Nací a los 26

Querida vida mía,

hace dos años pensé que te perdía y que nunca volverías a ser la misma.

En lo primero me equivoqué. En lo segundo acerté.

Hace dos años vi tu mano tendida, invitándome a conocerte de verdad, por primera vez.

Gracias vida mía.

Perdóname por haber tardado tanto en mirarte a los ojos, por haber dejado que los dogmas y el prejuicio me impidieran ver.

Ver siempre.

Ser consciente.

Amar siempre.

Amar incondicionalmente.

Perdóname vida mía, por creerme mejor por invocar un nombre. Por traicionarme a mí misma a la par. Por abandonar mi ser en el columpio del parque de otros.

Perdóname por no respetarte antes, por tratarte como si pudiera tenerte sin vivirte.

Perdóname por creer que volverías si te perdía, y no valorarte antes, como te merecías.

Por esperar a morir, para tener otra. Otra vida que no eras tú, que no era mía.

Perdóname por no valorar antes, la libertad que me regalas ahora en cada suspiro. Por no haber sido FELIZ antes, así, con todas las letras y en mayúsculas.

Perdóname por el “antes” vida mía.

Gracias por el “ahora” vida mía.

Gracias por despertarme del sueño ese 17 de enero.

Gracias por darme otra oportunidad.

Por enseñarme que soy capaz de tomar mis decisiones, esas que eran mías y de nadie más.

Por recordarme que mi tiempo es mío, y de nadie más.

Gracias por transfundirme dosis diaria de Pensamiento crítico. Gracias por enseñarme a jugar con mis emociones hasta conocer las normas del tablero.

Gracias por tu abrazo de tolerancia, por desprenderme del miedo a lo diferente. Por enseñarme a leer, escuchar y entender. Paciente, profundamente.

Entender que no se nada, pero algo más que ayer, y algo menos que mañana.

Gracias vida mía por regalarme las gafas moradas de la igualdad, por permitirme ser arcoíris y celebrar el orgullo de la libertad.

Gracias por llenarme de integridad, inflarme de coraje y ser mi grito de verdad. Gracias por tu paz.

Gracias vida mía por dejarte bailar, reír, cantar y sentir.

Nací a los 26, y todo fue gracias a ti.

Gracias por dejarte vivir vida mía.

Te prometo que mantendré tu mano asida

… y no soltarte jamás.

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