hacienda ubicada muy cerca de Peralta y a las poblaciones, otro era Peñas Blancas, destinado especialmente para pastura puesto que la principal actividad que Tobías realizaba era la ganadería, en la que concentraba sus esfuerzos más que en la agricultura.

Tamarindo era una finca de privilegios, contaba con agua por todos lados puesto que la surcaban tres riachuelos todos ellos con caudal potable suficiente y cristalino, cercanía a la carretera principal, gran extensión de tierras para pasturas, aunque un poco más quebradas por la proximidad al pie de monte.

La familia de Don Tobías, estaba compuesta por tres hijos y dos hijas, el mayor Salomón de diez y nueve años, Martín, Cesar y sus hijas menores, Alma Constanza de diez años e Isabel de seis años.

Tobías sostenía permanentemente contacto con su hermano Federico por los negocios propios de cada cual y la colaboración que se prestaban o sencillamente por el amor de hermanos que se profesaban siempre y la unión que existía entre ellos en todo momento. La esposa de Don Tobías, doña Clara Zúñiga, otra mujer abnegada a su familia, emprendedora y colaboradora en las actividades de las fincas, una señora que le entregaba amor a sus hijos y un cuidado permanente de sus hijas especialmente a Isabel, la menor de todas, una niña de risos de oro, ojos claros, vivarachos, cariñosos, inquietos y preguntones.

Esporádicamente las dos familias, sostenían encuentros compartidos, sin desconocer que casi de forma permanente se encontraban los primos mayores para compartir juegos o algún tipo de sanas andanzas en el pueblo.Los encuentros familiares, se realizaban todos los domingos, unas veces en Peralta y otras en Tamarindo en los que se preparaban suculentos almuerzos, se ingerían bebidas con alcohol preparadas artesanalmente, se escuchaba música interpretada por Don Federico y algunos amigos que se invitaban excepcionalmente.

Los niños preparaban sus juegos acordes a su edad, de tal manera que Isabel se reunía con sus primas las hijas de don Federico, Emirgen y Noelia principalmente y el primo Gregorio las acompañaba casi siempre porque él no tenía amiguitos de edad cercana y de su mismo género.

Desde muy chicos Isabel y Gregorio demostraron ser muy allegados, compartían todos los juguetes, los principales momentos de alegría, obviamente los disgustos propios de cada niño en el ejercicio de sus actividades lúdicas, de tal manera que entre juego y juego se fue desarrollando un laso de “amistad” caracterizado con mayor fortaleza respecto a los demás primos.

Las rondas de cantatas, el papá y la mamá, concluí o escondite, la lleva, el sapo entre otros, eran los principales juegos que realizaban los niños en los encuentros, sin pensar que en cada uno de ellos se fraguaba toda una serie de sentimientos que no esbozaban permisos para ir creciendo y hacer presencia. Obviamente, en el juego del papá y la mamá quien ocupaba el cargo de padre era Gregorio y la madre casi siempre por Isabel, quien con toda su ternura solo atinaba a imitar el comportamiento de su madre, hecho que no le agradaba a su hermana, puesto que por ser mayor siempre reclamaba dicha designación, pero sin tener éxito en esa reclamación.

Isabel y Gregorio fueron formando un imaginario no tan imaginario, puesto que era el relato en juego de cada evento, de los diferentes momentos en cada familia, de los encuentros, los acercamientos y hasta los disgustos propios de cada hogar. Isabel en su afán de saberlo todo siempre preguntaba a los demás por situaciones que no entendía, pero que seguramente no aclararía tampoco puesto que sus preguntas regularmente no las atendían bajo el pretexto de ser solamente las preguntas de un niño por un juego. Una de las preguntas que siempre se realizaba cuando le tocaba que hacer el rol de mamá, era: ¿por qué se besaban papá y mamá en la boca?, actividad no muy común en la época pero que obviamente en algún momento se percibia por sus integrantes.

A Gregorio, más descomplicado no le preocupaba dicha situación, él se resumía más a imitar a supadre, cabalgando una palito a manera de potro y utilizando uno de sus sombreros e impartiendo órdenes y organizando las actividades de la finca imaginaria que creaba.

En varias oportunidades Gregorio e Isabel se dieron besos de niños especialmente en el juego del papá y la mamá, todo esto sin ningún tipo de premeditación, pero con futuras consecuencias, puesto que poco a poco se fue generando entre los dos un profundo laso que no propiamente era el de amigos o primos hermanos.

Los años fueron pasando y en el afán de Federico y Tobías de ver a sus hijos estudiando, siempre les inculcaban asistir a la escuela, actividad que no fue muy bien recibida por los integrantes de las dos familias, puesto que algunos de ellos preferían el trabajo y seguir los pasos de sus padres quienes no necesitaron de estudios para lograr lo que tenían o ser quienes eran en esos momentos.

Isabel y Gregorio asistían a la misma escuela en Pueblo Nuevo y en el mismo grado. Siempre acompañados fueron creciendo cursando la primaria y secundaria en el mismo centro educativo.Poco a poco se dieron cuenta que sus sentimientos desde pequeños, no eran propiamente los que se tienen de afecto hacia un amigo, razón por la cual sentían en la medidaque entraban en conciencia una profunda decepción, puesto que no sería permitido bajo ningún punto de vista una relación amorosa entre dos primos hermanos, más si se tiene en cuenta que las dos familias eran unidades fraternalmente por el tiempo, las actividades de cada cual, la sangre y en general por los propósitos, los cuales no se alejaban los unos de los otros.

Gregorio se esmeraba por atenderla, un pequeño pedido de ella era la máxima exigencia para él, su respiración se convirtió en un soplo de vida que día a día recibía de Isabel, compartir con ella ya no era solamente su afán, era el de estar en ella, sentir con ella, gozar con ella como si fueran un solo ser, la mínima expresión entre los dos se convirtió en el principal factor de entendimiento, no se requerían palabras, solo acciones en las que cada cual quería entregar lo mejor de sí y su sacrificio para congraciarse entre ellos. Bien podría decirse que el día en definitiva era corto, no era suficiente para poder disfrutar de la intensidad de ese sentimiento que no les interesaba descubrir que era, solo seguir sintiéndolo. A pesar de todo esto los dos niños fueron creciendo y sin darse cuenta se fijó un afecto que afloraría en su juventud, que los enfrentarían a todo tipo de dificultades, pero especialmente a la que cada cual llevaría por dentro al no comprender por qué no podían amarse cuando cada cual solo sentía eso, ni entender por qué la conciencia y la razón no eran amigas del corazón.

En una oportunidad Gregorio recibió un fuerte golpe desde un andamio por estar colgando algunos adornos para una fecha especial en el colegio, razón por la cual Isabel se apropió de las atenciones hacia él, lo tomó por el brazo para conducirlo hasta su casa. En dicha cercanía y en un momento en el cual no había más personas que los dos, Isabel lo besó con toda la ternura del caso, como si con ese beso quisiera además de mitigarle su dolor, expresarle todo el amor que se fue gestando con el tiempo. Gregorio confuso puesto que era la primera vez que recibía de su prima una manifestación tan explícita, solo atinó a abrir la boca y esperar de ella toda su manifestación de amor, que sin palabra alguna era completamente elocuente. En el trayecto se detuvieron varias veces y repitieron ese beso, haciendo del corto camino un largo trecho que no querían terminar de transitar. Después de haber sucedido lo del beso la relación cambió por completo, puesto que, de en adelante, el ímpetu y la necesidad de encontrarse era cada día más grande, creciendo con ello también el inconveniente propio de enfrentar a sus familias por el hecho de darse cuenta y a una sociedad que no permitiría bajo ningún punto de vista una relación de esta índole.

Fueron muchos los eventos en el colegio, en los cuales se vieron relacionados y que poco a poco le daban a pensar a sus compañeros, a los profesores y demás miembros de la sociedad, que no era un amor de primos hermanos el que sentían y que por el contrario se gestaba un amor totalmente diferente entre un hombre y una mujer deseosos de estar juntos. En alguna oportunidad, Gregorio enfrentó a un compañero llamado David, por pretender pasarse de listo con Isabel al manifestarle que era una mujer muy hermosa que perdía el tiempo al lado de su primo. Nunca antes Gregorio había actuado con tal alevosía y menos con violencia, puesto que sin mediar arremetió contra David arrojándole un fuerte golpe en la cara, originándole una hemorragia por la nariz, situación que lo condujo a la Rectoría para que explicara su comportamiento sin trascender afortunadamente a mayores puesto que David en medio de su error y por la displicencia de su piropo hacia Isabel, aceptó su error y no quiso que fuera sancionado. De todas formas, este hecho sería conocido por don Federico y por muchos profesores que vieron la actitud de Gregorio, generándose con el mismo todo tipo de preguntas que dejaban en evidencia los verdaderos sentimientos hacia su prima.

Gregorio en la secundaria no permitía que a ella le faltara algo, se encargaba de ayudarle en sus tareas por difíciles que fueran, casi a tal punto de convertirse en un cómplice de todos sus caprichos.Isabel curiosamente aceptaba todo de él con todo el amor, a pesar de su fuerte carácter y frentera personalidad. Ella entendía que lo que viniera de Gregorio siempre llegaría con todo el amor que sin lugar a dudas el tiempo había moldeado, los dos prácticamente no aceptaban un mundo en su entorno, poco les importaban los demás; eran ellos dos y nada más.

Cada periodo lectivo tenía sus particularidades, cursando el sexto año de bachillerato, el colegio organizó un paseo a la costa atlántica para todos los futuros bachilleres, obviamente sin poder ir al mismo ninguno de los dos, aunque Gregorio obtuvo el permiso de su padre por ser hombre, él prefirió quedarse en su finca y no ir al encuentro de final de estudios, puesto que Isabel no asistiría por lógicas razones al haber sido trasladada al municipio del Líbano para que culminara su bachillerato . Este fue otro de los motivos que sirvieron para ratificar lo que en realidad estaba sucediendo entre los dos jóvenes.

Gregorio era brillante con los números y muy despierto para negociar. El mantenía al lado de su padre y le colaboraba en muchas actividades del comercio e incluso en la toma de decisiones delicadas frente a las transacciones que realizaba su progenitor. En alguna oportunidad, don Federico había realizado una sociedad con un vecino sobre una compraventa de productos agropecuarios, negocio que no funcionó muy bien por diferentes razones, especialmente por el temperamento dominante del socio y al cual no estaría dispuesto don Federico soportar, pero tampoco de terminar en enemistad. Ya Gregorio contaba con catorce años de edad y su padre ante la disyuntiva de comprar o venderle al socio, le preguntó ¿qué podía hacer? puesto que en definitiva el señor era muy arrogante y toda propuesta que le pasaba la cuestionaba sin fundamento alguno, dificultando la finalización de esta fallida empresa. El joven muchacho acató en decirle a su padre. “Considero que si el Señor Rogelio (como se llamaba el socio), es arrogante y se jacta de ser el que todo lo sabe, debemos aprovechar esto para que acepte la propuesta que se le puede hacer.Primero… encúmbrelo y hágale ver que él es más importante en el negocio y que es él quien debe definir lo fundamental en la decisión final; dígale que el coloque el precio y déjelo que se manifieste antes de decirle la segunda parte, cuando ya lo haya hecho lo que seguramente aceptará… padre, usted le dice que usted decide si le vende o le compra y eso se respetará como palabra de honor”. En estas frases del muchacho, se encerraba todo un proceso mental propio de personas muy inteligentes, porque si el socio le colocaba un precio muy bajo, don Federico le compraría y si le colocaba un precio muy alto, así mismo don Federico le vendería al reservarse el derecho de elegir la opción. Fue tan contundente la propuesta y tan al píe de la letra desarrollada, que como si fuera un libreto escrito, don Rogelio cuando se le hizo la propuesta, con toda la arrogancia dijo sin darse cuenta hacía a donde iban en realidad: “obviamente así tiene que ser… soy yo quien debe colocarle el precio a la sociedad don Federico”. La negociación se cerró con la adquisición de la parte de don Gregorio por don Federico.

En las compras de animales, en la venta de los productos de las fincas y en general en todas las actividades que Don Federico tenía que realizar por las exigencias de sus haciendas, estaba presente Gregorio sin explicación del por qué el siendo el menor, había ganado ese espacio por encima de sus hermanos mayores. Lo cierto es que Gregorio siempre se destacó por su viveza, pero por su seriedad en las cosas y el carácter mismo con el que asumía las decisiones cuando había necesidad de tomarlas.

Los problemas de linderos entre los predios, casi siempre se solucionaban por Gregorio, o por lo menos siempre en el acompañamiento a su padre. La hacienda Peralta colindaba con otras de personalidades importantes de la región, que aprovechando su condición de políticos, querían adelantar las cercas y ganarse tierras mediante esta modalidad. Para tal fin y en vista de lo inseguro de las cercas, Gregorio inició un proceso de graficación de cada finca en la que se identificaban los mojones y los linderos por cada uno de los propietarios.De igual manera en las partes de mayor riesgo de correr cercos, inició el reemplazo de estos por muros de piedra que prácticamente quedaban erigidos de forma infranqueable e indestructibles. Fue de tanta importancia la graficación y el sistema de mojones que diseñó Gregorio, que muchos propietarios acudieron a él para que les indicara cómo hacerlo, hecho que con gusto asumía puesto que le agradaba mucho que le reconocieran sus esfuerzos y trabajo.

Hacer cálculos no era fácil para la mayoría de los habitantes de la región y de eso no se alejaba su padre don Federico, de tal manera que casi todos los análisis que se realizaban para el consumo de comida de los animales, las hectáreas a sembrar, la cantidad de semilla, el rendimiento en litros de leche y en kilogramos de carne, siempre eran realizados por el joven prospecto de matemático. Seguramente todas estas situaciones contribuyeron en el para que fuera fortaleciendo el amor por dicha ciencia.

La relación entre hermanos siempre era buena sin contar algunas desavenencias que regularmente se presentan en las familias, sin importancia alguna. Gregorio, siendo el menor poco a poco se fue ganando el respeto de sus hermanos mayores y de todos, esto de alguna forma influenciado por el apoyo que siempre buscaba su padre en él. Era tanto el acatamiento, que ellos le tenían, que cuando se desviaban del camino por exceso de licor en los fines de semana por ejemplo, no se dejaban ver de Gregorio, porque consideraban que no eran dignos para que los observara en dicho estado.

Gregorio era madrugador, le gustaba leer, escribir, pero especialmente investigar sobre diferentes situaciones, no había hecho alguno que no le causara inquietud y que tratara de profundizar en las averiguaciones. En medio de estas inquietudes se fue gestando en él un inconformismo por muchas cosas de su entorno con las que no estaba de acuerdo, como por ejemplo: ver la diferencia social de clases tan marcada y la forma en que se fortalecía esta situación con la presencia de los políticos como gamonales y dueños del poder y el dinero. Cuestionaba cómo engañaban a la gente para conseguir el favor del voto y luego los abandonaban a su suerte, de igual manera criticaba con argumentos a la misma población manifestándoles su irresponsabilidad por elegir los malos pero adinerados, todo por las prebendas que siempre en campaña ofrecían y que indignamente recibían, al respecto declaraba: “ no habrá nunca un cambio en la forma de elegir acertadamente quien nos dirija, mientras por miserablezas regaladas se siga votando por los más ricos así sean incompetentes, que están dispuestos a dar algo en campaña para recibir mucho cuando son elegidos, sin que luego se les pueda exigir nada, porque ya pagaron por eso”.Criticaba el ambiente político bicolor reinante en el momento, no aceptaba que existiendo en cada partido toda una doctrina, la gente no sabía de ella, no conocía los verdaderos valores de ser liberal o conservador, pero si se atrevían a matarse por eso, afirmaciones que se fueron haciendo una realidad en la medida que pasaba el tiempo y que en un futuro serían más que eso, … un yugo para su región.

Esa crítica sobre la división de clases también la hacía extensiva hacia los sistemas de producción, en los cuales no aceptaba como se presentaban todo tipo de injusticias con la clase trabajadora, que en últimas era quien soportaba el crecimiento de todos esos latifundistas y explotadores, que sin compasión alguna solo les interesaba el crecimiento económico propio y el de sus familias, incrementando así el abismo social del momento. Afirmaba que “la diferencia de clases, solo garantiza que siempre habrá explotadores y explotados, los de arriba y los de abajo soportándolos para que no caigan”.

Sobre la religión, siempre fue respetuoso de los principios que le habían inculcado por el catolicismo. Le causaba mucha curiosidad la vida y la entrega de los sacerdotes, especialmente observar como tenían que estudiar tanto para llegar a ser los elegidos.Sin embargo, no era su principal interés.

No creía mucho en la suerte, consideraba que el destino de cada persona estaba relacionado con los propósitos que cada cual se trazara y la entrega que estuviera dispuesto a dar para conseguirlos, la suerte la consideraba como el favor para los mediocres y él no se incluía entre esos.

Estas actitudes poco a poco fueron identificando a Gregorio ante los demás como una persona a la cual se le tenía que dar mucha importancia en cada apreciación, él no permitía que las palabras fueran ociosas y que se dejaran en libertad irresponsablemente, porque afirmaba que ellas tenían más contundencia que una tormenta. Ratificaba que “La palabra dimensiona la grandeza o la pobreza de las personas y abre caminos para conseguir la felicidad o para cavar prontamente nuestra propia tumba.”

En algunas oportunidades se sostenían tertulias entre sus hermanos y él, mediadas por su padre; una de ellas se centró en la muerte, puesto que habían llegado de enterrar a un vecino muy querido por todos. Carlos su hermano mayor, ya con 26 años de edad hizo todo un recuento de los momentos inolvidables del vecino don Gavino, llegando a un punto en el cual iniciaron algunas intervenciones sobre qué era la muerte y, en general, todos los misterios que ésta tiene. Su hermano mayor solo atinaba a afirmar que la muerte era el momento en el cual todo ser humano llegaba a rendirle cuentas a Dios, que en definitiva se entregaba al Creador la historia de cada cual para que decidiera si merecía el cielo o el purgatorio.Esta posición era compartida por casi todos los asistentes a ese encuentro, excepto porGregorio quien apenas con 14 años les manifestaba: “la muerte no puede ser tan mala como parece, ella es un paso más en un proceso natural, sus misterios… si le entregamos o no cuentas a Dios, deben seguir siendo eso, misterios, no debemos tratar de interpretar lo que está presente entre nosotros pero que no quiere que se revele, es así la muerte, es decir, convivimos con ella diariamente pero no sabemos de ella. El dolor que nos casusa ver morir a nuestros seres amados es más por su ausencia, puesto que realmente no se puede llorar por algo que realmente no conocemos y que muy seguramente no podremos conocer, de esto debemos aprender mucho sobre la forma en que los indígenas la ven. Ellos la entienden como un paso más dentro de la vida, como realmente tiene que ser. Lo que si considero que debe preocuparnos, es la forma de morir, no creo que sea la misma agonía morir de viejito como don Gavino, que morir quemado o ahogado por ejemplo. El tiempo en que estamos en este mundo es muy corto y hay que aprovecharlo al máximo, trazar derroteros en nuestras que nos permitan ser felices sin afectar por ello a los demás, sin pretender justificar que las metas nuestras se consigan a como dé lugar, no puede ser que llegue el momento de partir por la circunstancia que sea y que no podamos contar con un último respiro en el cual nos digamos ¡he cumplido gran parte o todo lo que me propuse! .”

