¡Vete a la mierda!

¡Vete a la mierda!

Julinho Alvarez

07/02/2023

El miércoles, mientras hacía las compras de la semana en Tres Marías, me escribió al WhatsApp mi mejor amigo Harrison. Su mensaje decía:

­‘‘Sebas, necesito que me alquiles tu cuarto por un par de horas’’

Leí su mensaje y recordé que hacía unos días yo había organizado mi fiesta de cumpleaños y él no había asistido. Mi supuesto amigo prefirió irse con su mujer y los amigos de ella a Miami Club que asistir al cumpleaños de su viejo amigo. Lo peor fue que a media noche, mientras yo aún lo esperaba, su mujer publicó un estado burlándose:

‘‘Sebastián, vete a la mierda’’

Y lo decía con una botella de cerveza en la mano mientras sus estúpidos amigos se reían.

Eso fue el colmo. La tipa me había humillado.

Yo conocía perfectamente a mi amigo Harrison y sabía que la bruja con quién estaba no lo dejaba salir si no era con los amigos de ella.

Fue por esta razón que le dije:

­‘‘Sí, mano. No hay problema’’

Leyó mi mensaje y me llamó.

Me dijo lo que yo ya sospechaba y lo que era obvio: que traería a una amiga de Portada y que estarían solos. Yo acepté, pero no sin decirle antes:

—Está bien, mano, pero mi cama ni la toques. Me estás diciendo que van a tomar un vino y que conversarán un rato, no te pases de pendejo y vayas a hacer otras cosas, mi cuarto no es un hotel.

—Ya, mano, no te preocupes.

Al día siguiente llegó a mi cuarto con nada más y nada menos que con la mejor amiga de su mujer. Sinceramente desconocía a mi amigo. Había pasado tanto tiempo que no sabía nada de él por culpa de su mujer. Ahora él era un sacavueltero y yo era su alcahuete.

Más tarde, cuando regresaba a mi cuarto, luego de dos horas de haber dejado solos a los amantes, escuché gritos y golpes. Era la mujer de mi amigo que los había descubierto. Me quedé parado en la puerta escuchando. Al parecer la mujer de mi amigo los había descubierto justo en pleno acto sexual.

Desde afuera podía escuchar como la mujer de mi amigo lloraba y gritaba desconsolada. La amiga traicionera le decía a mi amigo: ¿Dónde está mi calzón? y Harrison no decía ni pío.

Después de un rato salió la amiga traicionera toda golpeada y caminó rápidamente hacia Tres Marías. Mi amigo y su mujer se quedaron discutiendo un rato más y también salieron, mi amigo mirando al piso y la mujer con cara de diablo. Al pasar junto a mí la mujer me lanzó una mirada de odio como nunca antes había visto.

Entré a mi cuarto y limpié todo el desastre.

¿Quién diablos le había avisado a la mujer de mi amigo que Harrison estaba con la mejor amiga de ella en mi cuarto?

La verdad es que fui yo. Yo hice la llamada ¿y por qué? Por tres razones. La primera es que mi buen amigo estaba siendo infiel con la mejor amiga de su mujer, y eso señores, eso no se hace. Segundo, la amiga de la mujer también tenía que ser castigada, ¿hacerle eso a tu mejor amiga? Hay que ser bien basura, por más bruja que sea la otra.

Tercero y no menos importante, la mujer de mi amigo, que en realidad no les había hecho nada a ellos, creo yo, pero a mí sí. ¿Cómo alguien en su sano juicio puede decirle a un cumpleañero: ‘’vete a la mierda’’ y encima reírse?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS