Mi hermana es escritora pero aún no ha parido, Jesús holgazanea en el vientre de su madre, retrasando la llegada del niño. Los regalos, envueltos, esperan un inocente llanto que tal vez traigan los reyes. Yo salgo de viaje, siguiendo mi estrella y dando fin a la bizarra ciudad del olvido.
Cuando pase por tu puerta, miraré para el concesionario de los secos setos y sin llamarte, volveré de nuevo ausente, en tan sólo unos días, emprendiendo otro viaje para ver al niño de tus apellidos.
Hoy quedan tan solo unas horas para cruzar la vega y te pienso, fuerte e inmóvil. Siento que estás tan sordo que no escuchas mi vuelo, no ves mi danza, no hueles mis pasos y estoy tan cerca, que asusto.
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