Las discusiones sobre el amor por la situación y el antecedente de la relación con Isabel, no se realizaban en familia y la verdad es que en ningún escenario, puesto que Gregorio siempre reusaba tenerlas.

Respecto a la educación, él tenía el concepto muy claro. De todos sus hermanos, era el que se identificaba por completo con este tema como el principal soporte de crecimiento para los seres humanos. Curiosamente su padre no era de muchos estudios al igual que su madre, pero si de una claridad absoluta sobre la necesidad que sus hijos recibieran buena formación. En tal sentido, no les faltaban los libros en la casa, aprovechados en todo momento por Gregorio y, de vez en cuando por su hermano Carlos y don Federico, pero no con la misma intensidad.

Desde un inicio Gregorio mostró habilidades para los idiomas, se le facilitaba mucho el entendimiento de los mismos aunque con todas las dificultades puesto que en esa época no era muy fácil acceder a la formación en lenguas extranjeras, es más, no era fácil ningún proceso que se relacionara con la educación, si no la que trataba con los años iniciales de primaria y la media y vocacional, niveles en los cuales cualquier habitante tendría motivos suficientes para sentirse satisfecho cuando lograba estos triunfos, lógicamente no suficientes para el joven Gregorio e Isabel.

El concepto en muchos habitantes de la región y en la época era que la educación se destinaba para los menos aptos, esto en referencia al comparativo que regularmente hacían sobre la necesidad de trabajar, en la que el que más lo hiciera ocupaba un lugar destacado en la sociedad, puesto que realmente solo importaba eso en una sociedad que visualizaba muy poco los beneficios de la educación y a la que los cambios y evolución en la misma caminarían a un ritmo definitivamente lento.

Estas características y forma de ver la educación, contrastaban con el copioso entusiasmo que Gregorio le colocaba a todo lo que se relacionara con el tema, fortaleciendo su léxico, la forma de escribir, la manera de interpretar las diferentes situaciones y en general adecuando un rumbo muy diferente al del común. Le encantaba leer lo que se relacionara con personajes polímatas como Leonardo da Vinci, Galileo Galilei, Isaac Newton, Blaise Pascal, René Descartes y otros grandes genios de la historia, obras que su padre sin proponérselo, las iba coleccionando en casa en la medida que adquiría libros con el tiempo, una biblioteca fortalecida.

El principal interés de Gregorio, en lo que se relacionaba con la educación, lo demostraba por los niños especiales y, en general, por todos los que queriendo progresar a través de este medio no lo podían hacer por no tener acceso al sistema, en el que prevalecía la importancia por trabajar la tierra y producir dinero mediante la adquisición de grandes terrenos que generaban estatus quo de alto nivel en la sociedad.Sobre el tema manifestaba: “en una sociedad como la nuestra en la que se dificulta tanto estudiar, se hace completamente imposible que los niños que tienen algo de especial lo hagan, es decir: esto es una condena sin apelación alguna, adquirida solamente por haber tenido la desdicha de haber nacido diferente y por no disponer de la posibilidad del entendimiento de la sociedad sobre el propósito natural de estos niños, los cuales tienen que buscar un refugio de por vida en sus hogares o en algunas instituciones especiales en las que solamente los atienden para que no sean un problema en sus casas, sin importarle que hay en cada uno de ellos. He logrado observar que hay muchos niños que son inteligentes, brillantes, hábiles y astutos, pero incomprendidos por el entorno humano que los rodea incluyendo sus familias por no comprender que no son inferiores, solo diferentes …pero que tienen todo un mundo de ideas represadas, de sorpresas que asombrarían al que decida dedicarles el tiempo que se requiera, solo para entenderlos”.

“La educación como está concebida en Colombia, no está diseñada para generar desarrollo a las regiones, a sus pobladores, de tal manera que se pueda contar con un futuro de mayores garantías. Es lamentable que no exista conciencia en los gobernantes de la importancia en el futuro y el destino de la Nación. Con certeza no llegaremos a satisfacer las necesidades y solucionar los problemas como las diferencias de clases, la oportunidad exclusiva para los explotadores, la negación de la misma para los explotados, la violencia bipartidista y la concentración de poder, en fin… las injusticias e inequidades que entristecen a nuestro hermoso país”, afirmaba Gregorio con acento enjuiciador.

Consideraba que la filosofía no solo era la madre de todas las ciencias, sino el soporte del pensamiento lógico con profunda relación con las ciencias exactas, que seguramente el pensamiento apropiado de un matemático podía ser más acertado si se le prestaba mayor atención y la importancia que tiene esta ciencia.

El trabajo social y, en general las investigaciones hacia la comunidad y los habitantes de la misma región, eran desde muy joven su interés. Siempre deseo tener un acercamiento hacia la gente menos privilegiada, puesto que de una u otra forma él tenía privilegios económicos muy por encima del común, lo que no le impedían ser humilde en el trato hacia los demás.

No creía en las monarquías, ni en los reyes; es más, con mucha fundamentación reclamaba los espacios que fueron usurpados por los españoles en todos esos violentos procesos de invasión. Siempre manifestaba su inconformidad por todos estos acontecimientos que no eran dignos de recordar y menos de homenajear con estatuas, o con nombres como los de ellos para los hijos criollos y, en general, todo tipo de servilismo como si se les debiera algo.

Realmente no había situación alguna que no fuera sometida a su implacable juicio, desde niño era así, y de joven con mayor razón, al ir observando todas las situaciones de la cotidianidad de su tierra, de su familia y el entorno.“Veo que nuestras gentes son permisivas con la injusticia, no analizan las situaciones y permiten que abucen de su inocencia, porque realmente somos así, unos provincianos sanos, que no concebimos la maldad y por eso es tan fácil que nos dañen, somos en cierta forma ingenuos y no dimensionamos el alcance de los problemas de diferencias sociales, de inequidad, injusticia, es por eso que irresponsablemente nos matamos los unos a los otros y aceptamos la violencia como un factor más dentro de la normalidad social, es triste reconocerlo pero es así”. Estas afirmaciones las hacía con mucho dolor en el alma.

Gregorio tenía una conciencia que no era para esa época, era un pensamiento de avanzada que reñía contra los principios morales mojigatos de la sociedad, de los gobernantes y hasta de la misma iglesia, aunque la respetaba como el que más.Él no se sentía a gusto con las noticias diarias y con el destino que inevitablemente, transcurría en su pueblo y en el que de una u otra forma estaría comprometido el suyo y por el que tendría que luchar mucho, para sobrepasarlo y más si en sus planes estaba conseguir a como diera lugar, el amor de Isabel, mejor aún… la tranquilidad de amarla porque su amor ya lo tenía.

Esas eran las principales características de Gregorio, de ese muchacho delgado de mirada profunda, de frágil apariencia, pero con espíritu de fuego y una mente que dejaba ver un camino de éxitos en un futuro siempre y cuando no se presentaran hechos extraordinarios que cambiaran su rumbo.

Gregorio e Isabel estaban próximos a cumplir 18 y 16 años, respectivamente, cuando en definitiva resolvieron enfrentarlo todo, haciendo de pleno conocimiento su relación a sus familias y a la sociedad, obviamente con las consecuencias del caso. Cursaban ya el último año de bachillerato, transcurría el mes de marzo cuando se dio a conocer toda la situación. Don Federico y Tobías, reunidos acordaron separarlos, enviando a Isabel al Líbano al instituto Departamental Tolima como interna y a Gregorio dejarlo que culminara sus estudios en Pueblo Nuevo, iniciándose otra historia en sus vidas, puesto que tanto ella como él, no aceptaban lo que estaba sucediendo, pero en el fondo comprendían la reclamación social por su amor y la decisión familiar de la separación.

Cualquiera pensaría que hasta aquí llegaba esta historia, lejos de imaginarL que por el contrario iniciaba toda una serie de acontecimientos que marcarían las vidas de los dos, de sus familias y hasta de la sociedad que los juzgaba por su relación.

Estando Isabel en el internado y recién llegada, Gregorio determinó viajar a visitarla, obviamente sin el permiso de su familia y oculto por completo. Para ello aprovechó que en la institución educativa, se celebraba la llegada de la Semana Santa con todo su rigor.Isabel lejos de imaginarse que su primo y amor estaría cerca de ella, sintió como en uno de los salones la halaron del brazo, llevándose la sorpresa de encontrase con Gregorio. Sin mediar palabra alguna se entrelazaron en un beso que desde lo más profundo expresaba la necesidad del uno hacia el otro, pero que no se desdibujaba del reproche por ser primos hermanos.

“¿Cómo has hecho para vivir sin mí?”, le pregunta Gregorio a Isabel. “La verdad no sé si estoy viva o muriendo en vida sin ti”, respondió con lacónica voz y con una lágrima cayendo de sus ojos. “No ha pasado instante alguno en el que mi pensamiento se haya alejado de ti, no he sentido compañía alguna que reemplace la tuya. Si el infierno es esto que estoy viviendo, en definitivas ya pagué todo, porque no soporto esta separación”, insistía Isabel.

“Y Ahora dime tú. ¿Quien eres sin mí?” … “al igual que tú la vida perdió por completo su valor, no siento alegría al despertar porque la ilusión de verte ya no está presente y por el contrario solo el sueño profundo me aleja de este dolor de no tenerte y eso cuando no tengo una pesadilla en la que nos separan. No me duele el alma… sangra”, sostenía Gregorio con voz entrecortada. “Me he preguntado: ¿por qué tiene que pasarme esto, si solo he reclamado amor?; ¿acaso no es lo que todos quieren para vivir mejor?. ¿Acaso no es lo que Dios nos legó y acordó para que fuéramos felices?.¿No fue ese el pacto y la alianza entre el hombre y Dios?… ¿Por qué no entiendo su Mensaje Divino?”.Isabel con asombro le coloca sus tiernas manos en la boca y le impide seguir haciendo estos reproches. “No reproches a Dios por lo que está haciendo con nosotros, sabes que su Palabra es divina y no necesita ser entendida y nosotros estamos en contravía de su mandato.” En otro beso y en medio de la incertidumbre, el amor gana en este encuentro y siguen aferrados en un abrazo silencioso, acordando seguirán viéndose sin mediar consecuencias. Salen después de mucho rato de estar a solas en el salón, ella por su lado y Gregorio con el dolor más profundo de volver a Peralta a enfrentar a su familia porque sin lugar a dudas ya se habrían dado cuenta de lo que hizo.

Isabel, inicia sus clases con el rostro nostálgico, con dolor en el alma pero con la esperanza de ver a Gregorio a pesar de saber y entender que no era la mejor opción para su tranquilidad. En alguna oportunidad inició una carta que le enviaría a Gregorio y en la cual le escribía con todo el corazón frases tan hermosas que quebrantarían la voluntad del más aguerrido u obstinado. Iniciaba uno de sus escritos así: “Mi corazón, si el tiempo nos enseñó a amarnos, al mismo le pido que nos de sabiduría para entender y aceptar el estar separados, le demando también que se reúna con la razón para que hagan un arreglo y nos enseñen el camino menos doloroso, porque despiadadamente pareciera que se colocaron de acuerdo para hacernos sufrir. ¿Qué nos reprochan por amarnos?, que lo hagan, ¿qué podemos o no estar juntos?, no lo sé y la verdad no quiero saberlo, una verdad que puede doler tanto o más que esta separación. Si con cambiar mi sangre por completo, pudiera acercarme a ti sin reproche alguno, ya no tendría una gota en mi cuerpo. Solo quedan lágrimas para ahogar lo que estoy sintiendo.La soledad es ahora mi compañía, ha desaparecido la sonrisa de mi rostro, ya no hay un tiempo bello y solo me resta es el instante de volver a verte para expresarte cómo te amo, pero como sufro por ello.”

Gregorio cambió por completo su forma de ser, perdió su simpatía, lo colaborador y aguerrido, pareciera que lo mismo le daba el día o la noche, cumplía con los mandatos de su padre, pero siempre con el reproche por lo que estaba sucediendo, se concentró en sus estudios como un refugio por el dolor de la separación. Recibía de Isabel sus cartas, que se las entregaban clandestinamente a través de una amiga de la misma, que viajaba permanentemente a Pueblo Nuevo y que sin reproche alguno les colaboraba. La fisionomía de Gregorio reflejaba su tristeza dejándose crecer la barba y el bigote, perdiendo muchos kilos de peso por la falta de apetito, en realidad la situación se complicaba cada vez más para él por la obstinada posición de su familia. Muy seguramente en algún momento sentía los deseos de abandonar este mundo, sin embargo, la esperanza y el anhelo de ver a Isabel en algún momento le mantenía sobreviviendo, porque realmente ya no vivía con la misma alegría.

Gregorio también era pretendido por algunas jóvenes del colegio y de Pueblo Nuevo, que, sin lugar a dudas, reunían las mejores condiciones para que cualquier hombre se fijara en ellas, pero aun así no le interesaba ninguna. Una de esas chicas, era una de las amigas de Isabel, que aprovechando la situación de alejamiento entre los dos, inició una serie de arremetidas para que Gregorio se fijara en ella. Esta linda niña llamada Carlota Aragón, era hija de un médico prestigioso, su madre había fallecido hacía mucho tiempo, pero su madrasta era la Señora Inirida López Calvo, una de las benefactoras de la iglesia, puesto que había sido privilegiada con una gran fortuna, que ahora consolidaba a la familia en mención.

En alguna oportunidad Carlota casi abierta y francamente le dio a conocer a Gregorio sus verdaderos sentimientos, situación que lo incomodó mucho, igualmente lo que sería de todas formas un problema para dárselo a conocer a Isabel cuando se vieran, puesto que entre ellos no existía secreto, pacto logrado sin palabra alguna, construido solo mediante las actitudes respetuosas y la intensidad misma del amor entre los dos. Esta situación fue sorteada con toda gallardía por él, sin lastimarla y menos sin ufanarse por dicha situación.

En uno de esos encuentros clandestinos con Isabel le dio a conocer lo sucedido, hecho que la afectó profundamente porque sentía el riesgo que corría de perderlo si el fijaba sus ojos en otra mujer que no tuviese limitación alguna o la prohibición social que, lamentablemente era presente entre ellos. Con mucha sabiduría Isabel cuando se enteró de lo sucedido, le manifestó: “sé que ahora que no estoy a tu lado, solamente mi recuerdo será el que sea capaz de enfrentarse a la realidad de otras mujeres en tu entorno, de otras tentaciones que, seguramente, no dejarán de causarte algún tipo de inquietud, pero a pesar de esto, también sé que lo que hemos fortalecido con el tiempo no lo puede destruir un irresponsable momento de locura, que muy seguramente no hará presencia en tu organizada y disciplinada vida, ¿cierto mi cielo”?, cuestionamiento que Gregorio solo ratificó con un gesto en su rostro y un beso, el que esperaba Isabel como respuesta a su afirmación y pregunta a la vez.

Obviamente el entorno y los eventos entre las familias cambiaron. Ya no se volvieron a realizar las reuniones y aunque jamás hubo enemistad alguna, siempre estaba presente el problema de reunirlos o permitir bajo evento alguno que se encontraran. Tanto don Federico como don Tobías, acordaron poner punto final a esta situación como fuera, razón por la cual se reunían permanentemente para acordar medidas para tener ocupado, por completo a Gregorio e impedir que Isabel llegara a Pueblo Nuevo o alguna de las fincas.

Las dos familias sintieron también el rigor de una sociedad censuradora, en cierta forma fue tanto el escándalo por la relación que muchos de los amigos de don Federico, resolvieron no volver a visitarlos e incluso algunos finalizaron negociaciones con los dos hermanos. Ante esta situación acudían los domingos a misa, pero enfrentaban la mirada de los clérigos y beatos, que con la biblia bajo el brazo con todo rigor castigaban semejante deshonra. Muchos afirmaban que solo el camino de Dios, sería el que les permitiría el perdón, porque ellos no lo harían, arrogándosen un derecho inconsulto e hipócrita.

Aún con todos estos inconvenientes, Gregoriocontinúo visitando a Isabel en el colegio, siempre bajo todo tipo de pretextos para que las familias no se dieran cuenta, situación que cada vez se hacía más difícil. En una oportunidad logró llegar al colegio en horas de la noche, utilizando a Mantequilla, el corcel de su padre para transportarse bajo el entendido que tenía que volver esa misma noche utilizando casi 4 horas a lomo de caballo en ida y vuelta.En aquella ocasión Isabel se escapó de las habitaciones con la ayuda de su amiga Clara, quien le entregaba las cartas a Gregorio. Eran ya casi las 11 de la noche cuando Gregorio llegó, encontrándose en un lugar cercano a la capilla. En el encuentro como siempre cercaban su amor en un profundo beso, sus cuerpos y corazones palpitantes a punto de desorbitarse cada uno entregando lo mejor de sí, para hacer de los segundos horas, porque la carrera era contra el tiempo.Esa noche Isabel llegó con toda la esperanza de ver a su amado y sentirlo como jamás lo había hecho, estaba resuelta a entregarle su cuerpo porque su alma ya la tenía. Gregorio, al igual que ella, como potro brioso sentía que su espíritu estaba hirviendo. Todo estaba dispuesto para que se fundieran en un solo ser como evidentemente sucedió, secreto que los acompañaría por siempre puesto que transgredir las normas sociales en esos momentos, era ultrajar la familia, era enfrentarse a una sociedad inquisidora que no permitía la pérdida de la virginidad de una mujer sino hasta el matrimonio y menos con el agravante de una relación incestuosa para ellos con un primo hermano. En adelante todo sería diferente, porque sellaron su amor en una entrega total que perturbaría sus vidas más de lo que estaban. Esa noche Gregorio no quería volver a su pueblo, le propuso incluso a Isabel que se fugaran, que afrontaran lo que viniera puesto que en fin de cuentas ya estaban padeciendo. Isabel, un poco más mesurada no siguió la propuesta y por el contrario le indicó que debería partir puesto que el camino estaba largo. De todas formas, los dos jóvenes en adelante seguirían con una tormenta interna que no les facilitaría para nada la existencia en lugar alguno. Isabel se autojuzgaba por lo sucedido, aunque se sentía más de él que de ella misma. Gregorio al igual que ella sentía que ya era de ella y que nada podría separarlos, estaba dispuesto a enfrentar el mundo si era necesario, porque entendía que estaban refundidos en un solo ser y cuerpo. A partir de ese instante los enamorados rehusaban la realidad frente a su situación, sin lugar a dudas el conflicto interno se hizo más fuerte, de una parte el querer continuar con su amor, por la otra el conflicto familiar, la sociedad inquisidora, pero ante todo la censura interna en su conciencia que no lograba absolver sus comportamientos.

