Alguna vez han sentido

como el piso se les cae

y sienten que van cayendo

y cayendo sin fin…

alguna vez han querido

retroceder el tiempo

y volver a vivir un momento

exacto, para volver a sonreír,

alguna vez tuvieron la necesidad

de arrodillarse y mirar al cielo

para pedir, algo a alguien

que supuesta mente esta allá arriba

tal vez algunos no, otros si

y pocos quizás, pero yo era capaz de cambiar

mi vida, por la de mi madre

y esta es la historia de ella.

Tenías apenas veintiséis años

cuando una enfermedad te detectaron,

para entonces ya te habías casado

y dado a luz a dos niñas.

Yo no sabía, ni entendía nada

hasta que tuve diez años

y vi como por primera vez

te desmallabas en brazos de mi padre,

llegue a ver el momento exacto

de cómo la angustia

se apodera de una persona

y como esta actúa sobre ella,

los gritos y la desesperación

que salen de lo profundo

de tu alma en busca

de alguna solución.

Ese mismo día te fuiste,

en una ambulancia

a toda prisa y sin despedirte

y yo no sabía a donde,

después me entere que te ibas a otra ciudad

que estabas mal y necesitabas atención

de personas profesionales

que podían ayudarte a salir de esa situación,

era pequeña y solo recordaba

que estabas pálida, desvanecida.

Solas nos quedamos, sin padre ni madre

pues no teníamos opción

dos criaturas solo estorbarían

en una ciudad que no conocían.

Un año y medio pasó y no te veíamos

y en todo ese transcurso de tiempo

pasó, una navidad, un cumpleaños

un San Valentín, un carnaval, un amor de madre,

pero sabes que….

eso no importo

tú vivías, respirabas

y aun seguías con nosotros,

estabas a salvo, pero tener una vida cuesta,

y a ti sí que te costó mamá

dejaste de comer lo que te gustaba,

dejaste de salir por el daño que el sol te causaba,

dejaste de viajar por el dolor que esto implicaba

luego más adelante, tu cuerpo cambio

tu cabello, rubio y largo se cayo

tu piel blanca y sedosa, se enrojeció,

pero tu alegría se fortaleció

tus ganas de vivir se multiplicaron

tu risa sonaba más fuerte

y tus actos eran puro amor.

Con tú corazón cero rencores

crecimos tan felices, pero tan felices

que había días en los que olvidábamos

todas esas grandes cicatrices

que tú como madre sola cargabas

aprovechamos todo, cada segundo

cada minuto, cada hora, cada mes, cada año

lo vivíamos, estábamos juntos

y nuestra unión era algo asombroso

ese amor de familia que yo nunca sabia

que existía, la viví contigo y gracias

a eso tengo los mejores recuerdos de mi vida.

Un quince de enero una llamada llego

“tu especialista falleció”

ya no hay quien te trate

ya no hay quien te mantenga como antes

ya no hay un doctor que cure tus males

ese día todos tuvimos miedo

no sabíamos que íbamos a hacer,

donde ir, o a quien acudir.

Para entonces yo ya estaba en la universidad y vivía sola en otra ciudad,

al no saber de ti la angustia me llenada todos los días,

sin embargo tus llamadas en las que me decías que estabas bien

me confortaban y alegraban,

pero eran mentira, estabas mal y lo sabias

y no me lo decías

porque tu sueño era que yo estudiara

y mi hermana se graduará,

a pesar de todo eso tu seguías sonriendo

tú seguías luchando y siendo fuerte

tu seguías viviendo

hasta que un día tu cuerpo dijo no,

nosotros no teníamos la cura

y lo peor de todo es que no podíamos

hacer ¡nada!;

te veíamos desvanecer y nadie nos ayudaba,

llegaste a tu limite

y otra vez como hace quince años

te vi partir en una ambulancia,

te vi irte de nuevo.

Luego de meses sin tenerte cerca

te volví a ver, y te vi tan delgada,

tan marchita, tan cansada,

que solo lloraba sin que nadie me vea,

en busca de respuestas acudimos

a la ayuda divina, tu eres tan católica

que siempre rezábamos juntos

y pensamos que el pedir, ayudaría

toda la fe que yo tenía, desde que era una niña

hasta ese entonces, salió de mi ser

con el más profundo sentimiento

de aceptación por parte de Dios ante ti,

y entonces todos rezamos tanto,

rogamos y suplicamos tanto por ti

que Dios se apiado de nosotros

y te dejo unos meses más,

meses en los que él quería que vivieras

los momentos que tanto deseabas

y anhelabas como madre, luchaste por eso

y lo lograste, estuviste en nuestros mejores momentos,

pero luego de eso todo cambio

Dios dijo he cumplido tu última voluntad

y los meses en los que nosotros creíamos

que serían para siempre se desvanecieron,

convirtiéndose en los más dolorosos para ti

tus pies poco a poco se fueron oscureciendo

he hinchando y tu hermosa sonrisa

se fue perdiendo hasta que desapareció.

