Luna de ausencia

No te veo desde anoche y la luna ya no quiere aflorar. Se siente inquieta y a cada dos por tres me viene a despertar. Me habla entre susurros de silencio estelar y dice que las constelaciones hoy no se consiguieron aunar. Cree que su plenitud se está comenzando a debilitar e incluso algunas de las estrellas que conseguían hacerla chispear, apenas la quisieron ahora saludar. Desde tu partida no ha parado de cavilar y así entre sueños de polvo espacial y bruma lunar, ha empezado a hilar un reluciente manto boreal. Me asegura que va a ser el más suave y candente jamás tejido en un cielo de oscuridad y promete que lo usará para venirme a arropar, en las ausencias de tu rostro y el anhelo de tu perfume de azahar.