La ruta se hace interminable y mas cuando recorres tanto kilómetros, esta bien que yendo en un auto la cosa se hace amena. Le encanta la compañía de la música, mas cuando el atardecer se pone por sobre el parabrisas, le gusta el pop internacional , aunque también escucha rock, cuando se cansa de la reproducción de su pendrive pone la radio, y se entretiene con las diversas charlas que va escuchando. Se hicieron las 8 pm y hacia un poco de frio, asique prendio la calefacción y siguió pisando el acelarador, le restaban unos 400 km aproximadamente, lo que le repararía 4 horas , contando la parada para ir a comer.

Mientras iba en su camioneta puso importancia en pequeñas cosas que pasaban en la ruta, desde ver una liebre correr por el campo, una pequeña casa en el medio de la nada que se sustentaba con un pequeño molino de 4 aspas, el puente que permitia ver el rio por debajo, capaz no eran importantes, pero cuando uno viaja tanto se pone a pensar en esas pequeñas cosas y hasta se asombró de la atención que le prestaba dado que comúnmente son totalmente insignificantes. Paro en una estación de servicio y se pidió un lomo con fritas, aguardando y mirando por la ventana.

-Con este frio no dan ganas de salir de aca – Le dijo el hombre que estaba sentado a unas mesas de ella

– Y la verdad que no, pero prefiero no quejarme – dijo ella

-¡Que buena actitud! Pasa que el frio no lo tolero

– Y cuando no es el frio es el calor o siempre hay algo para quejarse es asi – Exclamo ella mientras se levantaba y se iba de esa estación

Encendió la camioneta y retomo la ruta, no es que estaba apurada pero quería llegar a la hora que se había propuesto. Entre canciones y masticando un chicle se hicieron las 11 de la noche, ahí se dio cuenta que empezaba a divisar las luces del pequeño pueblo al cual se dirigía. En ese instante fue cuando se puso nerviosa, cambiaba constantemente de mano al volante, mascaba el chicle a una velocidad muy alta, cambiaba de radio, de canción, la apagaba, la prendia, abria las ventanas, todo eso en un tiempo de 30 minutos. Se divisaron las calles que conectan al pueblo y entro bajando la velocidad a unos 30 kilometros por hora. Donde ella se dirigía quedaba en lo profundo del entramado de casas que tendrían aproximadamente 600 habitantes, contando la ruta de entrada quedaban aproximadamente 20 minutos de trayecto.

El dia o mejor dicho la noche ya convertida en Miercoles marcaba una noche tranquila, se escuchaban los grillos, algunos animales caracteristicos y con decir que ella manejaba el único auto en el pueblo no era exagerar, todos los habitantes dormían o la mayoría, se podían ver devez en cuando algún grupo de jóvenes en la plaza o alguna juntada de viejos en una casa. Ella seguía manejando y contemplaba todo lo que podía observar, desde volver a ver el viejo árbol al final de la cuadra hasta la casa de color amarillo que indicaba la esquina en donde había que doblar para ir al centro. No sentía nostalgia, sino una mezcla de felicidad y alegría, hasta que se hizo irremediable llegar a su objetivo.

Bajo del auto, haciendo descansar a esa pobre camioneta que tantos kilómetros había recorrido. Observo la casa unos 5 minutos. Era de dos pisos de un azul oscuro que ya se había echado a descomponer por el paso del tiempo, las ventanas estaban intactas al igual que la puerta de metal que dividia lo publico de lo privado. Ahí fue cuando entro sin mas y pudo observar el escenario tranquilo que habia estado apreciando desde unos buenos minutos. Camino por la casa mirando y contemplando todo desde los cuadros familiares que estaban colgados, hasta las reliquias y pinturas de caballos que se encontraban por todos lados. Tuvo tiempo para todo, desde ir al baño, mirarse una y otra vez en el espejo a sentarse en el patio y mirar las estrellas, la noche despejada hacía que la luna tomará un brillo magnífico.

– Sabía que te iba a encontrar acá

– Ya lo sé papá, por eso vine

– Pensé que no me ibas a entender – dijo el padre apoyado sobre el marco de la puerta mosquitero

– No te voy a decir que no me costó, pero creo que lo hice bien

– Demasiado bien mi clavel – soltó el papá a punto de conciliar las lagrimas y extendiendo los brazos hacia su hija

El abrazo fue muy profundo y duro una eternidad, el viaje de tantos kilómetros tan sólo para vivir ese momento hizo que tomará más valor. Ella secándose las lagrimas salió por la puerta principal, agarro las llaves de su camioneta y se dispuso simplemente a dar por terminado ese viaje, ni siquiera se le cruzó por la cabeza dormir o descansar en algún hotel de ese pueblo, no es que seguía ansiosa pero su cabeza estaba pasada de rosca, feliz pero pasada de rosca en sí.

Ya en ruta y habiendo dejado a unos kilómetros de distancia esa casa, le dieron ganas de probar las medialunas más el café cortado de esa pequeña estación de servicio.

