Capítulo 1
La noche del espectáculo.
Domingo. Sí. Las vacaciones de verano habían concluido y otra vez, de regreso al internado. La primer semana aquí en el internado siempre acostumbramos a platicar, organizar y realizar fiestas, pero principalmente la fiesta de bienvenida. En fin, es una semana libre donde realizamos una infinidad de cosas. Como era de esperar, nosotros los estudiantes que pertenecemos alguna actividad o estamos por concluir, debemos organizar una bienvenida a los nuevos estudiantes, para ello solo tuvimos una semana. Pero ¿qué creen? se fueron volando. Para mí, eso fue… ¡terrible!
La segunda semana, era momento de que iniciaran las clases en el internado, y los nuevos empezarían apenas su primer semana, sólo que, sólo tenían dos días sábado y domingo para montar todo. Los primeros días de esa semana fueron estresantes, pues había que ubicar salones, guiar a los nuevos estaban perdidos e inclusive disculparte por llegar tarde.
Transcurrieron los días de la semana. Sábado, alrededor de las siete de la noche en el internado el paraíso. Ahora sí, el evento que organizábamos durante la primera semana estaba por comenzar.
El evento era una bienvenida dirigido a todos los de primero y nuevos alumnos, este consistía en mostrar un poco de cada una de las actividades que realizaban los estudiantes del internado. Para ello, todos los estudiantes acudían al auditorio, el cual ya estaba demasiado lleno. Algunos se encontraban sentados, otros parados dispersados, pero listos para disfrutar del gran espectáculo que habían organizado varios estudiantes.
Dieron las siete de la noche. El evento comenzó, las luces se apagaron, de pronto los reflectores iluminaron el centro del escenario. De pronto se encontraba parada en frente en el escenario en el centro una chica de vestido rojo, cabello negro rizado, tomó el micrófono y empezó a dar la bienvenida y presentación al director. Luego el director tomó el micrófono y dijo el típico discurso de todos los años. Dieron las 7:30pm y ahora sí, empezaron las muestras de las actividades. Primero subió una chica del club de poesía donde recitó lo siguiente:
Llegó el día ¡Oh! buenas noches a todos
El internado el paraíso les dice bienvenidos
Esperó que su instancia aquí sea de su agrado
Que logren hacer demasiados
Y mejores amigos.
Porque éste internado
Este es su objetivo
De inmediato el auditorio se llenó de aplausos. Y luego, ahí mismo se encontraban parados una pareja que era conformada por una chica y un chico. La chica vestía un traje de porrista de color azul marino con vistas blancas y un reluciente largo ondulado, cabello de color negro que parecía gris. Mientras que el chico portaba también un traje de porrista de color azul marino y vistas blancas, su altura era muy alta, incluso rebasaba a la chica, pero delgado con expectórales y de cabello negro. Ambos eran de piel blanca y eran animadores. Su presentación fue corta y sencilla, pues no iban a mostrar más hasta que fuera el momento de reclutar estudiantes para que formaran parte del escuadrón.
El evento no iba tan mal, al menos yo lo consideraba un poco mejor que en otros años e inclusive la organización que para mí era la quinta vez que lo veía.
-¡Ya quiero que sean las nueve! – dijo un chico de cabello color café. Este se encontraba parado de espaldas frente a mí con un celular que tenía en la mano y otro chico de piel morena que lo acompañaba. Yo me les quedé mirando, supuse que a lo mejor tendrían una cita, o tal vez un amigo o amiga, se presentarían.
La bienvenida iba para largo, así que empecé a voltear a todos lados para ver si veía algún amigo mío para poder conversar, pero nadie había a simple vista.
Entonces decidí caminar y alejarme del escenario un poco, y poco a poco, pero nada y lo único que escuchaba es que decían que faltaba poco, e inclusive deseaban que fuera las nueve. ¿Qué iba a pasar a las nueve? Ni idea.
Lo logré, logré salir de la multitud de estudiantes.- ¡Ya son las nueve! – dijo un chico rubio.
En ese momento la mayoría de estudiantes empezaron a sacar sus celulares y empezaron a grabar el escenario.
Entonces decidí empezar a prestar atención al escenario y ahí estaba, parado en el centro, el chico más popular y guapo, la mayoría de las chicas se morían por salir con él. Él era de estatura media, cabello café de ojos cafés e inclusive vestía de ese color y su piel era blanca, con un acento inglés. Pero para otras chicas no, lo consideraban un patán, egoísta, egocentrista, creído, vanidoso e hipócrita. Mientras que los chicos, algunos querían ser como él, otros no, también lo calificaban como patán, e inclusive se rumoraba que salía con las chicas solo para tener sexo. La verdad yo lo que sabía es que el maltrataba a su ex novia, pues en primero anduvo con Mía, con la que duró más de un año y luego terminaron. ¿Por qué? No lo sé, algunos rumoraban que ella lo había dejado porque él quería tener sexo y ella no. Otros decían que ella le fue infiel con su primo.
