Esa mujer del otro lado me mira sorprendida,

esta frente a mi, con unos ojitos brillosos,

a punto de permitir que el rio se desborde

me ve tan decaída, tan triste, tan sufrida,

con marcas negras bajo los ojos… y, pues… en el corazón;

pero, ¿cómo puede ver tan dentro de mi?

-me pregunto

sigue fija, sin quitar su mirada,

y yo esforzandome en disimular,

que ya son pocas las cosas las que me hacen sonreir

que los viernes por la noche, no son para bailar,

bueno si, pero para bailar en la oscuridad de mi habitación

y con todos esos buenos recuerdos que me hicieron volver a él.

Que las mañanas son de resacas, de tanto que hice trabajar a mi cabeza,

y asi se pasa mi fin de semana, tratando de vivir.

Esa mujer me describe todo eso, con solo verme, con solo posar su mirada en mi,

con solo plantar sus ojitos iguales que los míos brillosos, y ya tarde…

lleno de lágrimas; esa mujer en el espejo me ve con tanta lastima,

que no soporto mas e inundo todo mi ser de su dolor… de sus lágrimas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS