Caer. Y desde el suelo una vez más, ver pasar las nubes correr. Y en tu mente, desteñidas siluetas que el anochecer dejó olvidadas por si acaso decidieras volver.

Pasos discontinuos y el azul de tu estandarte, robando la templanza de quienes precisan ser, de quienes decidieron permanecer inmóviles ante la pesadumbre de lo ajeno.

Firmas tu condena, y el pasado aprisiona tus palabras, desterrando cicatrices que otrora supieron ser merecedoras de caricias, tibias como paños de elocuente lujuria. Tus caderas sudando, y un puñado de gemidos por doquier, estallando en mil silencios otorgados, y esta boca que todo lo condena, que sin sabor relame las oscuras sombras de tu piel, y promete nefastos contratos que bien sabemos no ha de cumplir.

Caer. Y desde lo alto ves, que nada fue y el amor profesado lejos está de ser, que las caricias se convirtieron en rechazos, como vertiginosos latigazos que en su murmurar exigen tu respirar.

Juegas y atraes. Engañas y disuelves. Y renaces creyendo que todo alrededor nuevo será, que las dudas se disipan y la tiranía que a tus manos adormece, ya no es tal.Juegas, y perdonas, más allá de saber que aún en la derrota, tu sonrisa perdurará.

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