La principal situación de incertidumbre en esta relación la enfrentaban internamente cada uno de los enamorados. Ellos seguían sin entender muchas cosas y cuestionaban si estaba bien hecho o no, que siendo primos hermanos estuvieran en estas andanzas con los riesgos que conllevaba dichos eventos. Esta vacilación sobre el bien y el mal, estaba fundamentada por la estricta formación clerical y rigurosa que habían recibido cada uno en sus familias y el enfrentamiento ante la conciencia de cada cual y los sentimientos que como agua y aceite en el fuego estaban a punto de estallar. ¡Que contrariedad tan difícil de solucionar!. En adelante solo quedaba esperar por el destino de los dos, por la suerte de este amor que disponía de más preguntas que respuestas.

Gregorio prepara sus estudios en una universidad de la capital, encontrando en las matemáticas una razón para mitigar su dolor, y amargura por la separación de esa hermosa mujer que le llenaba su vida y a la que estaría dispuesto de entregarle todo. Él inicia toda una serie de conflictos internos; porque poco a poco ese aliciente en las matemáticas, se convertiría también en su obsesión, aunque nunca igual al amor que sentía por esa mujer. En su afán por alejarse de esta realidad mediante sus estudios comenzó una competencia frente a todos sus compañeros para ser el primero en todo, muy seguramente sin proponérselo pero con unos resultados exitosos al obtener la matrícula de honor en la mejor universidad del Estado y en una de las profesiones que la sociedad ponderaba como muy difícil, como lo era las matemáticas puras.

Por su parte, la decisión de Isabel estuvo acompañada de muchos inconvenientes especialmente por ser mujer, consentida de Tobías y por las dificultades propias para que en dicha época se fuera a vivir sola sin estar internada en algún claustro estudiantil, además con todas las libertades que se presentaban en una universidad. Fueron muchas las discusiones y los momentos que la familia e Isabel enfrentaron.Por un lado, su padre no quería que se fuera y que siguiera ese camino, encontraba en ello una decisión muy riesgosa y predispuesta para que sucedieran muchas cosas por la libertad que tendría y que le fue coartada por muchos años. Otra de las situaciones era el amor de Gregorio y su relación, que había sido por mucho tiempo la angustia común entre las familias.Este último aparte, aunque también era motivo de análisis para su padre, igualmente se constituía en un soporte a la vez para tomar la determinación que se fuera a estudiar, puesto que con ello lograrían definitivamente separarlos; o, por lo menos, eso pensaba.

Isabel una mujer ya con una personalidad impetuosa, pero con la humildad de un ser humano espectacular, siempre procuraba, con sabiduría, conciliar en todos esos problemas, aunque los esfuerzos no fueran efectivos en muchas oportunidades. Su carácter aguerrido le llevó a enfrentar a su padres, como a toda la sociedad frente al destino que quería en la universidad y cursando la carrera de matemáticas puras, por las que siempre había tenido inclinación y mucha facilidad, obviamente también por la inclinación que Gregorio mostró hacia esa área del conocimiento y que de alguna forma influyó bastante para que ella seleccionara esta opción académica.

En esas discusiones, Isabel respondió con todo el rigor y mucha sapiencia todas las preguntas y cuestionamientos que, en conjunto, le hacían los integrantes de la familia. Uno de ellos era la fundamentación de su madre respecto a las dificultades que enfrentaría por ser mujer, respondiéndole con firmeza que por esa situación en definitiva las mujeres del momento no luchaban por lo que querían y se entregaban a la pena y a la resignación de perder todo lo que deseaban; sin lugar a dudas ella no solo se refería a los estudios, sino también a la situación de la relación prohibida con su primo Gregorio. Fue tan duro el cuestionamiento, que enfrento a su madre al recuerdo de una historia que seguramente en el rincón más privado de su propio ser no se atrevía a compartir, pero que dejaba entrever que ella estaba reflexionando sobre su propia vida y el destino que asumió, que aunque parecía ser lleno de felicidad, permitía analizar eventos que seguramente enfrentó para conformar la unión con Tobías, como evidentemente se lograría saber luego, al comprender los esfuerzos y las luchas que enfrentaron sus padres por unirse, frente a las limitaciones especialmente de diferencia social que los lastimaba y que esa misma sociedad que ahora impedía la felicidad de Isabel, se había encargado de hacerles la vida imposible.

Madre, “ no reclamo una vida llena de alegrías, no reclamo una vida llena de riquezas porque de alguna forma las he tenido al lado de ustedes, no reclamo el amor de mi familia porque forma parte de esas riquezas que menciono, solo reclamo un derecho no reconocido para nosotras las mujeres y es el de ser libre para decidir sobre mi destino, sobre mi futuro, sin que el amor de mi familia se convierta en mi yugo o en el rector de mi vida, la misma que agradezco a usted y a mi padre, pero por la que no puedo pagar un precio tan alto como el permitir que sean otros los que deciden sobre mis alternativas y no yo sobre mi felicidad”, afirmaba Isabel en una de esas discusiones, en las que curiosamente sin mencionarse a Gregorio, siempre estaría presente.

“Creo que seguir estudiando lo que yo quiero es mi responsabilidad y no de ustedes, considero que el hecho de compartir con mi familia y recibir su amor me da la posibilidad que entiendan que el amor no puede ser sacrificio, es entrega y responsabilidad, es el disfrutar en cuerpo ajeno como triunfos propios, por eso es que los invito a que compartan y disfruten conmigo la decisión de irme a estudiar y sean felices por la misma, antes que tener un cúmulo de incertidumbres que solo alimentan la incapacidad para actuar”. Este era el carácter de Isabel, la forma de ser de ella no permitía que trivialidades la acongojaran, aunque en definitiva muchas veces tuvo que resignarse a aceptar las imposiciones de su padre y de una sociedad mojigata que no permitía lo que su encendido sentimiento le decretaba por Gregorio.

“Bueno, ¿y qué dirán los demás cuando se enteren que usted se va sola a estudiar en otra ciudad en la que no va a tener el control de su padre y de nosotros?”.“Madre con el control de ustedes o sin él, solo basta un minuto y un metro cuadrado para que yo haga lo que quiera, se lo aseguro.Más que eso debiese preocuparle, ¿por qué la impacienta tanto el comentario de los demás?, haga un recuento de su vida y sus logros y se dará cuenta que por satisfacer el qué dirán, no ha sido feliz en muchas oportunidades para ver contentos a los que seguramente no merecen disfrutar de esa alegría a merced de su sacrificio. ¿Cree usted madre que vale la pena entregarle tanto a una sociedad que nos da tan poco?. ¿A una sociedad que solo sabe persignarse frente a la adversidad antes que enfrentarla, rezar por los demás, pero no ayudarlos en forma real, criticar con toda autoridad sin tenerla y censurar sin revisar su propia historia?”. Estas palabras fueron cuestionadas por todos, puesto que prácticamente estaban viendo enIsabel a un Ser no creyente o hereje, hecho reprochado por la sociedad del momento y más por su familia de fuertes costumbres católicas. “Madre amo a Dios, habrá un momento para demostrarlo y por el amor que le tengo acudo a su mandato para que me ame a mí misma, para que actué en consecuencia con lo que quiero y no con lo que los demás quieren de mí y para mí y eso los incluye a ustedes.” Todas estas intervenciones de Isabel para defender su posibilidad de estudiar fuera de su casa e instalarse independientemente de su familia en otra ciudad y en una universidad en la que no tendría la supervisión de ellos, fortalecerían más su personalidad; por primera vez ella había enfrentado una situación de este calibre ante sus padres y hermanos.

A todas estas situaciones se le adiciona la galantería que un joven durante muchos años venía haciéndole a Isabel, obviamente sin respuesta positiva, pero con el beneplácito de toda la familia quien miraba en dicho muchacho la posibilidad de arrancarle por completo el amor hacia Gregorio, separarlos definitivamente mediante un futuro matrimonio.El joven llamado Alfredo, era hijo de don Ricardo Rivera Padilla, otra familia de historia reconocida en la región y con el respeto de los demás. El prospecto tenía dos años más de edad que Isabel, le gustaba la música y había estudiado el bachillerato en el Líbano, un municipio de renombre por la calidad de la educación, aunque no muy reconocido por los adelantos en la música como tal. El mayor deseo del pretendiente era llegar a estudiar en el Conservatorio de Ibagué y poder desarrollar sus habilidades en violín que era su instrumento predilecto. Don Ricardo por su parte era un padre consagrado, trabajador, poseedor de buenas tierras y apegado por completo a las normas morales de la época al igual que toda su familia, antecedentes que abonaban todo un camino para que Isabel se fijara en él, hecho que jamás sucedería.

“ Cree usted hija que Alfredo no reúne los requisitos para ser su novio y posible esposo?”, le preguntaba su madre. “No es que no reúna los requisitos porque sin lugar a dudas cualquier hombre que le logre tocar el corazón a una mujer, lo que menos necesita es llenar requisitos para llegar a ella. Simplemente es eso madre, él no ha tocado mi corazón y no lo hará porque no es mi interés que alguien llegue a él, solo quien en definitiva y por encima de la razón logre franquearla, llegará a mí y será el que yo elija, sin importar su condición o precisiones y menos esos requisitos que no exijo”, afirmaba contundentemente Isabel.

No se cansaba de afirmar que las mujeres al igual que los hombres, tenían la obligación con ellas mismas siempre en primer lugar antes que la sonrisa complaciente de las familias, la sociedad o progenitores que convenientemente analizan otras circunstancias sin importar lo que tenga que soportar quien decide entregarse a otro ser. Ningún argumento, ninguna imposición o entramado, lograría persuadir a Isabel y menos con lo que ella denominaba sin decirlo sobre Alfredo en lo poco que conocía del muchacho, que era un redomado idiota, puesto que no era capaz de enfrentar sus propias decisiones, pero si capaz de disimular sus verdaderas intenciones.

No llegaría nadie al corazón de Isabel excepto Gregorio, esto sin desconocer que serían muchas las pretensiones de varios hombres por lograr la atención de esta linda mujer, que ocupaba un lugar destacado en una sociedad académica, en su familia y en general ante todos sus semejantes.

La personalidad y el carácter de Isabel y Gregorio, ejercían fuerte influencia entre ellos, actuando de forma parecida frente a muchas situaciones.Esto no quiere decir que no tuvieran sus diferencias, puesto que, con dos personajes de tanta portada intelectual, lo difícil era que no se presentaran dichas situaciones.

Isabel marcaba algunas contradicciones respecto a la educación puesto que consideraba que era más responsabilidad de cada cual y que no dependía en tanto porcentaje de las condiciones que el Estado y la sociedad ofrecieran. Indicaba al respecto: “el destino lo marca cada cual”, en eso coincidía con Gregorio sobre la suerte; “no es permisible para un ser humano necesitado de salir adelante que no haga los esfuerzos en un máximo nivel con lo poco que encuentre en el camino, como en el caso de la educación. Sé que nuestros colegios y los centros de educación de la localidad, y, en casi todo el país no son los mejores, que la calidad de los profesores está limitada a la formación de bachilleres normalistas (formación de la época para ser maestro), que salen dispuestos a orientar todo tipo de asignaturas sin haber recibido especialización alguna hacia un área del conocimiento específico, lo que se refleja en alguna forma en muchas deficiencias en esa estructura mal concebida para la educación de generaciones sobre las que se supone so soportará el destino de la Nación. Sin embargo, considero también que a eso se le adiciona la pereza de la gente a estudiar, el menoscabo de lo público en el que no se valora lo poquito que haya en cada centro de educación y además de eso la falta de disciplina de los estudiantes, que les corroe la pereza para indagar, investigar y curiosear sobre tantas preguntas que regularmente se hace todo individuo en la medida que crece pero que se quedan sin responder por la simple mediocridad de aceptar todo lo que venga resignadamente”. Estos duros cuestionamientos los hacia especialmente por la negligencia de algunos compañeros con los que cursó su primaria y su bachillerato.

“Sobre los profesores debo manifestar que están llenos de buenas intenciones, cursan bachillerato y buscan empleo como maestros o en el mejor de los casos hacen el bachillerato normalista que les facilita más el ingreso a ese mundo laboral, es decir: no es la vocación en la gran mayoría los que los invita a ser profesores, es la necesidad lo que los estimula a incursionar en un mundo académico y de docentes de alta exigencia pero al que no se le da lo que realmente requiere en este sentido”.

Isabel sobre el trabajo tenía sus reparos puesto que manifestaba que el ser humano por esa necesidad de producir, de amasar riqueza o formar fortunas heredables, olvidaba lo esencial en el estudio y, por eso, era que la gran mayoría de adultos en ese momento no tenían sino la formación básica de primaria a dura penas saber leer y escribir no más y eso sin desconocer la gran cantidad de analfabetismo de la época, que era verdaderamente significativa en la población y especialmente en la rural. Ella con cierta tristeza manifestaba esto en referencia de sus padres sin decirlo y en general de toda su familia, que aunque eran grandes trabajadores no tenían formación académica alguna, aunque se sentían felices o por lo menos eso parecía.

En razón a sus sentimientos los comentarios que se relacionaran con el amor los reusaba muy sutilmente, aunque los demás entendían porque, ella era una mujer supremamente sensible, un ser humano de calidades espectaculares dispuesta a dar toda la ternura que podía existir, no albergaba rencores, el perdón era una especialidad que consideraba fundamental, no había conocido más que un sentimiento hacia Gregorio y no existía lugar para que comparara con otra persona, por lo menos lo que muy dentro de sí sentía.

Ella admiraba a su padre Tobías con todo el fervor y más por la dedicación que le ofrecía en calidad de tiempo a todos sus hijos, por el esmero que tenía por sacarlos adelante y querer que estudiaran, aunque él nunca tuvo esa oportunidad. Él marcó en ella huellas de mucho valor, principios infranqueables, disciplina, honestidad y la ternura con la que se caracterizaba su expresión, su voz y las opiniones que emitía con precisión no se alejaban de la calidez al hablar. Todo esto fue gestando un camino claramente definido sobre lo que ella quería, de tal manera que Isabel, también hace lo mismo que Gregorio entregándose a los estudios con dedicación y fervor para tratar de distraer la atención y el requerimiento que en cada momento y en todo lugar su encendido sentimiento le reclamaba… estar al lado de su amado.

Ella inició estudios en matemáticas puras también, pero obviamente en otra universidad y separados por muchos kilómetros en la ciudad de Manizales, objetivo de su familia conseguido mediante ciertas imposiciones de su padre Tobías.

Al igual que Gregorio y como si se hubiesen puesto de acuerdo, ella era la mejor del grupo, se destacaba por su facilidad para abstraer, lo que se les dificultaba a muchos, su capacidad para entender grandes problemas matemáticos, lo que la fue ponderando en lugares muy altos de la academia de alto rendimiento. Estos resultados estaban acompañados de horas de concentración, una marcada disciplina de estudio que muy pocos podían entender pero que ella desde lo más profundo, sabía que estaba inspirada en el refugio por la ausencia de su Gregorio como le decía.

Entre algoritmos, formulas y problemas matemáticos Gregorio e Isabel trataban de darle un sentido diferente a su vida, consagrándosen de tal manera que terminarían con la matrícula de honor, él en un claustro universitario en donde alcanzar esta meta prácticamente era completamente imposible o privilegio de muy pocos en la historia y ella en esa universidadde no menor categoría pero con fuertes principios católicos.

Ya se fueron marcando los años de mayoría de edad en los dos, cualquier persona pensaría que esta situación era suficiente para acabar ese amor que se marcó desde niños, que se selló con dolor, pero con un pacto silencioso y que lejos de terminar por situación alguna se hacía más fuerte y que por mucha razón o por mucho concurso del pensamiento riguroso de los estudios, jamás se confundiría con la intensidad de sus sentimientos. Contrariamente los dos Seres, aunque separados fueron entendiendo que los caminos, aunque se alejaran tarde o temprano se volverían a cruzar.

Uno de los aspectos que los cruzarían era el haber seleccionado la misma carrera universitaria, pareciera que la orquestación de sus futuros estuviera estupendamente calculada por un par de matemáticos que seguramente enfrentaban un problema más difícil que la hipótesis de Riemann, la conjetura de Hodge o la de Poincaré.

De todas formas, ellos continuaban escribiéndose con mucha frecuencia, no pasaba semana alguna que no se conociera lo que cada cual había realizado, lo que había estudiado, pero ante todo lo que sentían sin debilitarse o disminuir su fuerza.Ya eran adultos responsables, cada cual había alcanzado en sus universidades y ante sus profesores y compañeros un nivel envidiable por su destacada formación y por la consagración, de tal manera que, aunque la sociedad siguiera reprochando ese amor que sentían ya los miraban con ojos diferentes por ser grandes académicos y por destacarse en esa forma como estandarte de cada familia. Esta nueva forma de verlos no era más que la visión arribista de los puritanos que los juzgaban sin compasión alguna, pero que ahora se sentían orgullosos de ser amigos o vecinos de tan destacados personajes.

En esos tiempos, ser bachiller ya era un triunfo de lo más grande, obviamente llegar a ser profesional se constituía en un logro sin precedentes y más llegar a serlo de forma destacada y con el reconocimiento de una comunidad académica de rígidas normas. Los dos se graduaron con honores. Esta situación y nuevo ambiente, aunque les facilitaba un camino adecuado para los encuentros, no era aún el más fácil. Cada familia persistía en seguir presionándolos para que no se encontraran y menos para que continuaran con ese amor, enlodado por una sociedad y por unos principios morales desdibujados en los que la misma humanidad se soportaba para ocultar o excusar sus propias faltas, muy seguramente estás si de verdad y de mucha más importancia.

En las fiestas que hicieron en cada familia por el logro de ellos, no se cruzaron invitaciones. Pueblo Nuevo se sentía orgulloso de esos dos personajes, pero sin dejar de reprochar.

