Alma mía, en este momento de incertidumbre y desconcierto que estoy padeciendo, en este valle de lágrimas cristalinas que brotan de un manantial oculto, que fluye en lo profundo del silencio. Solo deseo saber, si aún estás conmigo, si aún sigues existiendo dentro de mí. ¿Porque es que ya no logro sentir tú presencia en mí agónico existir? ¿Sera que has decidido abandonarme? ¿Dejarme solo ante la llegada inminente de mi trágico final? ¿Sera que mi agónico y tormentoso existir te ha obligado a no despedirte de mí? ¿O la trágica parodia de mi vida ha logrado que al fin, te avergonzaras por completo de ser parte de mí existir? ¿Por qué no logro sentirte, porque no logro escucharte, porque ya no me guías en la oscura tormenta, porque ya no me das esperanza ante la desazón, porque ya no logras disipar las tinieblas que oscurecen mi frágil corazón? Y si es que aún logras coexistir, en lo profundo de ese tétrico abismo oscuro que genera mi sentir, siendo parte de mi todo, siendo parte de mí y lograr motivarme a soportar, el calvario agónico de mi eterno pesar, ¿Cómo es que haces para aceptar, ser cómplice del fracaso de mi débil accionar? ¿Sera que aun mantienes vivas esperanzas en que todo cambiara? Solo dame una señal para poder continuar, una palabra tuya me bastara para sanar. Ayúdame a que pueda lograr reflexionar, sobre todos los errores que me han hecho fracasar y a pesar de mi orgullo lograre aceptar que todo lo padecido no fue culpa de los demás. Cada cual al fin cosecha aquello que en su momento hubo de sembrar y si el fruto obtenido es amargo al destino no hay que culpar. Toda acción que se comete inevitablemente produce una reacción, toda causa produce un efecto y todo efecto tiene una causa en cuestión. Las casualidades no existen nada esta echado al azar, es causalidad existencial, el efecto a procesar. Resulta doloroso tener que aceptar que todo fue mi culpa y no tener a quien culpar. Si aquel evento que ya viviste es un trago amargo de degustar, preguntándote ¿En qué mierda pensaba? ¿Por qué no supe valorar? Soberbios fueron mis motivos no logre ver con claridad. Arrepentirse de los errores cometidos no es motivo de fracasar. No buscar escusas baratas para obtener el perdón, es manera sencilla de aceptar nuestra imperfección, que nos guio hacia el fracaso, que nos conduzco al error, que nos mutila en silencio sin ninguna compasión.

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