Se emprende el viaje al subir al carrusel de colores, en caballos de madera desgastados, en vueltas interminables acompañadas de bombillas viejas que alumbran su eterno camino constante, el olor dulce del aire, la mañana soleada, la melodía empalagosa y repetitiva, la mochila rosa llena de juguetes y la sonrisa de papá y mamá esperando expectante en el mismo punto en cada vuelta…

Ha transcurrido el tiempo y el carrusel va perdiendo los colores que tenía, se pinta después en nuevas tonalidades que contrastan con emociones grises años atrás inexistentes, algunas de las bombillas se terminan de romper, el aire se tornó frío, la mañana esta nublada, la melodía es insípida, la mochila ya no tiene juguetes ,mamá y papá dejaron de sonreír, debe ser momento de bajar…

El carrusel no se detiene, da incluso la sensación de ir mas rápido y sin control, la única melodía que ahora suena son los latidos de un corazón asustado, ansioso, perdido…la mañana nublada se volvió tormenta, mamá y papá no están mas, los caballos se volvieron incómodos y sombríos, parece que todo se cae al rededor, el viejo carrusel cruje con los azotes del viento como si estuviera próximo a arrancarse del suelo destinado a sucumbir. Las pálidas mejillas se ahogan en lágrimas y los ojos se cierran al apretar con fuerza la pequeña soga que servía como rienda del viejo caballo de madera y en un momento todo se silencia…

Las pestañas se levantan cual cortinas una mañana de domingo y la suave brisa danza entre castaños cabellos y piel morena, algunas bombillas son nuevas, otras aún titilan, hay caballos de antaño y otros novicios con olor a pino. En el cielo se pintan los arreboles con el sol risueño a sus espaldas y un simpático melifluo viaja por el aire e invade el alma y ahora la mochila está llena de girasoles e historias…El carrusel sigue manteniendo su esencia, con nuevos colores naranjas y violetas pero es el mismo, ya no hay deseos de bajar, pues los caballos giran a la velocidad que desean los sueños y los engranes de la razón…

Y cuando todo está en calma el espíritu entiende que el viaje continúa con vueltas interminables en el viejo carrusel de colores.

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