A Isabel le realizaron un homenaje con comida, licor y en general con todas las garantías para que los invitados se sintieran felices. Hubo música, baile y todos tipos de sanos regocijos para presunción de su familia. Fueron tantos los invitados que bien podría decirse que el pueblo quedó relativamente solo, los únicos que faltaban eran curiosamente, los primos y, obviamente, la presencia de Gregorio que era esperada por todos los asistentes para poder criticar y tener motivo de embuste.

De igual manera la fiesta de graduación para Gregorio, estuvo acompañada de todo tipo de bondades, excepto la presencia de Isabel.

Precedente al final de sus estudios y a estas fiestas ellos en silencio y sin que nadie se diera cuenta, sostenían su relación, se escribían con frecuencia y muy esporádicamente lograban verse en un punto al que ellos denominaron el centro de estudios, que no era más que una población cercana a los dos en la que sigilosamente se encontraban para poder entregarse el uno al otro con todo el fervor, con todo el amor que en cada instante se hacía más grande.

“No sé cómo apartarme de ti cuando me toca hacerlo, porque el verte me cambia todo, me enfrenta a una realidad que no quiero aceptar y que por todas las circunstancias nos ha conducido a una separación forzosa, a un distanciamiento que me mata poco a poco”, le afirmaba Gregorio a Isabel, quien por su parte también le manifestaba desde lo más profundo todo su amor. “Estos caminos que elegimos con el ánimo de acercarnos nos pueden alejar, más que reunirnos como siempre lo hemos querido hacer. No sé si en las matemáticas algún día encontraré la respuesta a todas mis preguntas sobre ti, sobre el por qué te enclavaste en el rincón intocable de mi corazón, en el que en definitiva ni la razón puede llegar. Créeme que el tiempo cuando estoy a tu lado no es mi amigo y, por el contrario, es mi enemigo cuando no puedo seguir junto a ti”, le afirmaba Isabel a Gregorio en sus encuentros.

El desconcierto en los sentimientos de la pareja se hacía cada vez más evidente. Por una parte, el saber que era tan grande el amor entre los dos pero tan imposible de hacerlo una realidad sin restricción alguna, por otro lado, la situación de prohibición de sus familias, quienes seguían ejerciendo toda la presión para que terminaran dicha relación a como diera lugar y a los que ellos no querían contrariar, no por falta de carácter sino por consideración hacia sus padres especialmente.

En medio de toda esta situación y de la zozobra permanente, los dos decidieron seguir sus estudios de posgrado, Isabel en matemáticas aplicadas a la ingeniería y Gregorio en matemáticas puras, a nivel de maestría. Esta decisión, fue asumida por los dos tratando de continuar con el vínculo, puesto que querían ingresar a una universidad de la capital de Colombia, con fuertes principios religiosos, pero con la posibilidad de estar juntos. Los resultados al respecto no se dejaron esperar, las dos familias se opusieron por completo, no por la decisión académica sino por saber que estarían juntos, situación que no permitirían y a la que acompañarían con la presión económica en el momento, puesto que ambos necesitaban de esos apoyos para poder seguir estudiando como hasta el momento lo habían hecho.

En torno a todo esto, decidieron que Isabel continuaría su formación en una universidad de la capital y Gregorio en una de la ciudad de Medellín, ambos en espera de encontrar la ayuda. Tobías y Federico, asumieron que apoyarían a sus hijos en los propósitos, siempre y cuando esta decisión los mantuviera separados.No estarían dispuestos a permitir que esa tormentosa relación, fuera a enlodar y deshonrar las familias. No estaban dispuestos a doblegar ante la impetuosa personalidad y recio carácter de Isabel ni ante las exigencias de Gregorio, quien ya reclamaba total independencia. Esta ayuda económica era fundamental en esos momentos para los dos, aunque no sería imposible que en algún momento ellos lograrían obtener independencia mediante el ofrecimiento de clases en las universidades en las que cursarían sus estudios de posgrados y en las que con el tiempo abrirían espacios de mayor importancia en el futuro profesional de cada cual.

Vale destacar que Gregorio a su vez inició labores en la cafetería de la universidad atendiendo comensales y visitantes, por lo que recibía poco pago que era significativo, puesto que otra de las formas de presionarlos para que se mantuvieran separados, era otorgarles estrictamente lo necesario y no a ellos si no cancelando la habitación o el lugar en el que cada cual residía, la alimentación en un restaurante determinado y muy poco efectivo para algunos gastos que no podían ser destinados para otra cosa sino para eso.

Isabel fue instalada en una casa seleccionada por su padre, en la que con todo el rigor analizó la familia, sus integrantes y especialmente la señora Adelina, propietaria del predio, con características de ser una mujer estricta y exigente. Tobías se la recomendó mucho, insistiéndole en que en definitiva Isabel no tenía que recibir visitas de ninguna persona sino solamente la de él y la de su madre, incluso previéndole que si un hermano iba a visitarla sería informada con anticipación, recomendación que la colocó en alerta de que algo sucedía, es decir: la situación de restricciones que vivió en el colegio volvieron a hacerse presentes en esta nueva etapa de Isabel, quien pensaba que por haber cursado ya en la universidad una carrera profesional y ser mayor de edad, podía ganar cierta independencia.

En aquella época ya habían cambiado algunas cosas en todo el entorno nacional a partir de la finalización de la guerra de los mil días, haciendo de los eventos cotidianos un contrataste entre la paz y la guerra, iniciándose, con las promesas de tranquilidad y progreso pactadas en 1902 a bordo del vapor Wisconsin que pusieron fin a la guerra en mención.

A nivel global el afán de poder y los conflictos de la humanidad no se harían esperar por hacer presencia, estallando dos guerras mundiales sin precedentes en 1914 y en 1945, en las cuales se involucraba a Alemania como factor común. Estos hechos de alguna u otra forma aunque tenían gran impacto no causaron en Colombia tanta repercusión, en razón al mismo subdesarrollo y por el poco interés de otras naciones, debido que al comenzar la centuria la Nación era un país de cinco millones de habitantes y de un atraso significativo engrandecido por la separación de Panamá bajo la mirada complaciente de criollos gobernantes, que sin reparo alguno feriaron este territorio a los Estados Unidos de América, quien soterradamente estaba tras de esta negociación.Las consecuencias de la posguerra se verían después a nivel económico en décadas posteriores a la finalización de estos fatídicos conflictos.

El bipartidismo era la principal tendencia de poder marcado con un profundo odio entre los dos colores que los representaba, el azul a los conservadores llamados godos y los liberales con el rojo llamados collarejos.Todos estos eventos dieron la oportunidad al periodismo nacional para que fortaleciera su campo de acción, especialmente en la prensa escrita, mediante la publicación de periódicos y revistas.

Se hacía fuerte la navegación por el rio Magdalena, de igual manera el fútbol llegó a la Nación.Algunos hechos muy graves, marcaron esa época como lo fue la matanza de las bananeras en 1928 y otros sucesos que rompieron la hegemonía conservadora, dándole un camino de poder al liberalismo.

Con el Perú también se libró una guerra territorial otorgándole a Colombia mediante un acuerdo internacional el poder sobre los territorios reclamados por dicha Nación.

De todas formas, aunque sucedían eventos que cambiaban muchas cosas, la sociedad inquisidora y ultra recalcitrante no desaparecía ni mostraba intenciones de hacerlo.

Otros hechos de impactos negativos se acercaban especialmente relacionados con la política, la misma que pareciera ser el fervor del país y el pan de cada día, acompañada de personajes destacados por su gran oratoria y por la capacidad de mover masas sin dimensión alguna ni precedentes que comprometerían muy especialmente la región y la población de Isabel y Gregorio en el norte del Tolima.

Ya en lo que se refiere al orden académico, las universidades se iban fortaleciendo lentamente a partir de la fundación y creación de la Nacional en el año de 1867, posteriormente la Externado de Derecho, la Universidad Libre y la de Los Andes, entre otras, y claustros excelentes como la universidad de Antioquia y la Universidad Eafit de Medellín, ciudad a la que llegaría Gregorio a obtener su primer pos grado a nivel de maestría. Es de destacar que pocas eran las universidades en la Nación que ofertaban posgrados en ese nivel y más en áreas del conocimiento ciertamente restringidas y complejas para la sociedad del momento.

Gregorio inició sus estudios en Medellín con dedicación, pero no con la alegría que se podía observar en sus compañeros, esta alegría se empañaba por la ausencia de su amada, por la separación del ser que siempre le había servido de impulso, de energía y de aliciente para seguir adelante en todos sus propósitos.

El ingreso a la maestría no había sido fácil, iniciaron quince estudiantes, todos destacados a nivel académico en cada una de sus universidades, aunque la gran concentración era del mismo Medellín y de la Nacional de Bogotá, que era la institución de mayor prestigio y en la que Gregorio había trazado una historia positiva que daría mucho que hablar durante muchos años. Algunos de sus compañeros, se apartaron de él desde un inicio, especialmente por algún tipo de envidia al conocer su currículum vitae y, obviamente por no querer aceptar que la procedencia de un pueblerino empañara la sobradez de los citadinos de la capital antioqueña.

Uno de los pocos amigos que se quedaron a su lado y con el que logró hacer una muy buena amistad era un joven llamado Alejandro Dussan Gómez, un bogotano de familia tradicional, disciplinado, organizado y riguroso en su comportamiento alineado con las exigencias de la sociedad del momento. Este personaje, más adelante en la vida de Gregorio, se convertiría en alguien muy importante por su decidida participación y colaboración en sus momentos de debilidad y angustia por la situación sentimental con Isabel.

Alejandro fue compañero de Gregorio en la Universidad Nacional en su formación de pregrado, pero nunca fue tan destacado como él, de igual forma no fue su gran amigo, pero siempre se respetaron, aunque cada uno por su lado.

Gregorio se instaló en un sector de residencias universitarias que le recomendaron.Esta situación no era de mucho gusto para don Federico su padre, pero en vista que él era un hombre y ya mayor de edad, le permitió radicarse en dicho inmueble. La situación de confort no era la mejor, era un cuarto pequeño con un baño, en dicha habitación a duras penas cabía su cama y un escritorio, lo que pareciera no afectarle puesto que realmente el objetivo en él estaba marcado con mucha seguridad y las pamplinas como estas no podían desviar su atención.

La alimentación la encontraría en la universidad mediante el uso de la cafetería. Realmente él no tendría problemas significativos a nivel económico aparte de la limitación para gastos diferentes a los relacionados con el estudio, una fría estrategia definida por su padre para que no tuviese la oportunidad de encuentro alguno con Isabel.

El ambiente universitario fue ejerciendo en Gregorio mucha influencia en su intención de lograr a como diera lugar el amor y la unión definitiva con Isabel. Sin embargo, los elevados niveles de exigencia en la formación no le permitían apartarse del tiempo que requería de largas jornadas para poder cumplir adecuadamente con sus cursos.

Uno de sus profesores, llamado Ricardo Mejía, antioqueño raizal, le exigía mucho y lo presionaba de forma desmedida, no se logró saber si era por querer formarlo en un nivel muy elevado, por envidia de saber que era superior a sus coterráneos o sencillamente, por la misma contundencia de la formación, esta última no tan aceptable puesto que el comportamiento y el nivel de exigencias hacia sus otros estudiantes no era el mismo.

Fueron muchos los momentos en los que Gregorio tuvo que mostrar su casta y la excelente formación que ostentaba desde un inicio de sus estudios. En una de esas discusiones, apartados un poco de la academia relacionada con las matemáticas, el profesor Ricardo Mejía, defendía el trato exagerado que tenía que darle a sus estudiantes y la justificación a calificaciones cercanas al punto mínimo de aprobación, como una ponderación de mediocres.En tal sentido, manifestaba:“no es justo que a estas alturas del camino, ustedes como profesionales y ahora como profesionales en un nivel superior, no se esmeren como tiene que ser, no es justo que no sean capaces de sobreponerse a una calificación superior a 3,5 (calificación mínima de aprobación).Para mí no es más un estudiante con ésta mínima nota aunque haya pasado, que uno que haya perdido con un 2,0 o menos. Creo que quien logra un punto tan bajo no merece ser tratado con indulgencia alguna.”

Ante las afirmaciones del profesor y el silencio por temor de sus compañeros, Gregorio pausada pero decididamente y sin temor alguno le respondió: “respetado profesor, seguramente quien logra mejores calificaciones es por algo, pero muy seguramente si el sistema de calificación mínima no fuera de 3,5 si no de 4,0 o más, usted estaría afirmando lo mismo. Creo con plena convicción que el medio de calificación es peyorativo, parte de cero y da la posibilidad para que se llegue a un 5,0, lo que significa que quienes estamos aquí somos según este sistema todos legos y neófitos, lo que no es así. Ahora bien, un profesor que califica a un estudiante con 3,49 por ejemplo y lo castiga para que no pase su asignatura, creo con todo el respeto que es el dueño del conocimiento y a él le merecemos hacerle venía en cada momento o no pisar el mismo suelo que el pisa”, afirmaba Gregorio con toda la seriedad y sin que el profesor se sintiera directamente afectado por sus afirmaciones, pero obviamente si relacionado. “Es un profesor que tiene parametrizado todo el conocimiento, que no tiene en cuenta que cada uno de los estudiantes presentan diferentes situaciones que moldean su razón de actuar. Es más profesor Mejía, no califican sobre los aciertos sino sobre los errores, razón que siempre ha servido a la humanidad para impedir el crecimiento. Por último, considero que la calificación no está diseñada y el sistema de calificación no está adecuado por extraterrestres o seres superiores, es simplemente un sistema impuesto por seres humanos normales que han adquirido o les han otorgado la propiedad de hacerlo, ya sea por sus méritos o por intervención de personas que poco les importó el mérito para conseguirlo, obviamente no es su caso profesor y muy seguramente ni el mío, porque afortunadamente no me he enfrentado a dicha situación”.

Ante estas intervenciones, el profesor Mejía contrariamente a disminuir su nivel de exigencias, lo aumentaba con Gregorio y arreciaba sus embestidas llevándolo casi al punto de desespero, pero el que nunca logró puesto que, aunque intentaba desestabilizarlo en momentos algunos, no lo conseguía sacar por completo del objetivo marcado que tenía. No dejaba el profesor de enrostrarle que él ostentaba el único premio internacional en Colombia en física, otorgado por la nación que lo había formado como Doctor, Toda esta arrogancia del profesor Mejía estaba acompañada por los éxitos que había logrado en dicho país, al ser el único colombiano capaz hasta el momento de lograr un reconocimiento nacional por su tesis doctoral.

Estas discusiones fueron formando y fortaleciendo la personalidad aguerrida de Gregorio, lo estuvieron estructurando en un estado en el cual no aceptaba resignadamente lo que se le presentara, lo que fue consolidando un conjunto de preguntas por la situación con Isabel, que era todo lo contrario, ¿por qué aceptaba que su familia, la sociedad y las circunstancias lo limitaran a no luchar por ella, sin razón alguna?.

Mientras tanto Isabel también enfrentaba situaciones en su universidad, de alta exigencia a niel intelectual, de actitudes y demás, las que sabía confrontar con lujo de detalles.

A ella le tocaba que soportar la envidia de algunas compañeras que sentían alegría por cada situación que la comprometiera negativamente, aunque realmente se quedaban con las ganas de esto porque ella era sobresaliente en todo lo que emprendía y sostenía. Una de estas situaciones incomodas la soportó con la compañera Adelina Líevano Zuluaga, una manizaleña que se ufanaba de ser raizal y de familia de mucho abolengo, característica que era muy generalizada en dicha ciudad, en la que se vivía de apellidos y de renombres más que de lo que regularmente en otras regiones se presentaba, aunque realmente era un factor muy común en todo Colombia dicho comportamiento de la sociedad. Esta compañera no aceptaba de ella su alto rendimiento y tuvo que soportar que fuera denominada Monitora 1 por el director de grupo, una figura académica que existía en la universidad a nivel de pregrado y posgrado. Dicho director, era el encargado de recibir todo lo que se relacionara con los eventos y novedades estudiantiles tales como incapacidades, problemas de desavenencias con los docentes, compañeros y demás. Esta estructura se soportaba en algunos monitores que se delegaban en cada clase para todos los cursos, el cual era seleccionado por su alto rendimiento académico. El monitor o monitora de curso, tenía la oportunidad de orientar algunas clases en pregrado y le cancelaban una suma relativamente baja pero que servía a muchos estudiantes de limitaciones económicas, que aunque no era el caso para Isabel, si le servían porque de una u otra forma ella tenía restricciones que eran originadas por las limitaciones que le hacían desde su casa, más para restringirle cualquier posibilidad de encuentro con Gregorio.

Isabel tuvo la oportunidad de orientar algunos temas a nivel de exposición, mediante una metodología que un profesor de apellido Castro le gustaba aplicar con sus estudiantes, relacionada con discusiones en clase de matemáticas.El taller abordaba la prioridad de discutir como fuente de enriquecimiento para generar encuentros de debate, reflexiones con especificidad en contenido alguno. En esta oportunidad lo relacionado, lo había acordado el profesor sobre figuras geométricas en la búsqueda de fortalecer esos contextos seleccionados. El taller lo dividía en diferentes eventos, el trabajo individual que representaba la investigación y toda la consulta que el estudiante hacía, la participación grupal que consistía en los aportes que pudieran hacer sobre el mismo contenido a cada persona pero con todo el grupo y por último la discusión o socialización en la que abiertamente se hacía la defensa de cada investigación ante todos los compañeros, teniendo que efectuarlo en un texto en el cual Adelina su compañera se creía la más versada. En todas las etapas se presentaron inconvenientes, pero muy especialmente en la de construcción y discusión en grupo, porque la estudiante quería sobresalir y no aceptar que Isabel era la Monitora y que había sido ganado por ser la mejor, tratando de demostrar lo contrario en dicho escenario, el cual consideró perfecto para hacerla quedar mal o simplemente para sobrepasarla ante su profesor y amigos de clase.La presentación se fundamentaba en las transformaciones de Fourier formulada por Jean-Baptiste Joseph Fourier en 1822.En este tema, Adelina se sentía muy fuerte desconociendo que Isabel estaba lo suficientemente preparada para abordarlo con toda autoridad.

