MAQUILLANDO A LA MUERTE

“Quiero verla hermosa como siempre, como lo vanidosa que fue”, esa es la frase de un esposo que pierde a su pareja, en un accidente donde ella queda irreconocible. El estado en el que queda Ketty es lamentable, pero su pareja no pierde la esperanza de que las manos que la tocaran y prepararan por última vez, la haga ver bella nuevamente.

Ser distraída lleva a Ketty a la muerte, en donde su belleza física no prevalecerá.

Como si lo presintiera, en vida siempre pidió a su esposo que la enterraran, y arreglaran tan bien como si estuviera durmiendo, quería verse bella y ser recordada como una mujer fascinantemente bella. Ese trabajo queda en manos de Fabio Fuentes, un tanatólogo dedicado al arte de preparar y embellecer muertos.

Su primera vez…

Con tan solo 17 años Fabio tuvo el primer contacto con un muerto. Recuerda ver como sus compañeros de clases, poco a poco cambian de color, mientras que otros cerraban los ojos. Un profesor que reconocía su habilidad por el oficio, le pide pasar al frente y demostrar en la práctica todo lo aprendido en las aulas de clases. Fuentes, con muchos pensamientos en su cabeza y con nada de experiencia se enfrenta con la fría muerte. Toma con inseguridad el cuerpo que yace en la camilla. Cuando levanta el cuerpo, hace un sonido propio de una persona muerta, pero que él desconoce. Esto asusta a Fuentes, que tira el cadáver y corre descontroladamente. Después de lo ocurrido Fabio se convierte en la burla del salón de clases. Lo que al principio lo asustaba, hoy es su día a día. Siempre, desde muy pequeño tuvo afinidad y curiosidad por lo muertos, y le alegra ejercer un oficio que pocos harían.

Vea aquí el relato en vídeo del oficio de un Tanatropactor y su oficio con cadáveres.

Embelleciendo a Ketty

El trabajo de Fabio nunca ha sido fácil, él lo reconoce, como también reconoce que los familiares del difunto muchas veces lo hacen aún más complicado.

Ketty, queda totalmente quemada, pocas son las partes de su cuerpo que dejan ver lo bella que fue. Su rostro a lo lejos se ve angelical, su cabellara larga y sus manos delicadas y súper pintadas, muestran su vanidad.

Su esposo le hace saber a Fuentes, que su esposa debe quedar bellísima, que le devuelva su piel de porcelana, para poder darle su último adiós como su vanidad siempre lo imaginó.

A Fuentes no le queda otra opción que cumplir los deseos de su cliente. Empieza limpiando el cadáver, lo que él llama asepxia. Con detergente e hipoclorito de sodio comienza a desinfectarlo y retirar parte de la piel quemada. Luego del aseo corporal, utiliza algodón para taponar el orificio de la boca, hasta llegar a la tráquea.

Los diferentes químicos los prepara en un balde y los inyecta al cuerpo de Ketty. Con crema hidratante masajea alguna de las partes de su cuerpo, las más quemadas las repara con ayuda de arcilla y polvo rojo durante las horas que sean necesarias.

Como puede Fabio moldea el rostro y mejora partes visibles del cuerpo de Ketty. Peina su cabello. Aplica cosméticos: Usa polvo compacto, rubor, pinta las cejas y la viste como la vanidosa dama que siempre fue. En el féretro, su esposo y familiares vuelven a ver a Ketty tan bella como si estuviera tomando una siesta. No solo preparar los cuerpos para que no se descompongan es la tarea de Fuentes. A él también le toca ser artista y embellecerlos.

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Los tanatólogos aunque se acostumbran a la fría muerte, irónicamente hacen lo que les apasiona, algunos casos ni lo conmueven, otros le tocan las entrañas. Fabio Fuentes es fiel creedor que en vida el dinero y el rol social son aspectos relevantes, que a la hora de morir ni siquiera importan.

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