Por décadas tus hijos han visto tu congoja
en silencio derramando enormes lágrimas negras,
la incesante injusticia de tus riquezas te despoja
pero permaneces firme y con resiliencia sigues siendo patria bella.
Me hundo en un inmenso agujero repleto de pesimismo
con sentimientos de derrota y queriendo sucumbir,
cediendo ante el contagio de ese asqueroso mutismo
que enferma a la sociedad y no le ha permitido resurgir
La indolencia y el egoísmo me invaden de temor
sin embargo miles de voces en un solo clamor,
me rescatan de inmediato de ese letargo abrumador:
Protejamos el ambiente!
Dignidad para la gente!
Que renuncie el presidente!
No más corruptos dirigentes!
Inigualables artistas adornaron estas calles
animando a los marchantes
que bajo la lluvia persistentes,
defendían su derecho de expresarse libremente.
El zanquero levitaba,
los tambores retumbaban
grandes y chicos bailaban
la fiesta de la democracia, la llamaban.
Contra la cotidiana injusticia social
un loco muy cuerdo, ídolo nacional
manifestó su inconformidad con contenido sexual.
Mientras otra dizque figura pública, con su rostro medio cubierto,
orgullosa de sus actos, filmaba su exaltación
destruyendo nuestra ciudad, sin saber que su comportamiento
justificaba la necesidad de una mejor educación.
Ante la presencia intimidante de autoridades arbitrarias
vi como estudiantes frente a ellos se arrodillaban,
pidiendo no violencia para regresar salvos a sus casas.
Pequeños ciudadanos que no alcanzan la cuarta parte de mi edad
nos enseñaron la verdadera empatía, regalando un pequeño pan
a aquellos que por sus familias ejercen un oficio hoy día impopular.
¡Hay tanta sabiduría que su inocencia nos puede regalar!.
De manera descarada, unos pocos mancillaron su propia profesión
y sin escrúpulos se valían de aquellos ciudadanos e inmigrantes,
quienes harían cualquier cosa dada su precaria situación.
Asaltos orquestados por oscuras influencias
alertaron a las gentes anunciando una noche abrumadora,
pero firmes en propósito y desde sus residencias
salieron a las calles con tan sólo una ruidosa cacerola.
Esa bella melodía de alocada percusión
fue de gran sorpresa para una escondida dictadura,
convirtiendo aquella noche de miedo en determinación
con un mensaje contundente rechazando la censura.
Vi hombres y mujeres en los albores de sus vidas
caminando junto a jóvenes con banderas y carteles,
valorando el arrojo que hace años ellos no tenían;
varias generaciones con firmeza exigiendo justas leyes.
Hermosas y diversas mujeres levantaron su voz de protesta
frente al abuso y maltrato por su supuesta debilidad,
que equivocada sociedad; hoy y siempre nos demuestran
que todas ellas son tan fuertes como las valientes Mariposas Mirabal.
Como era de esperarse, sucesos reprochables
opacaron esta fiesta disminuyendo la alegría,
pero con sentidos actos inolvidables
este pueblo rindió homenaje y dijo adiós al joven Dylan.
Pero todo esto no sólo es por Dylan,
también lo es por su familia;
por Arnoldo, por Brandon,
por el pequeño que ora para que a casa retorne su padre policía.
No sólo es por el profesor
también lo es por el doctor
es por ti, por mí,
por nuestras familias;
es para que nos escuchemos
y llenos de empatía
por fin entendamos que juntos venceremos.
Nuestras mentes nunca olvidarán
aquellos días sin igual,
en la historia quedará
este nuevo despertar.
Y si es nuestra decisión
que los libros lo recuerden,
como un nuevo blasón,
aquellos días de noviembre.
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