Cuando ella quiso ridiculizarla en algún momento, Isabel con mucha elegancia y apartándose un poco de la discusión académica inició una intervención sobre el orgullo, recordando algunas frases célebres con sus autores sobre ello y sin referirse a persona alguna, aunque en definitiva todos los asistentes entendían que relacionaban con toda precisión, a Adelina. Esta intervención la realizó frente a su insatisfacción por la dinámica misma de ¿cómo se realizó? y por observar que poco o nada podía obtenerse de un espacio tan importante en su formación y frente a una propuesta tan interesante metodológicamente planteada por el profesor Castro, cuando no se actuaba coherentemente con la necesidad de crecer sin atropellar. “Considero que este taller no solo tiene que contribuir a la consolidación sobre el tema en mención, tiene que coadyuvar en el proceso pedagógico, que de alguna manera en nuestra formación pos gradual tenemos que precisar y enriquecer, puesto que en algún momento asumiremos interacciones con estudiantes nuestros de forma muy sencilla, pero sin perder el rumbo de la formación y los objetivos que perseguimos despojándonos de toda soberbia y del endurecido orgullo. Quiero iniciar mi intervención recordando dos frases relacionadas con esto, son de algunos personajes destacados en nuestra historia”.“Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande” Voltaire, y “aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes” de John Churton Collins”, citó con precisión. “Veo la obligación de hacerlo porque seguramente perdimos en algún momento la dinámica de interactuar para fortalecer los temas tan importantes por pasar a competir, por lucirnos, por ser los mejores a como diera lugar. Desperdiciamos la oportunidad de aportar en grupo cada uno lo que podíamos para un mejor resultado, no valoramos la importancia que tiene el trabajo mancomunado, el esfuerzo compartido mitigado cuando se asume por muchas partes con compromiso, y lo más importante, no aprendimos a estimar la diferencia entre nosotros mismos como un soporte de construcción, por el contrario, lo miramos como si fuera un escenario de combate”, afirmaba Isabel en medio de una sucinta expresión.

Seguidamente y de forma magistral profundizó en su exposición obviamente con lujo de detalles, siendo nuevamente la mejor.Cuando el profesor la felicitó por haberse lucido de tal manera ella le respondió: “gracias profesor por su reconocimiento, pero sería egoísta y no tendría sentido mis expresiones precedidas de la exposición si no reconociera el valor y la importancia que tuvo la participación de mis compañeros, le aseguro que fue más lo que puede obtener de ellos y de sus aportes que el mismo trabajo individual que realicé, en tal sentido yo declino la individualidad de su reconocimiento y de corazón la comparto con mis amigos, incluso con los que definitivamente solo tienen juzgamiento hacia mí, porque ellos me obligan a mantener muy alerta sobre cada actitud, sobre cada hecho que se desarrolle en toda mi vida, con esto me obligan a ser mejor, de tal manera que sin quererlo me están ayudando con su censura a cumplir mis objetivos, muchas gracias”.

Isabel fue invitada en alguna oportunidad a dar una conferencia en la ciudad de Ibagué la capital de su departamento, entre muchas que vendrían sobre temas relacionados con la importancia de las matemáticas en el pensamiento humano, en el comportamiento social y en el desarrollo de la sociedad, sin dejar a un lado el temor que representa para los estudiantes incursionar en éste área del conocimiento, lo que origina dificultad en su entendimiento.

Sobre ello manifestaba frente a un gran número de matemáticos de todos los niveles y de todas las regiones de Colombia: “El miedo impide conocer, el miedo nubla el pensamiento, oscurece el panorama, ciega por completo a la razón. Es esto lamentablemente lo que le sucede a nuestros estudiantes y lo que ha sucedido históricamente con las matemáticas, que sin razón alguna se ha ganado esa fama de ciencia incomprensible, limitada para pocos y hasta sin sentido. Recuerdo que en mi hogar jamás me inculcaron ese temor y afortunadamente en mi colegio, desde la formación primaria encontré profesores que no hacían en ningún momento referencia a las dificultades o al temor que me refiero. Ahora bien; ¿qué originó dicho temor? y ¿Cuándo se originó?, eso sin preguntar ¿quiénes lo causaron?.Creo con firmeza que el temor fue originado por la simple incomprensión de los eventos naturales que el ser humano observaba a diario y que eran inexplicables, de tal manera que cuando alguna persona trató de hacerlo bajo argumentos físicos o matemáticos, se le trasladó ese temor por la incomprensión que se había arraigado en el pensamiento primitivo del ser humano, es decir: todo fue un proceso lento que formó raíces muy profundas en las civilizaciones, que aunque dispusieran de capacidades para abstraer, no acudían a ellas por el concurso histórico del miedo a entender lo que jamás habían podido hacer. Seguramente fenómenos como el rayo, el viento, el frío, las olas del mar, el crecimiento de las plantas, los volcanes y en general todo lo que a diario se observaba, generaba todo tipo de preguntas que eran mejor en algún momento dejarlas así, porque no había explicación para ello, por eso era mejor ignorarlas y seguir teniendo miedo. A las matemáticas le sucede algo similar, recibieron esta herencia primitiva y ligada a esas incomprensiones que el ser humano no lograba interpretar, por eso se ganó esa fama que a la fecha no ha logrado deslindar de su ejercicio. Es por esto que considero que cuando de alguna forma afortunada, se rompe esa cadena de transmisión del miedo, se logra sobreponerse a tal evento e ingresar a ese mundo fantástico de una ciencia que trata de explicarlo todo de forma diferente, no más difícil… solo diferente. Sobre la importancia de las matemáticas en la humanidad, solo le atino a decir que son infinitas, pero hago énfasis en algunos aspectos que se relacionan especialmente con la filosofía de las matemáticas; estos eran algunos apartes de su intervención: “ Quiero partir sobre reflexiones ontológicas en las que se estudian las entidades que conforman el universo, premisa que permite identificar las matemáticas dentro de un todo en la interpretación desde lo sencillo hasta lo complejo, la naturaleza y la organización de la realidad o lo que existe, obviamente el ser o el ente, dimensión que la coloca en un puesto de mucha importancia en lo que se refiere a la categoría del pensamiento humano, de sus actitudes y en general de la responsabilidad o el impacto que genera en su entorno, aquel que no es más ni menos que su propio estar. Epistemológicas si se tiene en cuenta el conocimiento, el conjunto de saberes que se otorgan y su forma de creación y que rodean la teoría del conocimiento científico, desarrollo y métodos matemáticos, obviamente todo esto al servicio de la humanidad.Es fundamental observar el rol de las matemáticas en las otras ciencias, ella contribuye no solo a fundamentar bases, ayuda a abonar el pensamiento lógico, es decir a hacer lo que se tiene que hacer y no lo que se debe hacer”.

La vida de Isabel se fue desenvolviendo en esos elevados niveles al igual que la de Gregorio, mientras que las limitaciones para encontrarse seguían siendo notorias, ahora en razón a sus propios compromisos y de una u otra forma a la marcada presión de sus padres, puesto que no dejaban de impedir esos encuentros, esa relación que continuaba siendo pecaminosa e inaceptable ante los ojos de ellos y esa mezquina sociedad que era renuente a cambiar.

Todo apuntaba a una inminente separación, pero por el contrario ellos se unían más en la medida que trascurría el tiempo y los eventos académicos en cada universidad. Uno de esos encuentros se dio en la ciudad que eligieron desde pregrado para poder verse y que denominaban el centro de estudios les permitió eso, ser más decididos en su unión, en su intención de estar juntos, consolidando esa providencia en sus besos, en su amor del uno al otro refundidos en un solo cuerpo. Ya tenían algunas posibilidades de amanecer juntos, observaban el nuevo día con pasión y con el ímpetu de unos jóvenes enamorados a los que les sobraba energía para dar la pelea y estar unidos como fuera.

Fue pasando el tiempo y así mismo los avances de cada uno en su formación académica, artículos escritos, discusiones de estudios, investigaciones, amigos que les brindaban todo su apoyo para que siguieran adelante con sus trabajos de tanta importancia para el área de las matemáticas.

El entorno a nivel nacional se puso verdaderamente insoportable. Un buen día uno de esos políticos destacados del liberalismo y que venía en una carrera de ascenso en la que contaba ya con el favor popular, fue asesinado en la ciudad de Bogotá en el año de 1948, desencadenando una violencia sin límites que se fue generalizando en muchas partes del país por una década aproximadamente, desde la capital de Colombia lo que se denominó como el Bogotazo. Esta situación ya finalizando los estudios de maestría en los dos, les hizo cambiar mucho la situación de tranquilidad y estabilidad emocional, más al darse cuenta que esa violencia estaba afectando al Líbano y en general al norte del Tolima y los pueblos de especial característica liberal, con masacres y con todo tipo de atrocidades encabezadas por los que se hicieron llamar la chulavita que eran oriundos del departamento de Boyacá y los pájaros del Valle del Cauca. Familias enteras de liberales eran exterminadas por estos individuos, con un recuento que no se puedo establecer con veracidad pero que suma más de 300.000 personas en todo el tiempo en el que se desarrolló.

Don Federico y Tobías con todas sus familias empezaron a ser víctimas del conflicto y la inseguridad por ser de origen liberal. En alguna oportunidad, cuando comenzó a sonar el cacho que era un instrumento que diseñaban con un cuerno de res para informar los vigilantes que venía la chulavita, don Federico no alcanzó a salir de Peralta y en horas de la madrugada fueron prisioneros de estos individuos quienes se disponían a acribillar toda la familia, cuando escucharon que alguien de los que conformaban la banda dijo: “deje a esos miserables collarejos encerrados solamente, son familia del Padre Rafael”, situación que de alguna forma respetaban por ser sacerdote y sentir algún tipo de temor y por el estigma que tenían ellos de pertenecer al partido conservador, aunque en este caso no lo era, porque Rafael se había mantenido al margen de todo lo político pero era liberal sin manifestarlo.

Esa noche hubo necesidad de romper el piso de madera de la habitación en donde los habían encerrado, saliendo por un agujero, el hijo Oscar quien se encontró con unas imágenes que lo marcarían de por vida.Pueblo Nuevo estaba lleno de muertos, mujeres, niños, ancianos, hombres y, en general todo lo que se les cruzara en el camino, personas asesinadas de la peor forma, torturadas, una situación que jamás se había vivido.

Estos acontecimientos hicieron que don Federico y Tobías al igual que muchas familias comenzaran a vender sus cosas, otras a abandonar sus predios. Don Federico y Tobías, salieron de Pueblo Nuevo para otro municipio de la zona plana llamado Lérida. Allí compró una casa grande ubicada en la parte central, dedicando gran parte de lo que había vendido en Peralta, porque lo de Agua Limpia se había perdido. Esta situación no era solamente para ellos, era para muchas familias que perdieron todo en el mejor de los casos, porque hubo otras que realmente fueron exterminadas por completo, como era la intención de estos sujetos.Cuando llegaban a los pueblos a sembrar el terror regularmente llevaban en sus bayonetas de las escopetas fetos atravesados por ellas, indicando que eran futuros collarejos porque los habían sacado del vientre de mujeres liberales. Era tal el terror que en definitiva no había lugar en donde estar tranquilos, de tal manera que la familia que pretendiera cuidarse, tenía que asumir la decisión de irse de su lugar de origen a iniciar de nuevo.

Esta tragedia social marco a miles de personas y profundizó más el odio bipartidista de generación en generación, porque se transmitían las historias y todos los desmanes que cometieron en aquella época los encargados de hacer reinar el dolor en la población liberal. Era tal el fanatismo político de los pobladores, que habían municipios en los cuales las casas se pintaban totalmente de azul, esto para poblaciones conservadoras como un municipio que se llama Fresno en el mismo departamento del Tolima.

Gregorio e Isabel concluyeron sus estudios de maestría y trataron de unirse definitivamente, situación que no fue posible porque a pesar de la situación sus familias se dieron cuenta de las intenciones y se opusieron por completo. Contrario al grado como matemáticos, la culminación de estos estudios no estuvo acompañada de fiesta alguna o celebración de las familias, quienes estaban viviendo toda la tribulación por la violencia.

La presión para separarlos que ejercían sobre ellos era diferente a la que cuando eran estudiantes, ya no era de orden económico, era psicológica y moral, de tal manera que utilizaron a su tío sacerdote para que les hiciera ver que no estaba bien lo que querían hacer. El tío hizo el trabajo de forma muy segura, de tal manera que logró identificar que en el fondo ellos sentían esa limitación y sentían que no estaba bien amarse, esto fue siempre una carga para los dos, aunque no tan poderosa para lograr una separación.

Se acercaban momentos de determinaciones muy radicales, ellos enfrentaban una carga muy dura por la relación; durante muchos años todas las desavenencias con las familias por esta razón, la sociedad de la misma manera, pero muy especialmente lo que cada cual sentía por dicha situación. Fue tal la presión que ejerció el tío en los dos que en un momento no esperado pero acordado por los dos, asumieron ingresar al servicio del sacerdocio Gregorio y al noviciado Isabel.Estas decisiones, estaban más acompañadas de la forma de construir definitivamente una barrera que ellos no sobrepasarían, por el amor y el respeto que les tenían a sus creencias católicas que fueron fundamentadas por las familias de cada uno con todo el rigor.

El tío Rafael, independientemente, le argumentó a cada uno todo lo que le representaría ingresar al servicio de Dios. A Isabel, le expresaba que era la mejor forma de desagraviarlo por haberse fijado en su primo hermano, le indicaba que era la decisión más representativa en su vida, le expresaba en otro idioma: “sobrina: A Nun’s Life («La vida de una monja»), representa el estar en armonía, algo que verdaderamente necesitas por tus afanes que no han sido pocos y sabes a que me refiero puesto que toda esta situación no te ha dejado tranquila en ningún momento. Sé que Dios te dará la armonía de ese cosmos que tienes y que lo convertiste en caos”

Isabel y Gregorio nuevamente después de haber tenido el dialogo con su tío se reunieron, pero cada uno con muchas inquietudes sobre su situación, bien podía decirse que el tío había logrado lo que pretendía. En éste encuentro se amaron sin control, se entregaron en cuerpo y alma sin medida y restricción, como si entendieran que en definitiva se separarían por siempre.

Isabel con lágrimas en los ojos le expresa a Gregorio: “mi cielo, definitivamente no sé cuál fue la misión que vinimos a cumplir, no la veo realizada, solo observo caminos llenos de dificultades y un amor sin límites que siento por ti, pero con abundancia de piedras que nos han dificultado transitar sin censura alguna. Sin embargo he vivido los mejores momentos, es más los sigo viviendo sin importar como se me nubla el pensamiento y la razón cuando decididamente estamos juntos, no sé qué tan inteligente sea o qué tan emocional, porque nunca pude y creo que no podré encontrar el balance entre esto que siento y lo que debemos hacer, ya no distingo entre lo bueno y lo malo, hay veces que considero que no hay nada malo, solo la creación nuestra y la prohibición de nuestras familias y una sociedad a la que no quisiera odiar pero que comienzo a hacerlo. Este sentimiento no lo puedo evitar porque pareciera que no tienen lugar para ocuparse de sus cosas sino de las nuestras fastidiándonos como siempre lo han hecho, hasta nuestro tío se ha confabulado para evitarlo… ¡qué fastidio!, nunca me imaginé que nuestro amor fuera a ser de tanto problema para todos, cuando para los dos no lo ha sido”.

Ella que nunca había recriminado los mandatos divinos y que aceptaba con resignación todas las situaciones, que sentía que iba en contravía de sus mandatos, en aquel encuentro manifestó. “Si Dios verdaderamente sabe lo que hace con la humanidad y con todos nuestros destinos, ¿por qué no nos ha dado una luz, una señal para que hagamos en definitiva lo correcto?, ¿era tanto el problema para él tomar una decisión sobre nuestra situación que tuvo que acudir a tanto intermediario y tantos misioneros de la separación?. ¿ En realidad nos ha amado o es que nos ha colocado a prueba para llamarnos a servirle?. La verdad mi cielo, no lo sé. No entiendo cuál es su orden, cuáles son las coordenadas para nuestros destinos, eso me causó ya mucho cansancio, una fatiga no de ti, sino de todas las circunstancias que nos separan”, afirmaba con más llanto y con voz quebrada.

“A mi familia le debo todo, pero también le debo ahora el sentirme así, frustrada por amarte y lo que es peor, culpable como si hubiese cometido el peor de los delitos, la peor de las faltas contra la moral, una moral que no sé si fue creada por ellos mismos o realmente es por mandato divino”. Gregorio solo escuchaba con una mirada que se refundía entre el asombro y la tristeza. Seguía afirmando Isabel, “ si el mandato divino prohíbe, juzga y sentencia este amor, creo que en definitiva ya no tendremos perdón celestial, pero si es la sociedad la que lo hace sin fundamento divino, los juzgaré, sentenciaré y odiaré por siempre”.

En medio de toda una serie de manifestaciones que se salían hasta de lo corriente, Isabel asume que la invitación que les hizo el tío Rafael, es la mejor forma de purgar todo lo que han sentido, todo lo que han mezclado entre el amor, el pecado, la prohibición y el deseo de versen.

Con certera afirmación le dice a Gregorio: “mi cielo me entregué a ti y de eso no me arrepiento, ahora me entregaré a Dios a su servicio, creo que es una forma de rendirle cuentas por las faltas cometidas y por este amor que no sé hasta dónde me ha de llevar”. Estas palabras fueron asumidas por Gregorio como una decisión, que secundaría al entender que en definitiva ya no había nada que hacer. Solo acatándo a manifestarle: “ ya no es hora de reprochar ni juzgarnos por lo que hemos sentido, no es hora de enfrentarnos más a la corriente en contravía, puesto que realmente ya no entendimos si somos nosotros los que vamos contra ella o es ella la que viene contra nosotros. Igual, a mí me sucede, ya no entiendo nada de tanto que he logrado entender en la vida, he tenido la fortuna de comprender grandes dificultades académicas en las matemáticas, pero esta situación decididamente no puedo. ¿Que Dios no juega a los dados?, no creo, pero en nuestro caso su mandato está muy pero muy complicado de entender”. Gregorio como siempre aceptaba todo lo que Isabel disponía cuando era argumentado desde su corazón, en esta oportunidad trató de persuadirla, al respecto le dijo: “¿verdaderamente crees que la decisión de servirle a Dios como sus ministros nos dará tranquilidad, nos otorgará esa alegría que nos ha sido legada solamente bajo el manto de la clandestinidad y en el ostracismo, en lo personal… yo no le creo”. Le afirmaba con un tono de resignación que llegaría a un silencio de aceptación y acuerdo entre los dos; … asumirían los hábitos al servicio de Dios. Gregorio pensaba que escapando de este mundo terrenal, sería una de las formas de darle tranquilidad a su espíritu y al de Isabel para que no los siguiera atormentando ese amor pecaminoso ante los ojos de todos.

Isabel se desplaza a la ciudad de México al internado de la congregación de las Hermanas de San Esteban en el estado de Coahuila de Zaragoza y Gregorio a la Ceja Antioquia, que era el lugar en donde recibían aspirantes a Sacerdotes de edades más avanzadas que la que tradicionalmente se hacía en otros seminarios.