– La verdad, les digo algo, a mí no me cae muy bien.
En fin, todos apuntaban con su celular, otros con cámara grababan. Mientras tanto algunos decían – ¿qué hace Bret? – ¿por qué está arriba en el escenario? – y otros gritaban – ¡Qué rayos haces ahí arriba Bret! Y la mayoría de las chicas gritaban – ¡Bret, Bret! – justo ahí arriba estaba él, que iba a comenzar a cantar.
Olvidaba eso, él le gusta cantar y muchos lo admiran por como canta, e incluyendo al mismísimo director del internado que lo consideraba uno de sus favoritos estudiantes. Cuando Bret se metía en problemas nunca recibía alguna sanción o castigó, muchos decían que era porque años atrás el representaba el internado en los concursos de cantó con otras escuelas, hasta que dejó de hacerlo porque Alexander lo superó.
Empezó a cantar, pasó sólo media canción, cuando de repente vi como parecía que perdía el equilibrio en el escenario, y luego, se cayó en pleno escenario. Pronto, todos bajaron las manos con sus celulares y cámaras. De inmediato de la nada estallaron millones de carcajadas. Y en un instante el auditorio se llenó de burlas inmensas, no paraba de reír nadie, es más hasta yo, que incluso trate de aguantarme, pero fue imposible de no reírse de su caída y más sabiendo de quien se trataba. – Ahora entendía porque querían que fuera las nueve de la noche. – dije susurrando, yo sólo.
De pronto, las luces del auditorio se encendieron y el director del internado estaba parado ahí en el escenario. De pronto hubo un silencio y el director tomó el micrófono y empezó hablar.- ¿Quién lo hizo? ¿Quién se atrevió a jugarle una broma en plena presentación a su compañero? El director estaba tan enfadado. – díganme ¿quién fue? Si no me dicen quién fue ahora mismo, mañana le irá peor. Así que es mejor que me digan ¡quién fue! ahora mismo.- terminó de decir el director.
Pero absolutamente nadie, dijo nada. Hasta las risas, carcajadas habían desaparecido de los rostros de todos. Ahora todos estaban tan serios, algunos mostraban cara de confusión. Pero al parecer nadie sabía nada. Ni siquiera yo. Lo único que pensaba en ese momento era lo mismo que pensaba y decía el director ¿Quién lo hizo? Pues no lo imaginaba, ni siquiera había pensado, soñado que algo así llegará o llegaría a ocurrir y principalmente a Bret. Ahora lo único que creó todos querían conocer era la identidad del responsable. Algunos querían saber para decirle gracias por arruinar el evento, otros para agradecerle por la caída, yo era uno de esos. Pues el evento dejó de ser el aburrido, típico de cada año y pasó a ser un gran espectáculo.
Alrededor de la media noche ya hasta había una página elgranshow.com en donde había tres videos de la caída de Bret; todos los videos que se encontraban ahí, parecían tomados desde tres diferentes ángulos. Uno del centro, otro del lado izquierdo y por último el derecho. Hasta un montón de comentarios, e inclusive imágenes de su expresión del rostro.
Mientras tanto, en el dormitorio casi no dormían la mayoría reproducían los videos una, otra y otra vez, y no se cansaban de verlos ni reírse. Yo trataba de dormir, pero era imposible. Mi compañero del otro cuarto se aventaba unas inmensas carcajadas. Mientras que mi compañero se preparaba para dormir.
-Oye, Larry ¿crees poder dormir con todas esas risas? – dije yo.
– No, pero tengo que intentarlo, Eric. – dijo Larry.
A propósito, lo olvidaba. Mi nombre es Eric, tengo dieciséis años y estudio en el internado el paraíso. No soy un galán, tampoco soy muy popular. Diría que me considero un chico que viene a estudiar y pasarla bien aquí. En fin como les narraba.
No dije nada, parecía que no había tenido un buen día Larry, pues su tono de voz al responder había sido de molestia. Lo mejor era no preguntar, supuse, así que proseguí con lo que hacía.
Mientras tanto, yo seguía pensando ¿A caso no había sido un tropiezo? Y si fuera así ¿Quién lo hizo?
OPINIONES Y COMENTARIOS