Recuerdo como pasábamos de clínica en clínica

como gritabas de dolor

y le pedías a Dios que te lleve

a su lado para estar mejor.

Mi madre con tantas ganas de vivir

ya no estaba, ya no podías mas

esa maldita enfermedad te estaba matando

y nadie, nadie te pudo salvar.

Me llene de iras, me odiaba

no sabía qué hacer,

y ya no sabía cómo mas pedir a Dios

que te deje conmigo,

terminaste en terapia intensiva

y yo pensé que era fuerte

porque tú me lo enseñaste

y me lo demostraste,

quería entrar a verte

y cuando estuve parada frente a ti

me colapse,

no pude…

tú cuerpo estaba tan lleno de tubos,

tus manitos estaban tan frías,

tu piel estaba llena de moretones

y tus labios tan blancos y secos

estabas sin vida…

no recuerdo mucho mas

caí en un aviso del cual hoy

no puedo salir…

no acepto y nunca aceptare

el hecho de que te hayas ido

el hecho de nunca más poder tocarte

porque hasta hoy no lo creo…

El tiempo ha pasado y yo sigo sin saber qué hacer,

o que decir cada vez que me preguntan por ti

el dolor y los recuerdos caminan en mi mente y me hacen arder

al saber que nunca más te volveré a ver.

Tu partida arrancó mi corazón,

destruyo mi fe y alejo la felicidad de mi

encerrándome en una profunda depresión

al saber que te perdí.

Caminando por la casa veo y siento

como tu ausencia se aprecia en cada rincón

y el solo eso echo de caminar me basta

para entender que ahora solo vives en mi corazón,

es increíble como la vida te cambia, de un día para otro

y te das cuenta que esa persona era la base de tu existencia

y ves como pasas de tener una vida feliz y llena de amor

a una triste y sin razón,

nadie entiende como me siento

incluso piensan que exagero

que esto ya paso y que fue algo pasajero

piensan que este dolor es simple adulación…

Y no, no lo es, ni lo será,

cuando una persona pierde a alguien

es fácil decir lo siento, todo mejorara

y uno finge escuchar, pero no se confíen,

no importa los días, los meses o los años

que haya pasado, es el recuerdo el que mata

el imaginar sus pasos, sus actos

su risa, su voz, sus caricias…

Uno sabe y es consiente que nunca mas

sentirá el calor de sus manos,

su voz dulce mezclada con una risa

sus típicas frases y sus palabras.

Todo eso es lo que realmente te llena de miedo

ese miedo que sientes que vas a olvidar

y ya no podrás ni acordarte de su voz,

esa voz con la que te decía: “Te Amo”.

Cuando comprendí que nunca más te vería

mi corazón se endureció

pues yo no quería

que nadie viera lo vulnerable que ahora soy,

familia y amigos, todo cambio, mi vida

dio un giro total, la mitad de la familia

se perdió y las amistades no entendían el dolor

pues difícil es el creer que una persona te haga tanta falta.

No sé si existirá vida en el más allá,

no estoy segura de la vida eterna

del paraíso y la paz plena

pero estés donde estés,

yo sé que vez como todo se desmorono

pues no solo yo sufro tu partida,

mi padre se ha hecho más viejo

mas abatido, más débil…

Ahora es él, el que miente

el que dice que está bien

el que finge comer

y sonreír…

Mi padre se convirtió en mi mamá y

el dolor de tu partida lo guardo

en un rincón de su corazón solo para él

y no lo demostró ante nosotras….

Actualmente cada uno vive con ese recuerdo

de no defraudarte, aunque no estés aquí

físicamente, cada uno llora a escondidas

del otro, fingiendo que cada uno es fuerte.

Hoy solo me quedan tus fotografías

en las que se refleja tu felicidad

la cual nos hacía sonreír y ser felices

a nosotros también.

Éramos realmente felices y no lo sabíamos

y ahora que no estás solo vivimos por vivir

pues ya no tenemos una emoción

esa llama que solo tú nos dabas.

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