Desde este momento se inicia para los dos una nueva vida, la que ellos decidieron por convicción y creencia propia y por considerar que definitivamente este nuevo proceso les daría la tranquilidad y el obstáculo que necesitaban para poder separarse puesto que en el fondo siempre sentían ese dolor de ir en contravía no solo de su familia y la sociedad, sino el de sus propias conciencias que no les permitía en el fondo ser felices por su condición de consanguinidad.

En su ingreso a la Congregación, Isabel llegó ofreciendo sus servicios como docente de niños o habitantes de la región que necesitaran cursar sus estudios con el ánimo de salir adelante formalmente en el sistema. Para tal fin le manifestó a la Madre Rectora que estaría dispuesta a ofrecer toda su labor a través de las instituciones educativas del sector oficial sin contraprestación alguna, la única exigencia era que si aceptaban como evidentemente lo hizo el Estado en común acuerdo con la congregación e Isabel, era que la enviaran a sectores marginados en los que se requería personal que tuviera entrega y sacrificio para la población necesitada. Frente a este hecho y debido a su formación posgradual y la calidad de pleno reconocimiento por todos, le ofrecieron orientar clases en diferentes universidades, declinando la oferta puesto que consideraba que el lugar en donde haría un mejor papel era en dichos sectores necesitados.

La Congregación tenía un total de 35 novicias entre las cuales existían algunas de mucha antigüedad y otras que estaban recién ingresadas, todas estaban a cargo de la Dirección de la Madre Rectora Laura Castillo Rodríguez, una mujer de edad avanzada pero de una claridad absoluta en su pensamiento y en su forma de orientar a la Congregación y en la solución de las diferentes situaciones puesto que cada una de las que se encontraban en dicho lugar tenían su propio mundo, sus propios dolores y diferentes motivaciones para haber asumido dicho camino.

La hermana Laura hizo gran amistad con Isabel al igual que todas sus compañeras de claustro. San Sebastián le ofrecía eventos totalmente diferentes de los que venía acostumbrada en los que predominaba la competencia de alto nivel y porque no decirlo hasta las actitudes de defensa por la misma situación de individualidad de la universidad. Allí existía solidaridad, amistad, compañerismo y comprensión en todas las integrantes para que la vida se llevara de la mejor forma sin dejar de lado la estricta disciplina que se cumplía en las actividades cotidianas que iniciaban desde las 5 am todos los días, sin excepción alguna.

Desde la hora en mención se levantaban todas, tomaban un duchazo equipándose de sus atuendos y de todo lo que las acompañaría en el transcurso del día. De inmediato se dirigían a la capilla a orar por un período de aproximadamente 30 minutos mientras se preparaban los alimentos para tomar el desayuno. Posteriormente a la toma de alimentos se concentraban ya en la formación en teología y en todas las áreas inherentes a la formación clerical.A media mañana había un espacio para descanso de una hora, que había sido acordada en este lapso para poder dialogar con tranquilidad entre ellas y especialmente con la Madre Rectora que era el pañuelito de lágrimas de todas las que la buscaban.

Isabel no desperdiciaba momento alguno para ir con ella, no le había compartido sobre su situación sentimental pero la longeva Hermana Rectora en su sabiduría intuía que en el corazón de esa inteligente y hermosa mujer, se ocultaba un profundo mar de secretos, verdades que la atormentaban y hechos que, aunque no quería compartir se leían en su mirada.

Isabel le dialogaba sobre la universidad, sobre su familia y sobre toda la situación y, especialmente sobre ese aciago momento de la violencia por la que habían tenido que atravesar todos con las consabidas consecuencias. Repentinamente oraban y le pedían a Dios por la paz, por la tranquilidad de sus familias y el perdón para los que estaban originando estos hechos. En general, eran muchos los momentos en los que ellas elevaban suplicas para que se tranquilizaran los ánimos. De todas formas, Isabel poco a poco fue dándole un poco más de confianza a la Madre Rectora y narrándole algunos hechos sobre Gregorio, el que mentaba en todo momento y por lo que la hermana se comenzó a dar cuenta, que él primo hermano que mencionaba, ocupaba un lugar muy diferente al de un familiar allegado solamente.

“Hermana Laura… “¿qué se puede hacer cuando la razón le dicta órdenes al corazón y el desobedece y entonces acude a su amiga la conciencia para que haga un juicio certero?”, le preguntaba Isabel con el fervor de encontrar la verdad absoluta.“Hermana Isabel… las tribulaciones del alma y el espíritu no pueden ser las bases sobre las que construimos nuestras vidas, aunque no lo creas, deben ser los momentos felices y la alegría los soportes de nuestro destino, sin embargo los seres humanos no atinamos a seguir esta orientación y desde que nacemos empezamos a complicar nuestra existencia y sobre ella a edificar, por eso nos pasamos gran parte de nuestra existencia buscando la felicidad absoluta, las respuestas a todas esas preguntas y llega la vejez sin que las encontremos y muy seguramente el momento de entregarle cuenta a Nuestro Señor y aún no las hayamos, es más creo que cuando llegamos donde él, le transmitimos las mismas y lo colocamos en aprietos porque creo que también tendría los mismos problemas para responderlas”, manifestaba en tono jocoso la hermana Laura sobre sus preguntas. “De lo que si estoy segura hermana Isabel, es que las mujeres somos como la luna, tenemos un lado claro y uno oscuro, el que por ningún motivo se deja ver pero que ejerce toda la influencia sobre el todo, un lado que aunque no logre regirnos si aporta con todo el rigor su esfuerzo para que no tengamos tranquilidad y eso no lo podemos evitar, por eso tratar de recomendarle algo sobre que hacer frente a esa complejidad es también pedirle que si logro aportarle algo sobre sus cuestionamientos, también lo haga conmigo porque también los tengo. Compartir nos hace más humanos, nos da la posibilidad de soliviar las cargas, pero lo más importante nos da la posibilidad de llegar con un rayito de luz a ese lado oscuro de la luna, que nosotras mismas no podemos ver”. Estas palabras dejaban ver en la Madre Laura lo que durante tantos años de experiencia había formado, había estructurado para llegar a ocupar un lugar en el que podía de alguna forma ofrecer algunos consejos y orientación a sus hermanas y compañeras.

Isabel inició en varias poblaciones cercanas a San Sebastián sus clases, las que podía orientar por horarios determinados y ajustadamente a la formación en teología y todo lo que tenía que cursar en su orden de noviciado. Todas estas actividades, aunque la mantenían ocupada no le alejaban del pensamiento a Gregorio, ella seguía pensando en él, en los momentos que vivieron cuestionándose día a día si la decisión que habían tomado era la mejor y la más acertada o solamente era el obstáculo que los separaría.

Isabel continuaba sus diálogos con Gregorio, aunque en definitiva las cosas cambiaron radicalmente puesto que ya los dos habían iniciado un proceso en el que respetaban cada uno su condición al servicio de la iglesia católica. Ella se concentra en sus clases, en seguir estudiando temas específicos y capacitándose más sobre los temas que le parecían de mayor importancia y que la colocaban en un lugar de exigencia para la abstracción en la que había sido tan destacada en cada momento.

Algunos de estos contenidos se relacionaban con el álgebra abstracta que empezaba a conocerse en ésta época como algebra moderna, que se encargaba de espacios vectoriales, lineales y álgebra de Boole.

A las familias le llego relativamente una calma al saber que los dos enamorados ya se habían ocupado de seguir cada uno su camino, en el que no necesitaban intervenir más ellos, puesto que el talante de la determinación de seguir los preceptos religiosos y al servicio de Dios, les impediría continuar en esa relación pecaminosa por la que habían sufrido muchos años, todo tipo de situaciones para separarlos. ¡Qué tan lejos estaba todavía esto de la realidad y el momento de terminar entre ellos lo que se había creado desde niños!.

Gregorio en su trabajo de seminarista se concentró en los estudios en teología igualmente, sin olvidar ni menos su pasión por las matemáticas y los idiomas. Las jornadas de estudio en los dos compromisos eran bastante agotadoras, aunque parecieran no afectarlo en nada, por el contrario, el sentía que entre más se ocupara en sus quehaceres del sacerdocio y la matemática, más se olvidaría del amor hacia Isabel, situación que tampoco daba resultado, puesto que ahora nacieron en él todo tipo de recriminaciones al entender que la decisión no le lograba demostrar que hubiese sido la mejor, aunque había sido un acuerdo entre ellos dos.

Él no se dedicó a la docencia, concentró su atención en la investigación relacionada con diferentes teorías como la de Galois, como elemento nucleador para introducir tópicos fundamentales en matemáticas y álgebra como la teoría de grupos, la teoría de cuerpos y herramientas como el producto tensorial de módulos y la toma de invariantes por la acción de un grupo teniendo en cuenta obras como las de Nathan Jacobson, “Lecturas en Algebra Abstracta”; sin dejar rezagado el trabajo que le gustaba hacer para los niños, escribiendo textos sobre la didáctica de las matemáticas y otros para niños diferentes o comúnmente conocidos como especiales.

Transcurría la década de los 70 con todas sus características, esta época fue la más agitada de todos los tiempos, mucha música, dictaduras, terrorismo y religión, una profunda crisis social y económica originada por una gigantesca deuda externa de los países en desarrollo, desempleo, la pobreza y sus males asociados, originando movimientos de protesta especialmente por la situación de las mujeres y la niñez, el aumento en el precio del petróleo por la crisis del dólar, con consecuencias como la crisis energética y golpes de Estado militares que instalaron regímenes dictatoriales y el estallido de la guerra en Oriente Medio y en Asia.

Es ésta década de igual turbulencia para Gregorio e Isabel, puesto que la separación se hace más distante cuando decide viajar comisionado por la orden sacerdotal de los Hijos de Dios, para que realizara sus estudios de doctorado en matemáticas, cumbre que siempre quería alcanzar y a la que aceptó con gusto pero con el dolor de saber que muy en lo profundo de su ser dejaba a Isabel más lejos aún de lo que estaban, sin contemplar que las relaciones o por lo menos las expresiones de amor entre ellos habían cambiado notoriamente por esta nueva vida.

En Alemania fortalecería el dominio de ese idioma, otro más que se contaba en su haber y que ya lo caracterizaba como políglota. Allí, desarrollo su tesis doctoral en matemáticas y modelos didácticos.

En éste tiempo surgen los grupos de ecologistas y diversas ONGs para luchar en contra de la carrera de la energía nuclear y los desastres medioambientales. A mediados de la década se hace con mucha trascendencia la declaración celebrada en Cocoyoc México, aprobada por los participantes en el simposio y organizada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD siglas en inglés) y el Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente (PNÜMA), del 8 al 12 de octubre de 1974, y que acoge el término medioambiental “ecodesarrollo”, que Kissinger se encargará de borrar para sustituirlo por “desarrollo sostenible”. Bien se podría decir que esta década marcó un inicio para que la humanidad comenzara a ver los problemas medioambientales con mayor seriedad.

A nivel de la educación también se presentaron cambios en los cuales se impulsó la tecnología en la enseñanza a través de la reforma educativa, metodología que apartaba a los docentes de las rígidas clases magistrales, aunque no se dejarían de orientar, pero que daría espacio para que los docentes pensaran en la pedagogía como un recurso indispensable para poder afianzar en los estudiantes mayor cantidad de conocimiento.

Isabel inicia también estudios de doctorado en matemáticas en México, pareciera que sus vidas paralelas no se deslindaban por ningún motivo, por lo menos en los objetivos que perseguían y en las tareas propuestas a nivel de formación académica.

Los estudios de doctorado los inicia en una universidad de prestigio ubicada en la misma población de Coahuila, todo esto con el visto bueno de la Congregación y obviamente con la ayuda de la Madre Laura.

El doctorado lo haría desarrollando investigaciones en Educación Matemática que era el tema en el cual había profundizado el trabajo en la Congregación y en la región. Este doctorado le daría la oportunidad de intercambiar conceptos pedagógicos y construir valiosos esfuerzos para que las matemáticas dejaran de ser el área de estudio que más temor le causaba a los niños especialmente, dificultando de esta forma el acceso a la misma y a la posibilidad de encontrar talentos seguramente inhibidos por estas limitaciones.

Isabel incursiona en la investigación sobre formas matemáticas y su simplicidad. Como disciplina el estudio de la educación matemática le daba la oportunidad de conocer las raíces tanto en la matemática como en la ciencia cognitiva, pues se concentraba en la investigación del pensamiento matemático en particular, sin hacer caso omiso de estudios generales sobre pensamiento, enseñanza y aprendizaje. El afán de Isabel en su trabajo como docente, siempre era el de desarrollar importantes líneas de investigación para aprender a pensar matemáticamente, la solución de problemas, la metacognición la construcción y significado en matemáticas, el pensamiento proporcional y el estudio de la transición hacia el pensamiento matemático de orden superior. Eran retos muy interesantes que quería asumir.

Tanto Gregorio como Isabel fueron motivo de elogios y muchas condecoraciones, reconocimientos que se fueron ganando con publicaciones, ensayos, investigaciones, docencia y en general todo lo relacionado con sus estudios, en los cuales eran más que buenos. Fueron reconocidos por la comunidad científica europea y americana como dos grandes matemáticos que le aportaban a la ciencia y a la humanidad adelantos científicos y pedagógicos. Recibieron honores en diferentes escuelas de matemáticas, formaron grupos de trabajo con otros grandes matemáticos de avanzada, ganaron premios, eran elegidos para dictar conferencias a nivel mundial, en las que se fueron encontrando nuevamente, con toda seguridad en común acuerdo porque regularmente donde iba Gregorio inevitablemente aparecía Isabel.

Fue tanto el avance de los dos en las matemáticas que recibieron de la Academia Árabe de Matemáticas la invitación para ser miembros permanentes, hecho que aceptaron puesto que en dicha escuela se concentraban los mejores y más destacados matemáticos a nivel mundial a través de grupos de trabajo, quienes se reunían algunos de forma casi permanente y otros periódicamente con presencialidad concentrada cuando lo hacían.

En Colombia muchas universidades se deleitaban cuando llegaban disfrutando de sus charlas, conferencias y encuentros de trabajo con otros matemáticos, generalmente docentes de cada una de ellas. Universidades de mucho prestigio de igual forma los invitaban a que fueran profesores de tiempo completo, situación que ellos no aceptaron por su elevado nivel de compromisos con otros países y otras instituciones de educación superior.

Decididamente los dos quisieron darle un cambio a sus vidas sin pensar que el destino estaba marcado para que, como luz y sombras; estuviesen permanentemente juntos. El cruce de correos, mensajes y todo tipo de manifestaciones entre ellos, siguió siendo el factor común, obviamente con diferente lenguaje, pero siempre con un sentimiento que no cambiaba, solo se ocultaba.

Ya habían transcurrido unas décadas agitadas y otras de mayor tranquilidad, cuando decidieron llegar nuevamente de visita a ver a sus familias, ya sin la restricción de antes puesto que se entendía que la nueva vida que cada cual había escogido era la que en definitiva querían, la misma que les alejaría por completo toda intención de seguir con esa relación amorosa, pecaminosa, censurada y lacerante para las familias y la sociedad.

Lejos estaban de pensar que solamente eran nuevas situaciones, pero no las que cambiarían sus sentimientos y sus intenciones.

Un dos de julio de la década de los 80, se reunieron las dos familias para celebrar la llegada de Isabel y Gregorio. Con mucha alegría se invitaron personalidades y a todos los que en algún momento censuraban y juzgaban ese amor, se prepararon alimentos típicos, músicos y licor que se ofrecería en la reunión en el nuevo lugar de residencia de la familia, en una casa muy grande ubicada en Lérida – Tolima.

Todos se sentían orgullosos por los dos, ambos habían logrado triunfos que nadie se imaginaría de orden académico y lo mejor ambos eran dignos representantes de Dios, al estar a su servicio a través del ejercicio sacerdotal y noviciado.

Gregorio e Isabel ya se habían encontrado en diferentes lugares, pero siempre con propósitos académicos, en los cuales no hablaban en absoluto de sus sentimientos y de su relación, también por limitación de tiempo en cada uno de esos encuentros. Esta limitación era más de Isabel que de Gregorio, ella siempre fue la que enfrentó mayores problemas por la condición de consanguinidad y por ser mujer, pero muy en el fondo la autocensura que enfrentaba su conciencia con el corazón. Gregorio por su parte, un poco más abierto, en algunas oportunidades de esos encuentros, le manifestaba o dejaba entrever que el amor por ella no había cambiado y menos disminuido, por el contrario, sentía que había aumentado y que la distancia lo único que había hecho era afianzar más su decisión de no perderla.

Esa fecha fue inolvidable para los dos. En la celebración de alguna forma la condición de religiosos se olvidó o por lo menos dejó de ocupar un lugar tan importante, de tal manera que hicieron lo que no habían podido durante tantos encuentros…hablar de sus sentimientos, de su relación y lo que cada cual soportó por estar separados. Gregorio le manifestó a Isabel: “ Sabes … que aunque he intentado encontrar la lógica de mis sentimientos, lo único que he logrado es darme cuenta que ni las más avanzadas teorías en matemáticas o los más complejos problemas me disciplinaron o me dieron argumentos de razón para entender que no puedo estar alejado de ti.Hubo todo tipo de momentos en mi vida, lo único que no hubo fue espacio para otra mujer o para no guardar el tuyo. Siempre lo conservé, lo reservé en espera del mejor momento y no sé si éste sea el mejor o simplemente una excusa para decirte que no quiero que nos alejemos más. Es mi deseo unirme a ti”. Perpleja, Isabel no sabía que decir, aunque en el fondo todo lo que manifestaba Gregorio era compartido por ella al ser las mismas vivencias.

Isabel le manifestó: “Sabes que en estos momentos es más difícil que antes el estar juntos, porque ahora nos separa el amor a Dios. ¿Si no lo hicimos antes, que te daría a pensar que ahora si podemos hacerlo?, creo que en estos momentos es acabar con nuestras familias, es darles una estocada más grave que en otros tiempos, porque ellos han puesto todas sus esperanzas en nuestra condición de creyentes y como ministros de Jesús en esta tierra, hecho que los tiene orgullosos, que los hace sentirse los más privilegiados. No creo que defraudarlos de esta forma sea el propósito en nuestras vidas por el obstinado pensamiento de estar juntos”. Esta manifestación de Isabel era más de dientes para afuera que de corazón, puesto que ella consideraba que realmente se encontraba en la misma situación, es decir, nunca pudo olvidarlo, sacarlo de su corazón o entregarse a otra persona, solo a Dios en su creencia y misión.