– No me vas a decir que no es raro encontrar en esta estación de servicio a la

misma persona dos veces sentada en el mismo lugar – exclamó el simpático

hombre que horas antes la había visto allí mismo

– Pasan cosas increíbles en esta vida – dijo ella soltando una leve sonrisa

– Y a mi me pasaron dos veces, aunque está la voy a aprovechar – dijo el , cual acto seguido fue llevar su café a la mesa de ella y sentarse a conversar

Sorprendida pero a gusto ella accedió a charlar en esa noche con ese simpático pibe, tendría unos 23 años y no es que viviera en la estación, sino que solía transportar pasajeros de un pueblo a otro y se había enamorado de esa estación, un sentimiento el cual ella, con lo fría y seca que puede ser se había jactado de experimentar. Una hora y media de charla bastó para que el joven hombre se retirará.

– No creo que te vuelva a ver ¿no? – dijo el levantándose de la mesa

– Salvo que te sueñe no – dijo ella haciéndose la interesante

– Es un buen punto , señaló el

– Tu camioneta es aquella Mercedez blanca no? Pregunto ella, no dejando que el hombre se fuera

– Si, me acompaña desde hace ya 10 años

– Me gusta su patente

– Jajaja por? Dijo él algo atónito

– Por los números, 525 – dijo ella como algo natural

– ¿Qué tiene? , respondió el sin entender el diálogo

– Jugaba con mi papá a ver las patentes de los autos, decíamos capicua cada vez que veíamos uno, y ahora siempre que lo veo me genera alegría

El simplemente sonrió y se fue, acto seguido ella abandonaría la estación y retomaria la ruta.Extenuada por ese tan largo viaje se tomó todo el día para descansar , puesto que a la noche seria la cena familiar dado el cumpleaños de su pequeño sobrino.

La cena estaba lista y toda la familia reunida en la mesa de dispusieron de comer la comida de la mamá y entre cervezas y vinos cualquier historia contada era interesante

-La verdad eze, que sueños raros que tenes la puta madre! – exclamó Tomás

-Yo hace poco soñé algo no se raro – Dijo Sol

– Y ahora lo contas, – le dijo su hermano Tomás

– «Vi a papá talando árboles como en un patio, tenía ropa de trabajo y me dijo que tenía que talar 525 kg sino se iba a poner azul, justo ahí llega la combi en donde iban a transportar toda esa leña, en ese interin papá me dice yo igual el gran árbol no lo toco, no vaya a ser que después no me pueda ubicar, luego agarro su hacha y siguió talando y me dijo, sino voy hasta el fondo con el hacha no le cortó la raíz y vuelve a crecer hija»

Ella terminó su relato y tomó del vaso de cerveza un tanto ya caliente y los miro con una cara totalmente normal

– Es un sueño chicos, anda a saber porque carajo soñé eso, no le den bola – dijo Soledad riéndose y parándose para buscar otra cerveza

– Mira que le voy a dar bola a ese sueño hermana, yo te amo , pero deja de

drogarte – dijo Tomás y cayeron las risas en esa noche

La noche se extendió por dos horas más, quedando al frente por los 4 hermanos Tomás, Guido, Javier y Soledad y Carmen la madre

-Claro mamá ahora como se fue la tía pones el noticiero- le dijo Javi

– Y bueno sabes bien que a la tía no le gusta ver esto porque se deprime y no se que , pero si no no te informas -respondió su madre

“ Seguimos con mas noticias, esta vez de la zona, una pareja de ancianos fue

asesinada en su propio domicilio a sangre fría, producto de un disparo para cada uno , causa que le propició la muerte inmediata a la pareja que descansaba en su habitación, las víctimas fueron identificadas como María Olivares y Ramón Nerti”

-Hay no lo puedo creer ¡ Ramón querido – dijo la mamá asombrada

– ¿Quién era ese vieja? – Pregunto Tomás

– Ramón era amigo de tu padre, íntimos te diría, iban a todos lados juntos,

trabajaban juntos en la Vinoteca.

– Yo nunca lo vi – dijo Tomás

– Bueno Tomás pasa que fue hace mucho tiempo, el después de la muerte de papá no volvió a tener contacto con nosotros

– Y es complicado, que un amigo se te suicide no debe ser sencillo – exclamó Tomás

– Yo no lo juzgo, fue su decisión- dijo la mamá de los 4 hijos

– Pero capaz nos podría haber acompañado…

– No era su responsabilidad, aparte mejor que no nos acompañó

– ¿Por qué decís eso vieja? – Pregunto Tomas que se había convertido en partícipe principal de esa charla

– Porque siempre le guste a Ramón, yo estaba entre el y tu padre y bueno ya sabes el final Tomás- Dijo la mamá riéndose alegremente

– Pobre lo dejaste mamá, te hubieras quedado con los dos – le dijo Tomás

– Ni en pedo, no me lo Bancaba, lo sabía, no lo acepto y después de la muerte de tu papá se fue a vivir a Azul, y ahí si no lo vi más

-¿Tendríamos que ir al funeral? -Pregunto Javier en un tono ironico

– Y Javi la nafta esta cara y ni se a cuántos kilómetros de Azul estamos – Le dijo Tomás con una certeza de que no iba a ir

-Ya averiguo- Dijo Javier , con un tono de joda el cual hizo estallar la risa de los dos hermanos alcoholizados

– No es necesario averiguar Javi

– ¿A no? ¿Y entonces cuántos hay Sol? – respondió Javi

– 525

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS