Amor a la Sabiduría, un descontento con la realidad

Desde principios de formación se nos dice que debemos referirnos a los conceptos según sea la respuesta que te indique un diccionario. Sin embargo ¿qué sucede cuando se trata de filosofía?

Tenemos en cuenta por hecho que, la manera etimológica de expresar filosofía es a través de lo común divulgado un «Amor por la sabiduría». Es decir, el pensador desea la sabiduría. Desea un saber. ¿Qué tan posible es el alcance de ese saber?

En esta segunda interrogante entra un poco mi pesimismo. No estamos, ni estuvimos en un tiempo para pensar que la sabiduría es algo accesible en su totalidad en cuanto a deseo de saber se refiere, sino que estamos sujetos al descontento e impacto de no poder llegar a la respuesta.

La Filosofía más que dar respuestas, («sabias») busca la manera de seguirse preguntando. ¿preguntándose qué? Si bien, las preguntas son abiertas a cualquier campo filosófico y científico, un ejemplo son; los modos en que se nos presenta la realidad o los dispositivos que ejercen un poder para su estabilidad.

Las cuestiones puestas del sujeto parten desde un desorden del descontento. Es decir, desde una apertura a la cuestión filosófica a partir de un desorden del orden establecido de una idea.

pero ¿no es acaso esto la filosofía? un descontento con la realidad. un deseo de seguirse preguntando aún sabiendo que la respuesta como verdad es imposible.

En la actualidad hace falta más desorden de ideas establecidas como verdades absolutas para estimular el deseo de pensar por si mismo. De pensar por el descontento.