Ya no me importa lo mucho que a veces pareces tardar ni cuantos lugares visitas antes de aparecerte en mi puerta. Me gusta mirarte mientras te quitas los zapatos y que finjas que no hay espacio suficiente en mi cama. Que me abraces y me mires el cuello. Que me inventes lunares y beses cada uno de ellos. Que te crea la mentira. Que no salgamos de la cama hasta que ni los besos consigan quitarnos el hambre.

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