Algunas noches extraño tu risa, tu forma de hablar de la vida y esa manía que tienes de decir que eres inmortal. Aún recuerdo esa despedida, esa última noche en la que te rompi el corazon, recuerdo tus ojos llenos de lágrimas y la forma en la que acostaste en la cama mientras sollozabas. Lo que más me duele recordar es como me abrazaste cuando empecé a llorar, sentí como nuestros corazones se rompían poco a poco y perdía a la persona que más amaba.
Esa noche lloré por no poder corresponder tu amor, por que sabia que aunque te amara con mi alma, nunca llegaría a quererte como tú a mi. Fuiste perfecto, entiendas por completo mi desorden, me complementabas, sabias que decir siempre y supiste reconfortarme en esas duras noches. Mientras que yo solo te di por sentado, siempre me iba sabiendo que cuando regresara tu estarías.
Llevo más de un año con este duelo, aún cargo el remordimiento de lo que pasó, de haber lastimado a la única persona que me amo más de lo que me amaba a mi misma. Me arrepiento de haberte dejado ir por amores fugaces, que se fueron con el sol y nunca supieron ser lo que tu fuiste.
Tal vez nunca llegué a sentir lo que siento por ti, creo que nunca podré entregarme como contigo y lo peor de todo es que se que te seguiré buscando, aún en mis mejores días siempre buscare la calidez de tu sonrisa y de tus abrazos.
Quisiera poder volver a esa noche de Octubre, pero ya es muy tarde.
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