Juan Rulfo y su Llano en LLamas (artículo)

Juan Rulfo y su Llano en LLamas (artículo)

Carlos Távara

02/02/2020

Si a nosotros, que conocemos la pequeña producción del mexicano Juan Rulfo, se nos olvida que, con solo dos obras (El llano en llamas y Pedro Páramo), pudo conquistar el mundo literario, ¿qué puede comprender la juventud que busca en la escritura una nueva forma de expresión y desahogo?

Es cierto que el tiempo nos ha dado escritores con bastante calidad literaria, pero es crucial para mí, como amante de la literatura, hacer hincapié en este gran autor, cuya obra ha sido traducida a muchos idiomas. Es que no necesitó ser prolífico; él creyó —y tampoco estoy seguro de que haya confiado en su genialidad— que no se necesitaba escribir demasiado para decir lo justo y necesario en una de sus dos obras maestras: El llano en llamas.

Todos los cuentos —diecisiete en total— tienen un porqué, un para qué y un para quién. Están escritos, ya sea para plasmar una realidad que guardaba en la memoria el gran Rulfo, ya sea por mera imaginación, con una gran destreza narrativa que seduce y atrapa. Si los jóvenes tuvieran la oportunidad de adquirir este magnífico libro, obra maestra de la literatura, les pediría que ojeen ¡Diles que no me maten! y ese gran comienzo, donde el personaje le pide a Justino que abogue por él, que ya había pasado mucho tiempo, pero ni los años ni nada borraron de la memoria del Coronel el hecho de quedar huérfano por culpa del acusado. Y qué decir de Luvina o de Macario, dos cuentos que también aportan una realidad que no es muy distinta a lo que vivimos en este siglo XX, donde la locura, el hambre, las situaciones difíciles son el pan de cada día.

Y aunque nos parezca distinto el tiempo —y de eso se ocuparía el gran Borges—, no es para nada distante de nuestra realidad. Los jóvenes que están incursionando en la literatura, en la escritura de cuentos —por sobre todo— deben saber de Juan Rulfo y de su forma de maquillar realidades para convertirlas en ficción, y, mediante esta, llegar a multitudes. Y, si habláramos de pobreza (cosa que aqueja a Hispanoamérica), podríamos leer Y es que somos muy pobres para comprender hasta qué punto llega el hombre (y la mujer) con tal de conseguir algo de dinero, hasta dónde la pobreza nos puede arrebatar eso que llamamos «moral».

No nos podemos olvidar que Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez, dos grandes autores que nos ha dado las letras, fueron también fieles admiradores de este escritor nacido en Apulco, quien hizo historia con tan poco. Pero que esa producción —aunque suene paradójico—, le dio entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Literatura en 1970 y el Premio Príncipe de Asturias en 1983.

El llano en llamas, publicado en 1953, es uno de los mejores libros de la literatura Hispanoamericana, y de eso muy pocos opinan lo contrario. Merece que los jóvenes sepan sobre la existencia y grandeza de un solo libro, que contiene historias que se impregnan en cada rincón de la memoria. Eso es Juan Rulfo y su producción literaria: una realidad no tan ajena a la que se vive ahora, pero tampoco tan indiferente a la que se vivirá en el futuro. Hay verdades sociales que se adentran en cada cuento como torrente sanguíneo, y que no dejan de estar bien caracterizadas con excelente literatura.

Si tuviese que elegir un autor que realmente sabe narrar con eficacia y manejar los escenarios de cada uno de sus personajes, elegiría Juan Rulfo. Y si tuviera que adueñarme de un libro que te aproxima a la verosimilitud de nuestros días, aunque en reiteradas ocasiones el propio autor haya dicho que se trataba de mera ficción, ese sería El llano en llamas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS