Debo admitirlo, es extraño pensar que todo va a cambiar de una forma tan drástica, decirle adiós eterno a los besos, a las caricias únicas, tal vez extrañas, pero llenas de amor, decirle adiós a los momentos de pasión, incluso, tal vez, a hablar todos los días contigo; pero me he dado cuenta que los seres humanos nos acoplamos al cambio, después de muchas batallas con nuestra mente, nos damos cuenta de eso y en este momento, solo se está dando la declaración de guerra.

Aunque esté tranquila, también tengo miedo; miedo de lo que la vida depara, de explorar, de pensar, porque lo cierto es que, en todos mis planes de vida, tu presencia existía, y aunque sé que todavía estarás allí, no será de la misma forma en que creí que lo ibas a estar. Pero más que eso, me aterroriza no encontrar a alguien que me haga sentir mariposas en el estómago, que haga que mi corazón se acelere y, aunque suene loco, incluso materialista, que a la hora de hacer el amor… no le interese mi placer, o peor aún, que a mi no me interese el suyo.

Solo estoy segura de dos cosas; la primera, que todo esto va a ser difícil, pero me enseñaste a ser fuerte, a amarme, y ahora, es el tiempo de llevar todas esas enseñanzas a cabo. Y la segunda, sé que habrán momentos en los que me sienta débil, incapaz de comerme el mundo, como tú estás seguro que soy capaz, pero te tendré ahí para abrazarme y llenarme con tus bellos consejos que me han servido durante todo este camino, por eso nunca estaré sola, te tendré a ti, mi amor incondicional.

Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca se romperá. Siempre diré que tú eres mi hilo rojo por una razón; la leyenda no especifica que estas dos almas están destinadas a ser una pareja, solo que deben conocerse, y como este hilo no se puede romper, nunca dejarán la vida del otro. Por esto, tú eres mi hilo rojo, porque sé muy bien que nunca dejarás mi vida, y nunca dejaré la tuya.

Un rompimiento implica la desaparición de lazos entre ambas personas, por eso no lo quiero llamar así, por eso, por más cursi que suene, decidí llamarlo… amanecer; porque el amanecer es el paso de un día a otro en el que van a haber nuevas sonrisas, risas, carcajadas e incluso lágrimas, nuevas experiencias. Un nuevo día en el que ya no es 21, sino 22, pero el mes, en este caso, es el mismo, la esencia del nuevo día sigue siendo la misma que el anterior, noviembre, y ¿cuál es la esencia de nuestra relación? El amor, un amor que nunca se irá, un amor especial, único, rarito… como nosotros.

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Este es el texto más difícil, pero a la vez más fácil que jamás haya escrito, porque es el adiós al tiempo más hermoso de mi vida, pero el inicio… ¿el inicio de qué? No lo sé ¿de mil cosas? ¿de una? Solo el tiempo me dará esa respuesta pero aunque aterrada, estoy emocionada, pero aterrada, pero, a pesar de todo, siempre tendré a mi amor incondicional a mi lado.

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