El dinero no da amigos

Veo en cada esquina un ser maligno, se que me sigue, se que esta en todo momento detrás de mi. Si volteo se que me atrapara y no veré la luz resplandeciente del sol otra vez.

Cargo un rosario conmigo, pero, no servirá de nada, mi alma ya es del diablo, abandone a Dios hace mucho tiempo pensando que el dinero estaba por otros rumbos y ¿Qué fue lo que conseguí? El miedo de ver por arriba del hombro cada vez que estoy fuera de mi guarida, el ver a un ser maligno que tiene una bala con mi nombre me provoca ansiedad.

Quisiera que todos los sentimientos se acabaran, ni las drogas logran que este con calma en mi corazón, me pongo a orar todas las noches. La noche es larga pero el día es eterno, es eterno porque estoy esperando con un arma en mi mano derecha y un rosario en la mano izquierda.

Cuando menos me lo espere entraran con armas de gran calibre y mi sangre correrá como un río, todo por un error de meterme en un mundo que desde el principio sabía que me llevaría a una caja donde todos me llorarían o me mantendría vivo pero en una nevera que es como estar muerto.

Escucho pasos afuera de mi habitación, me siento preparado para enfrentarme a los infieles que los verdes me acercaron. Prendo un cigarro de hierba de alta calidad, esa misma que yo vendía, esa misma que me dio gran cantidad de dinero pero infelicidad sin darme cuenta, cargue lentamente mi arma y me quede en silencio esperando a que se pararan cerca de la puerta.

Apenas escuche el picaporte la primera bala salio disparada del cañón, antes de que el casquillo tocara el piso, salio el segundo y el tercero. Salían como si de una ráfaga se tratara, hasta que la pistola no tenia más balas, le di una ultima fumada al blunt que estaba quemando con calma. Les grite «entren desgraciados antes que me arrepienta y ponga otro cartucho».

El picaporte sonó de nuevo pero esta vez no hubo una lluvia de balas, al abrirse la puerta de par en par, visualice el cuerpo de un niño de alrededor de quince años lleno de balas, me puse de rodillas, las manos en la nuca y con risa burlona les dije «vamos dispara cabrón o necesitas mandar niños para que me maten», retumbaron mis oídos al escuchar la detonación y no fue lo único que exploto. Exploto mi cráneo en mil pedazos esparciendo mi cerebro por todos lados.

Todo por tomar la peor decisión de mi vida que fue creer que todos me serian leales por estar en la calle, los leales están en la calle o en la mejor situacion de tu vida, las personas que en verdad te son leales estarán contigo sin importar el lugar.