Reflexiones no tan genéricas.

Reflexiones no tan genéricas.

Sebastián Arango

11/02/2020

Rabia y felicidad.

Te veo y siento rabia, pero también me siento bien, aunque eso está mal. Fluyen sentimientos que chocan entre sí y crean un conflicto entre mi mente y mi corazón, dando como resultado el quererte y odiarte a la vez, cosa que no está, para nada, en ningún sentido, bien, y no lo estará hasta que alguno de esos dos sentimientos por fin pueda vencer a su contrario, y crear, por fin, un equilibrio.

Adiós.

Hasta que me decidí a ponerle un fin a esto. Quise hacerlo y lo cumplí, finalmente, ya no te quiero en mi vida, ni en mis amistades, compañías, nada. No te necesito, no quiero nada de ti, y espero que tú tampoco quieras de mi presencia, porque me disgusta pasar el rato contigo. Fue algo pasajero, te conocí, pero hubo cosas que no podían entrelazarse entre tú y yo. Empecé a dar con cosas que menos mal me contaste, porque confiaste en mí, y gracias a ello pude retirarme, lentamente, hasta que notaste mi lejanía constante y finalmente, hablar de ello conmigo. Justo como lo esperaba y planeaba en aquellos momentos, y eso causó nuestro aparente adiós. El último entre tú y yo.

¿Por qué?

¿Era realmente necesario haberlos conocido? Mi vida habría sido distinta si no hubieran aparecido en mi travesía, mi personalidad quizá habría sido más marcada, ¿o sería al contrario? Mierda, la verdad no lo sé. ¿Que si ha valido la pena? Para qué preguntarme eso, las cosas tienen sus pros y sus contras, las personas tienen defectos y virtudes, peor sería estar solo, ¿no?…

Tentaciones desbordantes.

Cuántos no se han ido

Y cuántos no los han conocido.

Qué trágico es a veces, qué tentador es Dios

Qué trágica es la vida

Y qué tranquilizadora dicen que es la muerte

Porque ya no quedará nada

Ni preocupación, ni tentación

No habrá más existir

Y no habrá más para seguir.

Cuántos no pueden probar ni un pan

Y cuántos otros lo tienen todo

Pero no valoran nada.

¿Cuánto cuesta la vida?

No vale poco, pero tampoco mucho, para otros.


Ansioso.

Nada me logra tranquilizar

Ni siquiera puedo pensar

En constante movimiento

Aunque a veces yo miento.

Cuando se juntan mis pensamientos

Junto a mi gran ansiedad

Son como alcohol y fuego

Pronto me voy a quemar.

Tanta tristeza, que antes fue felicidad

¿Para qué continuar, si me puedo sentar?

Sentarme y ahogarme en llanto

Sin poder parar.

Tanta soledad, es que me va a matar.

Tanta monotonía, ¿alguien me podría ayudar?

Veo a mi alrededor, y no tengo amigos, solo compañeros.

Compañeros no muy buenos, me podría dejar llevar

Probé algo ayer, y no se siente mal

Creo que esto me podría ayudar

Pero no en pocas cantidades, cada vez aumenta más

Mi gran necesidad.

¿Ahora quién me podría ayudar?

A salir de este gran vicio, que no puedo abandonar.

Ciclos desbordantes de un enano inadaptado.

Mi cordura ya no perdura

Y el pensar ya me hace mal.

Tanto tiempo hundido en la monotonía

Sin salvación ni poder mirar

A través de la gran ventana

De mi anhelada libertad

Libertad imaginaria

Libertad que aún no puedo alcanzar.

Quisiera ya salir de aquí

E irme pronto a otro lugar

Aunque no me lo permitan

Mentes erradas e imposibilidad.

Personalidades que están día a día

Que intentan acompañar

Pero que aquel gran vacío

No lograrán tapar.

Quisiera ser aire

Para poder salir de acá

Pero tristemente, aún no puedo actuar.

Tanta gente

Pero a la vez tanto vacío

Que no pueden llenar

Aquellas mentes limpias

Que tienen la imposibilidad de actuar.

Tantos desacuerdos

Y poca escucha por acá.

Tengo la imposibilidad

De ser escuchado una vez más.

A veces la vida es injusta

A veces se ve en alta mar.

Tanta motivación

Que pronto se va a acabar.

No querer aunque hay poder

Y sobra posibilidad.

A veces no comprendo

Y a veces quiero olvidar

Mis problemas del día a día

E irme por fin de acá.

Pero hay una imposibilidad

Una que no puedo cambiar.

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