Yo que creí
que el amor no era tan fuerte.

Que la muerte
no duraba más que un rato.

Yo creía que la Luna
era imposible de alcanzar,
que era mentira lo de
las vidas de un gato.

Creí que la fortuna
no se sentía en las venas.

También creí que eras rubia y
resulta que eres morena.

Yo creía en la noche intermitente.
En los viernes sin filtro,
en las drogas con causa.

Y ahora veo que duelen los vientres,
que quiero tomarme
la vida con pausa.

Yo no creía en el amor,
y ahora siento el dolor
que me deja en la espalda.

Porque también creí que el amor
era todo pasión,
y no que era un arma.

Porque cuando crees
estar en lo cierto,
surge en un momento
la dueña de tu alma.

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