Gregorio con determinación afirmaba: “Si nos separa o no el amor a Dios creo que es porque lo hemos permitido, puesto que realmente acudimos a su servicio, a su disposición y de la humanidad que nos necesitaba. Creo que no es eso lo que nos separa, porque él no nos lo quitó ni lo disminuyó pudiendo hacerlo. Dios, ha entendido que en definitiva nos amamos y lo acepta porque teniendo todo para hacerlo y separarnos, no lo hizo. Mi amor por él es infinito, pero infinito, también es mi amor por ti. Fueron muchos los momentos de sacrificio, de amargura, también muchos los momentos de esperanza cuando sabía que te vería. El que no hayamos intentado estar juntos antes, es por muchas circunstancias y el fiel ejemplo de nuestra debilidad para enfrentar a una sociedad mojigata, que ha pecado más que lo que nosotros lo hemos hecho, pero que no lo aceptan y sin compasión alguna juzgan a los demás. ¿Acaso Dios, no nos ha enseñado a través de Jesús que antes de mirar la viga en el ojo ajeno hay que mirar la nuestra?, ¿no nos ha dado muestras de su grandeza con el desprendimiento que tuvo por su hijo en el sacrificio, para demostrarle a la humanidad lo que estaba dispuesto a entregar, aunque lo recuperaría?. Es Dios el responsable de nuestros sentimientos, porque él nos enseñó a amar, así como le amamos. ¿Tanta complejidad es lógica en su amor?… no creo. Es más, sus mandatos son tan sencillos de entender que no hay necesidad de intérpretes, ni traductores, solo aceptarlo como el Creador de todo y de todos nosotros.

Sobre nuestras familias ya ha pasado mucho tiempo en los que las hemos hecho felices a costa de nuestro sacrificio y el que estén o no dispuestas a aceptarlo, no es mi mayor preocupación en éstos momentos, siempre lo han sido y ya no es hora de seguir pensando en ellos por encima de nuestra felicidad, esto no implica que no los ame, que no los respete y que no me sienta comprometido con ellos en todo. Mi padre y el tuyo ya están de avanzada edad, ellos vivieron su alegría y su satisfacción por todo lo que hemos logrado, es hora que, aunque estén ya en esa edad, entiendan que uno no deja de aprender y pueden aprender a entender lo que siempre hemos sentido y lo que hemos entregado para que ellos vivieran felices sin pensar en nosotros. ¡Que ahora somos religiosos y le causaríamos más daño por nuestra decisión!, tampoco lo creo. El haber entregado por más de 20 años nuestro servicio a Dios, nos da la posibilidad de elegir libremente. ¿Será que con nuestra separación no le mentimos?, ¿Será que él en su infinita sabiduría no se dio cuenta de ello?… no creo que él sea tan ingenuo y no conozca que nuestros pensamientos están entrecruzados y atados por siempre. Por eso creo también que, por el contrario, es mejor no seguirle mintiendo si es que se puede, porque él conoce nuestros pensamientos, pero es mejor actuar en coherencia con lo que queremos y no en contravía con nuestras actitudes y lo que tenemos. Créeme que muchas veces y no pocas, pensé y evalué si habíamos pecado por amarnos o estábamos pecando, más por entregarle una vida de servicio a Dios sin permitirnos la nuestra y ocultar las verdaderas intenciones o deseos. Muchas veces en el púlpito sentí tu ausencia y como loro repetí oraciones para poder cumplir con una homilía, ¿no es esto más pecado que asumir nuestro amor abiertamente?. Sobre nuestra Fe, ella no cambiará por estar juntos y menos el amor hacia él, así como el servicio que le podamos seguir ofreciendo a su misión, a su esfuerzo para que los seres humanos nos amemos y respetemos. Nunca entendí tampoco ¿por qué Dios nos seleccionó para estas tareas?, pero lo que si entendí es que por algo lo hizo y que le hemos cumplido con sus exigencias… entonces: ¿por qué no cumplir también con las nuestras?, ¡estoy dispuesto a hacerlo! Solo espero que tú también”.

Isabel seguía aterrada de las palabras de Gregorio y de su ofrecimiento, aunque aceptaba todos sus argumentos con plena claridad: “Gregorio, yo debo confesarte que también me ha sucedido lo mismo, esto lo digo pero no es una confesión”, le manifestaba en tono jocoso, “es una declaración que siempre rehúse expresar no sé si por el temor a Dios, cuando en realidad él lo sabe todo o por el temor a nuestra conciencia la que siempre nos separó. He entendido que es más difícil vivir sin ti que tratar de ocultar que quiero estar a tu lado. También soporté y aún lo hago, muchos momentos en los que no me concentraba en mis tareas divinas por estar inmersa pensando en ti. La academia y mis tareas me distraen, pero no me solucionan nada, siguen las mismas dudas, las mismas preguntas sin encontrar una respuesta satisfactoria del ¿por qué no puedo alejarme de ti?. Dios me ha enseñado todo lo que sé, pero no me ha enseñado a no pensar en lo nuestro en todo momento. Hubo instantes en los cuales estando tan acompañada me sentí tan sola que solo tu recuerdo me regocijaba y me daba tranquilidad. Quisiera no contrariar el mandato divino, aunque no tengo claro si él me ha prohibido amarte. Ahora veo la situación de otra forma o por lo menos entiendo que la realidad es otra y que el mundo y la vida que elegí no ha sido mala, pero hubiese sido mejor si estuviera a tu lado. No sé si me perdonaré por no haber luchado por estar juntos y no sé si tendré perdón por no enfrentar esta realidad desde un principio como era y no como debiese ser, porque eso fue siempre…lo que debiese ser y no lo que tenía que ser, es decir: una realidad sin lógica alguna en la que le entregué todo de mi a los demás y no me arrepiento, pero no dejé nada para mí y para ti.

¿Qué estoy dispuesta a luchar ahora por lo nuestro?,no lo sé, pero sí sé que no es una buena opción volver a perderte, porque verte y no tenerte es perderte nuevamente”.

La reunión se terminó sin que sobre su dialogo y decisiones se enteraran los asistentes, que no le quitaban la mirada en ningún momento a los homenajeados, hechos que en el fondo Isabel y Gregorio ya conocían y esperaban pero que no cambiarían el nuevo rumbo que le estaban dando a sus destinos.

Estos y más argumentos fueron los que en últimas llevaron a los enamorados por siempre a tomar decisiones radicales que, seguramente, jamás se esperarían. En primer lugar decidir estar juntos por siempre, lo que significaba que en una vida clerical no lo podían hacer implicando con ello la separación de su vocación, hecho que no sabían cómo asumir ni argumentar ante los altos jerarcas de la iglesia católica, que a la fecha aunque daba algunas prioridades para el retiro de sus sacerdotes y monjas, no era muy condescendiente cuando las razones no satisfacían al Sumo Pontífice, porque a esta instancia tenía que elevarse o a sus delegados el estudio de cada caso.

Otra situación que se desprendía de esta decisión, era enfrentar como nunca a sus familias y a la sociedad recriminadora que siempre los había separado, sin descontar también la reacción de la comunidad académica, aunque esperaban de la misma comprensión a su determinación. Los dos estaban dispuestos a soportar lo que se les viniera encima por estar juntos.

En el mes de septiembre ya ubicados en Colombia en Bogotá, los dos recibieron ofertas que durante mucho tiempo habían declinado, pero que ahora se convertían en una excelente opción para sus propósitos.

Gregorio e Isabel hicieron pública sus intenciones de retirarse de la vida religiosa y uniresen en matrimonio en la medida que las cosas se dieran como esperaban con el visto bueno del Vaticano, puesto que era de ellos de donde se desprendía la última palabra y a la que muy seguramente de no darse, ellos no estarían en condiciones de contrariar.

Para tal efecto, los dos hicieron por escrito la petición ante el Papa para retirarsen del servicio, argumentando todo lo que habían vivido y todo lo que habían pasado por estar condenados a amarse sin poder hacerlo por ser primos y no aceptar la sociedad esta unión en un país de tradición católica pero sin apego al verdadero respeto que se le tiene que tener a Dios, argumentaban en sus escritos. Los antecedentes que existían en el Vaticano sobre retiros de religiosos no eran muy exitosos en aquella época, regularmente eran aceptados por situaciones de mal comportamiento de los sacerdotes o monjas y no eran propiamente pedidos por ellos mismos sino por procesos disciplinarios que les adelantaban o por sugerencias de sus superiores. Los que se conocían realizados por las mismas personas estaban relacionados con enfermedades terminales, por razones políticas en los lugares de predicación, por razones de seguridad o algunos otros hechos de mucha importancia. Pocas veces se habían presentado solicitudes por situaciones sentimentales y menos con el antecedente de ser familiares.

Entre ellos dos se había llegado a un acuerdo que estaba a punto de no ser cumplido. Los dos habían concertado que no estarían juntos o no les darían libertad a sus sentimientos como hombre y mujer sino hasta cuando realmente ya estuvieran completamente separados de sus ministerios al servicio de Dios. Esta situación no era muy contundente y, día a día, se hacía más difícil de cumplir, puesto que por la cercanía todo era más tentador.

Efectivamente ellos se encontraban frecuentemente en diferentes lugares, compartían en la capital de Colombia un ambiente académico agradable, con amigos y colegas de todo el país puesto que esta ciudad era el lugar de mayor concentración de investigadores y académicos de la nación.

Temprano se reunían para degustar un rico café muy mañanero en lo que se conocía como el Tertuliadero de la trece, una cafetería que se caracterizaba por vender un excelente café y unos embutidos conocidos como los chorizos santafereños que eran muy apetecidos por residentes y extranjeros.

En otras oportunidades se reunían en el burladero, otro lugar emblemático de Bogotá junto a la Falsa Puerta, lugares de tintiadero y de encuentros para que amigos y negociantes realizaran sus diferentes acciones.

Todos estos lugares eran frecuentados por una sociedad santafereña tradicional, lo que regularmente era conocida como la comunidad de los cachacos o rolos, de costumbres cotidianas arraigadas por muchos años, en los que no se había descontado todavía el fervor político como plato principal de las conversaciones entre los ciudadanos, las situaciones extrañas de una sociedad como en el caso de los dos religiosos primos hermanos y su decisión de separarse del servicio para contraer matrimonio, lo que se convirtió en todo un evento al que algunos le apuntaban como una intención fracasada que no tendría eco en el Vaticano y otros lo contrario colocándole todo el pintoresco y picante sabor como la mejor historia de amor después de la escrita en algunas novelas que marcaron historia en el país.

Así fueron transcurriendo algunos meses, pasando la navidad y un nuevo año sin que existiera manifestación positiva o negativa del Estado Mayor del catolicismo.

Como un hecho de mucho dolor, don Federico falleció por inconvenientes relacionados con el elevado nivel de azúcar en su cuerpo. En las honras fúnebres de su padre asistieron muchos personajes de la política, la academia y la religión de la nación, esto especialmente por la misma fama que tenía Gregorio a nivel general y por el mismo conocimiento que se tenía de la familia González como tradicional, trabajadora y de mucha solvencia moral.

El encuentro entre ellos en Lérida en esos momentos, se convirtió en algo noticioso porque ahora todos conocedores de lo que estaban haciendo, querían saber con mayor detalles lo que sucedía, sin descontar que muchas de las miradas eran acusadoras al indicar que don Federico había muerto de pena moral por la situación de abandono de Gregorio, a la vida sacerdotal, hecho que no fue así, puesto que realmente era la dolencia de la enfermedad crónica que lo apesadumbró por muchos años.

En marzo le llegó a Gregorio una misiva manifestando que la decisión de su retiro requería de mayores argumentos, de más contundencia para que fuera aceptada, sin embargo dejaban un espacio para que pudiera ser sustentada ante el Tribunal Eclesiástico encargado de tomar dicha determinación en el Vaticano.

Gregorio e Isabel viajaron en abril del año 81 al Vaticano para sustentar los argumentos que exponían para la realización de dicha petición.

A su llegada encontraron un ambiente, aunque cordial muy inclemente, no muy fácil de abordar por ellos, se sentían culpables, pecaminosos y más aún como amilanados por la presencia de los altos jerarcas de la iglesia, los que en muy pocas oportunidades habían podido ver y menos enfrentar.

El encuentro estaba acompañado de cinco Cardenales, el Secretario General del Vaticano y dos representantes custodios de la Fe Cristiana como eran llamados, los cuales eran dos sacerdotes a nivel de obispos, pero de los más conservadores y cercanos al Sumo Pontífice.

Los dos hicieron de esta situación todo un reto que sin equivocación alguna era el de mayor dimensión que habían tenido en su vida. Por un lado, la incertidumbre de la decisión de ese Tribunal y por el otro la decisión de casarse por la iglesia en caso de ser aceptada la separación de sus votos religiosos, puesto que ellos argumentaban solamente la separación de su ministerio pero no la autorización para contraer matrimonio, aunque eso no era requisito por lo menos en Colombia para hacerlo, en lo que solo se interponía la censura social y familiar.

El Tribunal fue muy puntual en sus apreciaciones y las preguntas que realizaron, entre esas, a los dos, si ellos habían sostenido algún tipo de relación siendo portadores de los hábitos sagrados. “No excelentísimos señores dignatarios, nunca ultrajamos nuestra misión al servicio de Dios, siempre la respetamos, aunque fueran muchos los deseos de continuar con nuestro amor, pero ello no implica que en estos momentos estemos en condiciones de seguir conservando esta decisión a tal punto de convertirla en infranqueable”. Estas sabias y sinceras palabras y la contundencia de las mismas colocaron al Tribunal en una situación no muy cómoda, puesto que sin amenazarlos si fueron implícitamente informados de lo que podía suceder en caso de no ser aceptada su petición.

El alto Tribunal se reunió en un salón a un lado del que estaban, y por más de dos horas deliberaron hasta tomar una decisión, la misma que no le dieron a conocer a Gregorio e Isabel bajo los argumentos que primero se notificaba de la votación al Santo Padre y se protocolizaba hasta darse a saber oficialmente.

Ellos viajaron nuevamente a Bogotá a continuar sus actividades de docentes e investigadores y en general todo lo que se relacionaba con sus principales objetivos, menos los religiosos, puesto que ellos habían sido separados de sus tareas y compromisos de forma provisional por los arzobispos de Bogotá y Alemania, mientras se tomaba una decisión por parte del Vaticano.

En agosto; llegó la positiva decisión del Tribunal Mayor de Italia, en la cual aceptaban sus argumentos y la votación que habían asumido, donde solamente los dos votos de los Custodios fueron negativos, los demás fueron a favor de la misma. Esta decisión estaba acompañada de un agradecimiento del Sumo Sacerdote y una bendición especial que les daba, exhortándolos a seguir predicando desde sus nuevas vidas la palabra de Dios y sus enseñanzas.

La celebración entre ambos no se dejó esperar. Ellos, con mucha calma, decidieron ir de viaje a Lérida para dar a conocer a toda su familia lo sucedido y, de cierta forma, dar un parte de tranquilidad para que no siguieran pensando que estaban incursionando en el pecado.

A su llegada, un poco en silencio, se reunieron todos los familiares, Tobías y los suyos al igual que Gregorio, quienes, aunque acataron la determinación del Vaticano, no aceptaban en el fondo lo sucedido puesto que sabían que lo que venía ahora era la unión de ellos en matrimonio, hecho que ellos no admitirían fácilmente o mejor aún; que no lo harían así tuviera el visto bueno del mismo Papa.

Nuevamente se desplazaron a Bogotá ya en condición de retirados de su estado sacerdotal y noviciado, siendo objeto de todo tipo de comentarios de la prensa capitalina, del rumor en toda reunión y del comentario permanente, que por primera vez, pareciera sobreponerse al de la política, comentario de todos los días.

No fue fácil para los dos asumir esta decisión, aunque los llenara de alegría, ellos estaban acostumbrados a la vida religiosa, al cumplimiento de sus actividades con la comunidad, a sus compañeros y todo lo demás. Sin embargo, el aliciente de estar juntos era más grande que todo lo que estaba sucediendo.

Gregorio recibió todo tipo de mensajes de sus compañeros de seminario y de sacerdocio al igual que Isabel. Uno de ellos se destacaba por las hermosas palabras de aliento que les daban, escritas por la madre Hermana Laura, quien ya estaba de avanzada edad, pero quien se preciaba de haber compartido con Isabel muchos momentos de alegría. En ellas le expresaba: “Isabel… no en vano conocí tu corazón, no en vano compartí contigo tantos momentos en los cuales entendí que clase de persona eres y el por qué fuiste elegida por Dios para difundir su palabra. Debes sentirte feliz y no permitir que situación alguna te aflija, le serviste a Dios y a la humanidad con devoción, con la alegría que no todos saben entregar en su desprendimiento al favor ajeno, tu decisión te hace más grande y no te aparta en nada de tu nobleza y pureza de espíritu, no aceptes que lo que siempre te sacrificó y me refiero a los demás, sigan interponiéndose en tu felicidad y la de ese ser que siempre ha estado a tu lado, en tu mente y corazón. Solo necesité conocerte a ti como lo hice para entender y aceptar que Gregorio es un humano espectacular, de los mismos inquebrantables principios y los mismos valores morales que acompañan y adornan toda tu vida. No tienes por qué reclamar indulgencia por tu determinación cuando eres tú la que podría dar a los demás ese beneficio, por todo el daño que con su lengua punzante te han perjudicado impidiéndote sosegar tu dolor a cambio de amor, no tienes por qué sentirte mundana cuando haz navegado, muy pero muy, cerca a Dios con tu comportamiento y entrega a la humanidad, por tus actitudes de mujer pulcra y sincera. Si decidiste esa vida al lado de ese hombre, no es imperioso que te apartes de Dios, el siempre entenderá que el propósito que perseguía en ti y en Gregorio ya se cumplió y es por eso que definitivamente, él mismo está facilitándoles el camino, para que de una vez por todas se unan ante sus ojos. ¿Que están o no prohibidos para hacerlo?, considero en todos mis años de servicio a Dios, que es él quien está y tiene la facultad de emitir un juicio y no los demás, si es por esto creo que ya lo hizo al aceptar que cambiaran su vocación por un encuentro terrenal. Por esto Hermana Isabel, si me permites decirte así porque siempre lo serás… adelante ve a buscar la sonrisa de la vida, ve a buscar el viento que queda al finalizar una tormenta, los refrescará en esa unión, ve a mirar un nuevo día, ya no en tu soledad sino en compañía de otro ser que también navegó junto a Dios por los servicios que le prestó. Ve, él te espera y Dios los mira”. Esas palabras de la madre Hermana Laura, le llegaron al corazón a Isabel y en el mejor de los momentos, la fortalecieron y en cierta forma la absolvieron de culpa alguna, puesto que, aunque había firmeza en ese destino, ciertas vacilaciones todavía la acompañaban.

