No pedía nada a la vida ni al destino, solo llegaste. A darle intensidad y un propósito a mi vida y a mis días, el ser humano vive por vivir, por que respira, puede estar rodeado de miles de personas, he incluso tener miles de amoríos, y sentirse solo, desubicado, fuera de serie, con ese vacío en el pecho y ese aburrimiento. Puedes salir con much@s chic@s pero, sin ninguna respuesta, al final vuelves a casa, y estás solo, o con el pecho más vacío, y la mente llellena de ¿por qué? Sin un propósito. Así eran mis días, en los que creía que todo tenía, y nada me podía hacer más feliz o me podía llenar, por que sentía que lo tenía todo.

Pues que equivocada, porque me hacías falta tú. Esa sensación de alegría y alivio, esa sensación de adrenalina, como si un coche me fuera arrolla, esa hermosa sensación al verte. Esa sensación que me hacía vibrar, y me daban ganas de seguir y ser mejor. Esa sensación de vale madre, que me creía capaz de hacer todo, solo con estar a tu lado. No me importaba las consecuencias, el tiempo, el dinero, ni el dolor, por que fuiste mi morfina, y te amé en silencio, te adoré en voz alta, y te quise a gritos. Tu ausencia ha sido tan fría, tan dura, tan cortante, tan lacerante, como un maldito nudo en la garganta, el cual me impide gritarte, que regreses, que soy humana y tengo errores, que te extraño, que te necesito, necesito la vida que me dabas. El pasar por los lugares, que solíamos ir juntos, las calles, las esquinas, todo, ahora es una tortura, pasar por ahí o llegar a esos lugares y saber, que todo sigue siendo lo mismo en el exterior, pero en mi, duele, lacera y me llena de tristeza. Extraño a mi amado, ver su rostro, como combinaba perfectamente con los rayos del sol, sus manos, y su calor, su voz, esa voz que aún que fuera un fastidio me llenaba de vida y el escucharla era mi salvación. Prefiero no recordarlo, por que es difícil asimilar que ya no está, y que no regresará. Pido al cielo y sea feliz.

Me recordó que aún puedo vivir.

Aún recuerdo con claridad todas la veces, en que creía que, era imposible volverme a enamorar, que el amor ya sólo era, por momentos por raticos, y era mejor estar con muchas personas, o sin nadie. Pero, de la nada llegó, a aterrorizar, hacerme vibrar, reír y llorar, explotar de emoción y morir de los nervios. Nunca pensé que el amar a alguien fuera tan difícil hoy en día. La reciprocidad del amor de los actos del amar, de los gestos delicados, fue la enseñanza más grande que le pude haber dejado a mi estimado. Lo amé, si… lo amé ante su perspectiva solo lo quise, o bueno eso fue lo que le di a saber. Pero ante la mía, lo hice a gritos desgarradores día con día, daba todo de mi, cada momento, a pesar de mi cansancio, del estrés, del hambre, a pesar de mi cáncer, dí lo mejor de mi.

Eso es amar, dar todo sin esperar nada a cambio ¿no?.

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