31 de diciembre en el Hospital….
y como todos los años, llega el 31 y nos ponemos mas sensibles, buscamos ese abrazo diferente , esas palabras de aliento con el otro. Nos tomamos unos minutos para mirarnos a la cara con los colegas con quien estuvimos todo el año.
Sin embargo en el Hospital, hoy fue una mañana distinta a la de otros fines de año.
Al llegar al área de internación , como ocurre siempre que hay una festividad, los pacientes querían irse, aunque tan solo fuera de forma transitoria para pasar con sus familias y comenzar un nuevo año en el calor de sus hogares.
Fuera de una habitación , ocupando parte del pasillo se encontraba un grupo de personas totalmente agenas a la realidad temporal. Formando casi un circulo perfecto, tomados de sus manos, recibían el peor informe medico. Ese informe que sabían que llegaría , y que aguardaban con el mayor de los miedos.
Después de meses de tratamiento y lucha contra su enfermedad, Ana estaba perdiendo la batalla. Casi como una replica de lo que ella misma había vivido con su madre cuando apenas tenia 18 años , solo que ahora le tocaba partir a ella. Otros eran los que quedarían para sacar adelante a la familia siguiendo el ejemplo de fortaleza que siempre les había inculcado. Desde el punto de vista medico, poco restaba por hacer , más que brindarle el mayor confort y dignidad posible.
Aquella mañana del 31 de diciembre el resto de la gente , de forma automatizada, circulaba por ese pasillo sin entender la escena o mejor dicho, pretendiendo no hacerlo. Evitando mirarlos cuando igualmente se los sentía.
De repente , fue inevitable ver. Aquellas personas se fundieron en un abrazo eterno y el corredor quedo en un silencio absoluto.
Y ahí estaba yo , sentada frente a la computadora…. observándolos
y juro, de verdad que durante unos minutos, olvide el 31 de diciembre, y me abrace con ellos….
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