En diciembre de ese mismo año y después de más de veinte años de entrega religiosa, Isabel y Gregorio se casaron con todos los méritos del catolicismo y sin restricción alguna, de tal manera que, incluso, los mismos religiosos afirmaban que si era permitido por la iglesia esta unión, no podía ser un pecado.

Ellos contrajeron matrimonio en Bogotá y a la ceremonia asistieron unos pocos invitados al igual que la recepción si es que se podía llamar así, puesto que realmente lo único que abundaba era una cena muy rica y un brindis con vino de consagrar para hacer honor a todas sus tribulaciones. En la celebración también sobraba la intención en cada uno de hacer lo que su corazón deseaba hacer.

Gregorio e Isabel, ahora como un solo ser decidieron radicarse en Bogotá y no salir más del país, se dedicaron a sus clases, a sus investigaciones y a sus estudios, pero en condiciones de tranquilidad con un hogar siempre deseado, en el que en una entrega absoluta se engrandecían más, día a día, como un matrimonio ejemplar.

No tuvieron hijos, pero siguieron su labor como si fueran los mejores padres con niños desprotegidos y de condición diferente. La sociedad seguía recibiendo las bondades de dos seres humanos incomparables e inigualables, que haciendo honor a su entrega y altruismo, con mayor fortaleza ahora lo hacían. Fueron objeto de muchos elogios entregados por la sociedad santafereña que ya no los censuraba al igual que la provincial, sino que los exaltaba por su labor y por su esplendor académico.

Crearon diferentes fundaciones, aportaron investigaciones en matemáticas y la pedagogía de esta ciencia, formaron muchas personas que transitarían el mismo camino académico de ellos. Es decir: su vida no fue castigada por mandato divino como seguramente se esperaría que pasara, no fue destinada al ostracismo por su condición de consanguinidad, ni condenada por el hecho de amarse como lo hicieron, por el contrario, pareciera que todo tenía mejor sentido, que la entrega del uno al otro era la mejor situación para trabajar ahora si con plena alegría. Las palabras de la madre Rectora Laura se estaban cumpliendo como ella lo dijo y que como un mandato se lo hizo saber a los dos… sean felices sin permitir que algo se interpusiera entre ese objetivo”.

Los dos se esforzaron muy poco por ser felices puesto que estar juntos era ya, por si solo la felicidad, que habían esperado, no les afanaba más que compartir el mundo en común que construyeron y que, aunque tardaron en deleitarse, era una realidad. Pasaron año tras año sin desperdiciar el tiempo, sin escatimarse amor, comprensión, tolerancia y más cosas que a los dos les deparaba todas las satisfacciones.

El tiempo parecía haberse acelerado, las horas parecían minutos. Entre los dos incursionaban en todos los retos académicos, entregando resultados altamente positivos en el sistema de educación superior, al que le aportaron con su participación en la construcción de modelos educativos más incluyentes, equitativos y de menos complejidad para la aprobación de nuevos programas relacionados con las matemáticas y ciencias afines. El entendimiento y el acercamiento hacia las matemáticas como ciencia accesible para todos, se duplicó. Trabajaron en la didáctica de las matemáticas sin dejar a un lado lo disciplinar y la profundización en temas de investigación.

Las relaciones entre las familias no cambiaron definitivamente, llegó el momento en el cual aceptaban la situación y más al entender que tenían la bendición de la iglesia católica. La sociedad censuradora, ya había evolucionado un poco más, se toleraban ya con otra visión relaciones que otrora eran pecaminosas, incestuosas o rechazadas, como por ejemplo, por ser del mismo género. No era un cambio absoluto pero significativo.

Esta década de los 80 no fue menos agitada que la anterior, se incrementó el narcotráfico a nivel nacional, el sicariato, las fronteras invisibles, especialmente en una Medellín convulsionada pero que había trascendido a todo Colombia por la persecución a los grandes capos de la mafia.

A nivel mundial, el juego del Pac Man, la historia del pop se dividió en un antes y un después de Thriller de Michael Jackson, un mundial de fútbol enredado por una mano del jugador más destacado de Argentina, la caída del Muro de Berlín, el estreno de la serie documental “Los 80” en 171 pises en 38 idiomas del canal NatGeo, con contenido de adelantos científicos y más cosas que le invitaban al hombre a seguir pensando en la tecnología y la ciencia como un motor de desarrollo, un marcado incremento en la tensión de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, una amenaza nuclear, más viva que nunca que produce un acercamiento entre los comprometidos en esta situación.

En los Estados Unidos el presidente Ronald Reagan, abre el libre mercado, popularmente conocidas como Reaganomics, que aporta cimientos para el neoliberalismo, hambrunas sin precedentes en África, en Etiopía contrastando con el acelerado desarrollo tecnológico de potencias como Japón y China, la aparición del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que originaba el síndrome de inmunodeficiencia humana (SIDA) que se da a conocer a la humanidad por primera vez en junio de 1981 y que se le arroga inicialmente a los homosexuales, causando discriminación hacia ellos, la crisis nuclear de Chernóbil, localidad ucraniana al norte de Kiev en la que se produjo un accidente con repercusiones mundiales que provoca una lluvia radiactiva en amplias zonas de Europa y en México el peor terremoto de su historia.

A nivel Latinoamericano aspectos muy negativos como las desapariciones forzadas, la guerra de las Malvinas y la derrota de Argentina frente a Inglaterra por este enfrentamiento bélico, entre otras características de la década.

Gregorio e Isabel vivieron momentos de mucho agite que perturbaban su espíritu, que no les permitía disfrutar de una vida tranquila, razones por las cuales en cierta forma se enclaustraron en su propio mundo, el que gozaban con simplicidades como el departir una buena cena, leer libros compartidos, asumir estudios de problemas matemáticos o dialogar sobre las experiencias con sus alumnos y compañeros de universidad, pero con la satisfacción de sentirse alegres con ello. Vale decir que huían de un tormentoso mundo que no querían, en el que ver noticias no era su mayor predilección de tal manera que los televisores que había en casa eran para apreciar algunos programas científicos que estaban emergiendo a la fecha o para mirar algunas intervenciones de personajes públicos en temas especiales y muy específicos que les causara alguna curiosidad y que algo les aportara.

Era tal el afán de no conocer el incómodo momento de una sociedad corrupta y apartada de los mandatos divinos, que la prensa la recibían pero no toda la leían, habían formado un filtro en su entorno en el cual solamente lo que seleccionaban ingresaba en su hogar, situación similar con los amigos de cada cual, quienes compartían espacios estrictamente académicos en el estudio de cada uno de ellos, limitando la posibilidad de dar a conocer su privacidad. Sus familias, cuando llegaban a visitarlos disfrutaban de todos los espacios de la casa, puesto que era grande y muy confortable. Ellos querían tener en la capital una vivienda que, de alguna manera, les recordara de la que disponían cada cual en su provincia, con habitaciones grandes, patios, buenos lugares para reflexionar, en este caso los estudios de cada cual, salas no solo una y un fantástico comedor el cual consideraban un espacio venerable puesto que era el sitio de encuentro de los dos y en el que compartían e intercambiaban experiencias y todo su vivir.

La vivienda que destinaron para ser felices como lo eran, solamente tenía la presencia de dos personas ajenas, una empleada del servicio doméstico llamada Eunice, que la trajeron desde Lérida y a quien le conocían ampliamente su procedencia de una familia humilde y desplazada por la violencia como ellos. La otra persona era Evelio, un conductor del único vehículo que tenían, preferían solamente uno, siempre consideraron que eran bastante nerviosos para manejar en la capital y por eso acudieron a este amigo también de Lérida.

Ellos eran muy madrugadores y Gregorio muy detallista, siempre que se despertaban lo primero que hacía era darle un beso a Isabel, afirmando que él necesitaba saborear el dulce néctar que había en su boca para poder iniciar sus actividades, las mismas que se refundían muy frecuentemente por compartir más que un beso y colmarse de amor sin medida o restricción alguna.

Isabel sin importarle su condición de igualdad académica frente a Gregorio, era feliz haciéndole el desayuno, atendiendo su ropa la que personalmente revisaba y algunas otras situaciones que se encargaba de ejecutar con lujo de detalles, que seguramente fueron grabadas en su memoria por su madre y en las atenciones a su padre.De igual manera Gregorio devolvía con amor esas atenciones y se esforzaba muchas veces por preparar el café matutino y llevárselo a la cama a su amada.

En general, todos los momentos que en adelante vivieron estaban llenos de armonía y alegría, fue un mandato entre ellos sin ser explicito, decididamente estaban en común acuerdo de ser completamente felices.

En alguna oportunidad le hicieron una entrevista a Isabel sobre su nueva vida en un programa para la televisión nacional en el canal cultural, lo que se conocía en aquella época como el canal 11, respondiendo las preguntas que le hicieron de forma muy precisa y contundente sin dejar espacio para otro tipo de especulaciones. “Doctora Isabel, ¿es usted más feliz en esta nueva vida o en la que tenía antes de contraer matrimonio y estar al servicio de la Iglesia?, le preguntaba la periodista Fany Dangón Monsalve una destacada informadora santafereña para este medio. Con precisión ella respondía: “ no es bueno comparar la vida del presente con nuestro pasado, puesto que considero que cada momento de nuestra existencia es positivo por contrario que sea, además también me reafirmo que la vida no es sino una sola y no la podemos dividir en partes, de tal forma que esa pregunta solo me da la opción de una sola respuesta y es que siempre he sido feliz, aunque no hayan sido idénticos los momentos por los cuales he pasado, todos han sido diferentes, pero siempre con la presencia de Dios y Gregorio mi gran amor”. “¿Si tuviera la oportunidad de volver a ser monja, lo haría?”. “Definitivamente no… no tiene sentido pensar en un anhelo que fue realidad en mi vida y que disfruté en su momento”. “La sociedad siempre los juzgó por su condición de ser primos hermanos y estar enamorados, pero al parecer ahora ya no lo hacen. ¿Cree usted que ya aceptaron este amor sin censura alguna?. “Jamás lo aceptaron y no creo que ahora sea diferente, solo que no lo dicen porque poco o nada ahora nos importa, es más si lo hacen o no, no tiene ninguna trascendencia para Gregorio y para mí”. “ ¿Qué persona o personas marcaron pautas en su vida y le contribuyeron para llegar a ocupar una posición tan destacada a nivel académico?. “ Mi padre Tobías con su interés por sacarme adelante, Gregorio por ser siempre ese ser espectacular que me incentivaba a seguir en este camino y la madre Hermana Laura, nuestra Rectora en la concentración.Ellos marcaron la diferencia entre todas y las muchas personas con las que interactué, porque podría también nombrarle algunas que perseguían otros intereses negativos, que con ello me incentivaron para que asumiera el reto de salir adelante, pero no tiene sentido recordarlos, sería hacerles mucho honor”. “Quien es para usted el doctor Gregorio”. “Es Isabel en versión masculina, manifestaba acompañada de una sonrisa de satisfacción”. Cambiando de tema la periodista le preguntó: “¿Qué aportes le ha dado a las matemáticas del mundo y en Colombia?. “ A las matemáticas como tal, seguramente, no más de los que sí le ha dado Gregorio, pero a la didáctica de las matemáticas muchos, he concentrado mis esfuerzos en ello, creo que la pedagogía en lo que se refiere a esta ciencia, debe concentrar esfuerzos en éste aparte para disminuir el temor y el oscurantismo que la rodea evitando así que lleguen personas de mucho valor y que seguramente llegarán a ver condenadas sus vidas a ser labriegos, jornaleros u otras profesiones que sin desmeritar no eran las que querían”. “¿Usted cree en el Estado y sus gobernantes?”. “No… He sido víctima al igual que mi familia de los malos gobernantes, nos tocó que salir del país, desarraigar a mis padres y hermanos de su terruño por un Estado indiferente a la realidad social y por esos mismos gobernantes que escribieron con sangre tatuada sobre lienzos de piel humana de nuestros seres queridos”, afirmaba con mucho dolor en sus palabras. Ya para terminar la entrevista, la periodista hizo referencia a la situación de su esposo y el retiro de su sacerdocio. “¿Cree que el doctor Gregorio añora la vida sacerdotal y se arrepiente de haber cambiado esta por la de un esposo abnegado?. “Yo estoy feliz y antes a esta pregunta le respondí que Gregorio es mi versión masculina, así que le responderé con un axioma matemático muy conocido que dice: si a = b = c por lo tanto a = c, sin equivocación él está feliz”. Manifestaba otra vez con sonrisa en sus labios.

Gregorio declinó muchas invitaciones al extranjero en las que no podían asistir con Isabel, pero aceptó muchas entrevistas y encuentros universitarios en los que asistían los dos. Ellos ya eran conocidos en el ambiente académico y después de esa entrevista con Isabel como Isabel al cuadrado, como le decían jocosamente los estudiantes y algunos compañeros, pero no de forma peyorativa u ofensiva.

Gregorio en una conferencia manifestó varias cosas sobre la situación académica de Colombia a nivel superior, emplazando a los gobernantes, categóricamente por su comportamiento negligente para aportar avances esperados y necesitados por el sistema. Esta situación lo posicionó frente al gobierno nacional como un abanderado de las reformas que se requerían, abriendo los caminos para que le hicieran el ofrecimiento de ser el rector de la principal universidad de Colombia, lo que declinó con respeto, pero firmemente. “ Si critico a los docentes por su negligencia, lo he hecho bajo la base de su acomodada posición como profesores que ya no quieren actualizarse,prefieren el dinero por encima de otros objetivos que beneficien a la humanidad, obviamente algunos no todos, pero una gran parte de ellos están en esta situación que les ha petrificado su intención de cambio, ese acomodamiento es originado por la misma inercia del sistema, por los bajos niveles de exigencia en una Nación que se resigna a recibir más beneficios por la violencia y la guerra que por la educación y la paz, por un sistema de remuneración por la producción intelectual que tiene que ser revisado con rigor e imparcialidad, pero no por los que se benefician del mismo. Esto es triste, pero más que triste da vergüenza y pena ajena ver que otros países, con menos posibilidades, han logrado priorizar la educación y la necesidad de cambio desde la base misma de su estructura, es decir, desde sus docentes”. Afirmaba Gregorio ante la declinación.

Afirmaba en dicha conferencia que: “ Las universidades de igual manera no podían seguir ofertando programas que desordenadamente no eran planificados sino arbitrariamente abiertos sin mediar las necesidades de la población, al respecto hacía énfasis en la gran importancia que tenía en alguna época ser profesional y la poca que tenía en estos momentos frente a la gran cantidad de graduados regularmente en alguna profesión, lo que conducía a un desempleo generalizado pero con colombianos preparados. Esto también es otro grave problema al que no le han querido prestar la suficiente atención, es así como se encuentra por departamentos concentración excesiva de algunas profesiones y ausencia de las mismas en otros lugares de Colombia. Esta situación ha originado otros problemas como la desigualdad en los territorios, con regiones muy pequeñas mejor desarrolladas y de grandes presupuestos y otras muy grandes, con todo lo contrario y con gran número de habitantes, atrasadas como consecuencia de la ausencia de profesionales debidamente capacitados para enfrentar las necesidades de sus localidades”.

Todas estas afirmaciones eran el resultado de toda una vida dedicada a la educación, a la beligerancia sobre el tema y a las sanas discusiones que sostenía en su formación y en su actividad personal.

El destino quiso que Isabel y Gregorio estuvieran juntos por más de quince años, hasta cuando Isabel enfermó de manera terminal.

Afortunadamente no sufrió físicamente de dolores agudos, pareciera que Dios hubiese querido llevársela de este mundo pero sin pendiente alguno en esta tierra, excepto el dejar definitivamente el amor de su vida; a Gregorio, quien que tendría que enfrentar la soledad y la tristeza de perderla nuevamente y ahora si por siempre.

En sus últimos momentos Isabel, le manifestaba con voz entrecortada. “Mi cielo, fuiste todo en mi vida de felicidad por el que hubiese dado todo para que fuera eterno y aunque mucho más de lo que otras personas han tenido, fue muy corto el tiempo a tu lado”. Con lágrimas en los ojos Gregorio escuchaba a Isabel. “Sé que llega un momento de partida en el que confío volver a estar a tu lado en algún tiempo, en algún lugar bajo el amparo de Nuestro Señor, aspiro que así sea. Cuídate mucho y recuérdame con amor, con la ternura que siempre me diste. Gracias por dedicar tu vida a la mía como lo hiciste, por entregarte y por ser ese hombre que sin reparo alguno luchó contra las adversidades para hacerme feliz.Yo estaré atenta a tus necesidades si mi Dios me lo permite, para cuidarte con el mismo amor de siempre, no hay palabras para expresarte lo que siento por dejarte, pero es la decisión del Creador y ya no lo voy a contrariar más, él me espera y llegaré a darle cuenta de todo”.Fue cerrando sus ojos y con un apretón de mano llegó su último suspiro, ya sin fuerzas solo acató a mirarlo con una ternura que jamás le había expresado, diciéndole: ¡bésame… pero no por última vez¡.

Gregorio se sumió en un profundo dolor, en un llanto que desde muy adentro le indicaba que hasta ahí llegaba su verdadera felicidad. La incertidumbre nuevamente apareció, con muchas preguntas sobre su futuro sin Isabel y la necesidad que tendría de ella, nada en adelante sería para él un buen momento, siempre sentiría que ella, su compañera de toda la vida, con su partida se llevaba fragmentos de la suya.

El manifestaba frente al hecho y a muchos de los acompañantes en esos momentos de dolor: “Yo les agradezco a todos las manifestaciones de solidaridad y el acompañamiento, hecho que valoraré por siempre, Isabel seguramente, también en donde esté, aunque no puede haber otro lugar para un ser humano diferente como ella, de estar al lado de nuestro Dios. Allá le estará haciendo preguntas sin lugar a dudas y no muy fáciles de responder. Ella nos dejó muchas enseñanzas y nos entregó todo lo que a bien tenía para dar, ¡cómo lamento que no pudieran haber compartido con ella la belleza de su personalidad, la firmeza de su carácter, la ternura de su mirada, la humildad con los demás. Tuve la oportunidad de tener también un momento de felicidad, porque nos faltó tiempo para continuar amándonos como lo manifestó. Pero lo más grande de todo es que su partida, me deja la satisfacción de haber estado a su lado, para amarla sin censura y sin importar que nuestro amor para todos fuera solamente… una ignominia.”

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