Carta al cielo (versión extendida)

Carta al cielo (versión extendida)

Matias Vadala

29/12/2019

Querido amigo:

Hoy, después de mucho tiempo, me dispongo a escribirte esta carta. Esta tarde hablaba con mamá y me contaba lo triste que se siente tu vieja desde que decidiste partir. Créeme que todos queremos traerte de vuelta, pero ella más que nadie. Te fuiste de un momento para otro, en un abrir y cerrar de ojos cambiaste nuestras realidades por completo. ¿Quién iba a decir que somos tan efímeros que podemos desaparecer del plano casi sin dejar huellas? Pero sí, huellas dejaste: en nuestros corazones está tu marca. Me preguntó dónde estarás en este momento, si estás contento dónde estás. Si la gente con la que compartís el tiempo estará tan a gusto de tenerte como nosotros -espero que sí- . ¿Sabés? a veces siento que no supimos aprovechar de la mejor manera nuestra amistad. Tantas peleas y discusiones sin sentido que no pudimos superar, o que nos hayan costado tanto tiempo. Tiempo que no tiene sentido, porque como dije antes, desapareciste de un momento para otro y te llevaste con vos nuestras peleas, indiferencias y, además, todos nuestros recuerdos lindos.

A veces me preguntó si pensarás en los pibes. Si te acordarás las noches que pasamos todos, sentados en las escaleras riéndonos de historias que imaginábamos. Supimos encontrar la felicidad en lo simple y cotidiano. El barrio nos enseñó eso: que con lo poco que teníamos podíamos ser todos muy felices: una pelota, un mazo de cartas, o las monedas que juntábamos entre todos para poder tomar una coca.

Crecimos un poco y aunque cambiaron algunas cosas, la esencia siempre fue la misma: un porrón, un poco de música y poco más faltaba para que la sonrisa se nos dibuje por el rostro. Ni hablar de si podíamos salir a bailar: volver a casa como podíamos, guiados por la senda que el alcohol nos hacía caminar pero sabiendo que hacíamos lo que queríamos, que éramos libres.

Pasó el tiempo y tomamos caminos diferentes: vos por el lado artístico y yo por el lado más «normal». Es increíble, siempre fuiste un soñador. Yo sé que hubo algunas cosas, problemas -que en su momento parecían mucha cosa- que hoy no son nada. Hoy solo me quedan los recuerdos de cuando fuimos felices, de las veces que nos reíamos y de todos los momentos que compartimos. Ojalá nuestros caminos se vuelvan a unir y nos podamos volver a reír, esta vez de lo boludos que fuimos por no dejar de lado nuestros problemas y enfocarnos tanto en las cosas malas, de festejar que somos hombres nuevos y que aprendimos.

Espero poder volver a verte. Pero, mientras tanto, en honor a vos, voy a ser yo el que sueñe. Hoy escribo esta carta al cielo, para que veas que no te olvidé.

Estés donde estés, siempre vas a estar presente.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS